Mi Secreto: La Rosa De Crista...

By kaly_an7

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Calix no buscaba tener la vida perfecta, solo una en donde sus secretos estuviesen siempre bajo la sombra. No... More

NOTA IMPORTANTE
DATO IMPORTANTE
Mi Secreto: La Rosa de Cristal
🪶PROLOGO🪶
🪶CAPÍTULO 1: El comienzo de algo🪶
🪶CAPÍTULO 2: El llamado de los ángeles🪶
🪶CAPÍTULO 3: ¿Quién es él?🪶
🪶CAPÍTULO 4: Un invernadero🪶
🪶CAPÍTULO 6: La muerte de un cuervo🪶
🪶CAPÍTULO 7: Y de nuevo él🪶
🪶CAPÍTULO 8: La usurpadora de la primavera🪶
🪶CAPÍTULO 9: La bruja de cabello azul🪶
🪶CAPÍTULO 10: Un cuarto en desorden🪶
🪶CAPÍTULO 11: Ángel estancado🪶
🪶CAPÍTULO 12: Un lugar tan seguro🪶
🪶CAPÍTULO 13: Han Burger🪶
🪶CAPÍTULO 14: Brujos, reinos y cenizas🪶
🪶CAPÍTULO 15: La heredera del príncipe hada🪶
🪶CAPÍTULO 16: La cadena de un Rastra🪶
🪶CAPÍTULO 17: El ángel que se convirtió en Rastra🪶
🪶CAPÍTULO 18: Años oscuros, salvajes y sangrientos🪶
🪶CAPÍTULO 19: El lado oscuro y aterrador de un hada🪶
🪶CAPÍTULO 20: Recuerdos robados🪶
🪶CAPÍTULO 21: La corte real de las hadas🪶
🪶CAPÍTULO 22: Giros inesperados🪶
🪶CAPÍTULO 23: No puedes confiar en un ángel🪶
🪶CAPÍTULO 24: ¿Por qué Calix se siente como Azul?🪶
🪶CAPÍTULO 25: La privacidad de un recuerdo🪶
🪶CAPÍTULO 26: Una ilusión dolorosa y sangrienta🪶
🪶CAPÍTULO 27: La cadena de ángel🪶
🪶CAPÍTULO 28: Primer portal🪶
🪶CAPÍTULO 29: Portadores de recuerdos🪶
🪶CAPÍTULO 30: En un pasado Azul, en un presente Calix🪶
🪶CAPÍTULO 31: Tres recuerdos significativos🪶
🪶CAPÍTULO 32: El diario🪶
🪶CAPÍTULO 33: No existe alguien en quien confiar🪶
🪶CAPÍTULO 34: Llegada inesperada🪶
🪶CAPÍTULO 35: La flor🪶
🪶CAPÍTULO 36: Cuarto portal🪶
🪶CAPÍTULO 37: Entre cenizas 🪶
🪶CAPÍTULO 38: El jardín🪶
🪶EPILOGO🪶
CANCIONES DE LA NOVELA
AGRADECIMIENTOS
NOTICIAS

🪶CAPÍTULO 5: El sendero del bien y el mal🪶

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By kaly_an7

La mirada amenazadora de la guardiana lo hizo temer, pero no podía caer sublime a ella. La respectaba como cualquier otro ser, pero en esta ocasión no podía seguir sus órdenes.

—Sabes que estás haciendo las cosas mal —dijo Brindy—, metiéndote en un lio que podría ocasionar tu destierro.

El hada inclino la cabeza, sin decir una sola palabra.

—Conozco a tus padres desde hace mucho tiempo Flynn —murmura, paseando entre las flores, rozando con sus yemas cada una de ellas—, y les he ganado aprecio, pero eso no impedirá que te cause daño si esa chica sale lastimada.

Flynn se percata de como la flor se marchita ante su tacto. Pasa saliva ante aquel acto, porque, así como la guardiana podía brindar un poco de vida, también podía robarla, marchitando al desafortunado como aquella rosa.

La guardiana lo mira.

—Todos tenemos oscuridad en nuestra alma, unos más, otros menos —murmura— pero su caso es diferente, todos lo saben, incluso ellos —hace una señal hacia el cielo—. Piensa bien en que sendero quieres caminar, si en el del bien, o el del mal.

Era una niña, pero con un rostro muy severo, que recalcaba y delataba su verdadera edad.

