2 miradas sobre mi

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Por la misma causa del jet lag vi el amanecer en la ciudad Nueva York, el panorama era increíblemente indescriptible y parecía sacado de una película. Lastimosamente pronto debía partir hacia la universidad, en mi horario enviado por correo electrónico aparecía que mi primera clase era a las 7:00am. A falta de no tener comida en mi refrigerador de antaño salí más temprano de lo inusual para desayunar por el camino, traté lo más posible de conseguir un departamento cerca de la universidad, pero los arriendos eran carísimos y no podía permitirme despilfarrar dinero, este quedaba a 20 minutos en metro.

Me abrigo bien antes de salir y tener mi primera aventura en la jungla de concreto, me coloco mis audífonos y le doy reproducción a mis playlist el cual solo descargue para pasear por las hermosas calles neoyorquinas. La melodiosa voz de Frank Sinatra inunda mi conducto auditivo, la canción New York me hacía sentir dentro de la película de mi pobre angelito. Evitaba bailar como en una obra de broadway, así que muevo mis manos al ritmo de la canción

Por fortuna un Starbucks se encontraba abierto y un poco vacío, retiró mis audífonos para poder pedir mi orden.

- Buenos días, bienvenida a Starbucks ¿Qué desea? – un chico de por lo menos 20 años me atiende.

- Claro, me das un Croissant Jamón y Queso y un frappuccino mediano por favor. - el chico asiente y toma un vaso mediano junto con un marcador.

- Nombre- mira directamente a mis ojos. Aquella acción hace que baje la mirada y acomode mis lentes. Nunca había coqueteado con nadie, él no lo está haciendo, pero es inevitable no sentirme atraída por él, aquel