—Guardiana de la primavera, sé que usted busca protegerla, como pocos, porque conoce la verdad que muchos ignoran, pero todo lo que he hecho y hago no es para mal, jamás le haría daño —asegura.

—Vives engañado Flynn, confiando en la palabra de alguien que dice ser tu amigo, desafiando muchas reglas e ignorando mi autoridad —menciona.

Flynn está a punto de contradecirla, pero ella habla de nuevo.

—Solo eres una herramienta para él, puedo asegurarlo, como el hecho de que él está aquí, escuchando todo —deja viajar su mirada por el invernadero—. Y escúchame bien ángel, como utilizaste, utilizado serás —se dirigió al intruso, para seguido avanzar a la salida—. Te veo en la corte de las hadas Flynn, porque dudo que esto salga bien.

En el momento que se fue, el ángel salió de entre las sombras.

—No la escuches, a ellas les gusta manipular —dice, al cruzar mirada con el hada—, y más si está en juego el título que obtuvo a base de sangre.

No era un se secreto entre los reinos, que el pasado, cuando los reinos se estaban enfrentando, no solo hubo guerra entre naciones, también entre los miembros de una misma comunidad, y todo por no coincidir en ideas, provocando que se dividieran, terminando al final unos con otros, manchados sus manos con sangre, de aquellos que alguna vez llamaron madre, padre, hijo y hermanos. La prueba de ello era Brindy, quien termino con su hermana, la guardiana de la primavera, para tomar su título, que hasta ahora ha mantenido.

Y aunque ahora aparentara ser alguien leal, y la viva voz de la sinceridad, como portadora de un alma pura, la realidad es que sus manos estaban manchadas a causa de sus prejuicios y avaricia. Porque prefirió la matar a su hermana, antes de permitir que la creatura que llevaba en su vientre, producto de un romance con un tenebris llegara al mundo, considerándola una traidora.

🪶🪶🪶

Cuando el taxi se estaciona frente a su casa, Calix sale corriendo hacia la entrada. Y tan pronto se encontró dentro la seguridad de su hogar, envuelta en una calidez reconfortante, se encamino a las escaleras, en dirección a su habitación para tomar una ducha.

Su baño fue rápido a consecuencia de que el agua estaba demasiado fría y había olvidado encender el calentador. Con una toalla envuelta en su cuerpo, se apresuró a cambiarse, mientras se percataba por la ventana que la lluvia había cesado.

Hambrienta, descendió a la cocina, tarareando This is Twice Now. No había comido su almuerzo y tenía la suficiente flojera para no querer cocinar algo, por ello fue en busca de su mochila y al encontrar su objetivo, se dispuso a devorarlo, mientras encendía la televisión y miraba algún documental sobre la posible existencia de sirenas.

Los minutos pasaron, y para cuando se percató de la hora, torció la boca, al descubrir que su madre de nuevo había hecho horas extras. Levantándose del sofá, apago el televisor y fue a lavar su lonchera, pero mientras la enjuagaba y colocaba en su lugar, se percata de una luz azul que se reflejaba en la pared de la cocina.

Se acercó a ella, y observo con interés, para después dejar viajar su mirada por toda la cocina, buscando el causante de aquel reflejo, pero no fue hasta que puso su mano y siguió la luz, que descubrió que provenía de afuera, para ser exacta, del bosque.

Recordó en ese momento las palabras de aquella guardiana, pero el bosque que se encontraba frente a ella era de su casa privada, el cual compartía con sus vecinos, que rara vez salen de sus casas o pasan tiempo en ellas, al igual que su madre, personas ricas muy ocupadas para no saber qué hacen sus hijos cuando ellos no están.

Curiosa, avanza a la puerta trasera, en el momento exacto que comienza a llover.

Maldijo, dispuesta a entrar de nuevo a la casa, pero aquella luz misteriosa apareció de nuevo, haciéndola dudar.

Su mirada viajo del bosque a la puerta trasera de su casa, debatiéndose entre cuál de las dos opciones debía elegir. Si entra a casa, evita un resfriado, pero si escoge el bosque, descubre de dónde proviene aquella luz. Dominada por la curiosidad, avanza hacia el bosque.

Mientras más se adentra, más empapada se pone su ropa, y el aire helado que corre no le favorece mucho. Y para empeorar la situación, comienza a estornudar.

Su plan desde un principio había sido evitar un resfriado a toda costa, pero las circunstancias parecían querer otra cosa.

—Esto me costara un buen resfriado —murmuro para sí misma.

Sin dejar de estornudar, piensa es ese viejo dicho sobre «la curiosidad mató al gato». En su mente, aparecen las palabras de Flynn sobre aquel dicho.

«La curiosidad no mató al gato, él se suicidó al ver la realidad de las cosas.»

En este momento, esas mismas palabras la vuelven a asustar como lo hicieron en el pasado. Nunca entenderá por completo qué fue lo que descubrió el gato para querer suicidarse, pero tampoco le interesaba averiguarlo.

Después de caminar durante quince minutos, la lluvia cesa, pero aún el cielo se muestra nublado, al igual que el aire sigue corriendo, provocando que temblara de pies a cabeza.

Al llegar a su destino, ve un tronco cortado a la mitad, por lo que se acerca a él, notando un hueco no muy profundo, en donde hay un tipo de material fragmentado.

Sin poder evitarlo, su mano viaja a la arena para comprobar si era real, ya que brillaba como pequeñísimos diamantes, pero tan pronto su pie hizo contacto con ella, está la corto, provocando que gotas de sangre cayera sobre la arena.

El sonido de un trueno la sobresalto, apartando su mano con rapidez al pensar que el sonido provenía del tronco.

Su vista viajo al cielo cuando el lugar se ilumino ante un relámpago, que lo partió en mil pedazos. Siempre le han encantado los relámpagos, pero detestaba los truenos.

Calix intento acercarse de nuevo al tronco, pero antes de dar un paso, un rayo cayó sobre él, mandando olas de luz a la redonda, lo cual provocó que saliera disparada.

Permaneció en el suelo adolorida, y cubriendo su rostro ante la luz que este producía y lastimaba sus ojos. Creyó que aquello pasaría rápido, pero al darse cuenta de que no era así, aparto las manos de su rostro, solo para presenciar cómo el rayo permanecía cayendo, como si fuera un cable de electricidad conectado al tronco.

Cuando desaparece aquella extraña conexión, tomo el valor suficiente para levantarse del suelo y acercarse, solo para descubrir que el material había desaparecido y remplazado por una rosa de cristal.

Últimamente, sus días se estaban tornando más raros de lo que ya eran, y no sabía qué esperar al día siguiente. Ni siquiera sabía si esto era bueno o malo, o cómo debía reaccionar al siguiente suceso extraño que viviera, eso la asustaba, porque sentía que estaba en riesgo su secreto.

El sonido de un crujido la hizo voltear a la izquierda, y justamente ahí, había alguien contemplándola, no podía ver su rostro, pero el brillo que desprendía un cuchillo en su mano la alerto.

Calix tomo la rosa y retrocedió un paso, al mismo tiempo que aquel sujeto lo daba. Entonces lo supo, si no salía de ahí, no saldría con vida.

‹‹La curiosidad no mato al gato, y quizá tampoco se suicidó, tal vez alguien lo asesino››. Pensó.

Entonces corrió, con el miedo impregnado por cada poro de su piel, mientras las gotas de lluvia golpeaban su rostro, y las ramas en el camino aruñaban su piel desnuda.

No volteo hacia atrás, ante el temor de ver aquel ser muy cerca de atraparla. Podía escuchar sus pasos, como estos golpeaban contra el lodoso suelo, en el cual Calix intentaba no resbalar. Miro a la distancia su casa, y la desesperación creció en ella.

Estaba cerca, solo necesitaba resistir un poco más. En el momento que logro salir del bosque, dejo de escuchar los pasos de aquel ser. Sin importarle que su curiosidad casi la mata, volteo hacia atrás para rectificar su sospecha, y comprobó que aquel ser se había detenido.

Pero a pesar de ello, no disminuyo su paso, y tan pronto llego a casa, cerró la puerta y miro en dirección a aquel hombre, quien la contemplo por unos minutos más para después darle la espalda y adentrarse de nuevo al bosque.

Su respiración era agitada, y su corazón latía con velocidad, mientras un ardor invadía cada parte de su piel desnuda. Desvió su mirada a donde el dolor era más intenso y palpitante, encontrándose con la rosa de cristal, la cual había cortado su mano al sujetarla con fuerza, y ahora su sangre manchaba el suelo.

Dejando la rosa sobre la mesa de la cocina, fue al lavabo, enjuagando su mano, pero cuando el agua resbalo por ella, limpiando cada rastro de sangre, se percató que no existía ni un corte en su mano.

La inquietud se apodero de ella, al percatarse de su reflejo en los pequeños espejos que estaban pegados en la cocina como decoración. Se acerco a ellos, y contemplo el color azul fluorescente de sus ojos, mientras las heridas de su rostro comenzaban a cerrarse, sin dejar rastro de una cicatriz.

Desvió su vista a la rosa de cristal, la cual aún permanecía sobre la mesa machada de sangre. Dirigiéndose a ella, la tomo entre sus manos y la dejo en el lavabo, mientras el agua caía del grifo y limpiaba los restos de sangre.

Tomando el trapo gris a su costado, comenzó a limpiar la sangre de la mesa, y cuando esta quedo libre del líquido rojo, se inclinó en el suelo y siguió con la limpieza para no levantar sospechas.

—Piensa Calix, todo podría ser peor —murmuro, en busca de desaparecer su inquietud.

Segundos después, se escuchó la cerradura de la puerta abrirse, lo que la hizo ponerse de pie alarmada.

—Creo que hablé antes de tiempo —oculto el trapo en la bolsa de su pantalón y fue en busca de la rosa.

Cuando la tuvo entre sus manos, corrió a las escaleras, pero a medio camino escucho ser llamada.

—Calix, qué te gustaría... —Tan pronto su madre aparto la vista de su celular, sus rasgos se endurecieron—. Espero que tengas una buena explicación sobre tu ropa mojada, señorita.

Calix le sonrió, y oculto la rosa detrás de su espalda.

—Hola, mamá.

Después de un regaño por parte de su madre, subió a su habitación y oculto la rosa de cristal dentro del baúl que tenía al fondo de su closet, en donde guardaba sus libros favoritos.

Mientras el agua caliente caí sobre su piel y la relajaba, procesa con detenimiento todo lo que ha pasado durante el día, dándose cuenta de que a pesar de que tiene una infinidad de poderes, estaba tan desprotegida.

Aun le costaba trabajo creer que no uso ninguno poder para protegerse de aquel ser, olvidando por completo quien era y lo que poseía. Tal vez era hora de dejar de fingir, al menos cuando su vida estaba en riesgo.

Al salir de la ducha, comienza a abrigarse para no atrapar un resfriado, pensando en que tenía que prepararse para lo que estuviera por venir, porque estaba segura de que esto solo era el inicio de algo, y eso no le agradaba nada.

Recostándose en la cama, soltó un suspiro. Estaba realmente cansada, su cuerpo parecía resentido y sus ojos pesaban, eso sin mencionar que su cabeza dolía, por lo que rápidamente quedo dormida.

Sintió la fuerza de un impacto contra su pecho, liberando la espada que sostenía entre sus manos, mientras era invadido por una corriente helada, que se volvió cálida, hasta sentir que ardía en llamas.

Su cuerpo libero una onda, mientras caía. El dolor era palpitante en su pecho, pero en ningún momento cerro los ojos, permaneció con su mirada fija en el cielo. Y de pronto, sintió explotar, siendo rodeado de una luz dorada, que ilumino el cielo oscuro de aquella fría noche.

Calix abrió los ojos, encontrándose con un cuervo en su ventana, el cual gritó y después marchó. Entro en un tipo de trance, al centrar su atención en las plumas que había dejado en el aire y caían con lentitud hacia el suelo, trayendo consigo recuerdo.

Él aire chocaba con su cuerpo, mientras radiaba una intensa luz, y las alas blancas que se encontraban a su costado se tornaban negras.

El sonido de la ventana chocar con la pared ante el viento, la sacó de aquel recuerdo, que le resultaba tan ajeno y a su vez tan propio, ante todas las veces que había aparecido en su mente, como aquel extraño sueño.

Soltando un suspiro, se puso de pie y cerro la ventana. Para seguido tomar una pastilla del frasco sobre el buró para la fiebre, y llevársela a la boca.

No entendía porque tenia sueños extraños cuando tenía fiebre, o porque estos se repetían, pero detestaba sentir el dolor como si lo estuviera viviendo en carne propia.

NOTA DE AUTOR:

Hola brujit@s, como pueden darse cuenta, los capitulos ahora son más largos, porque se que a ustedes les encanta que sea así. 

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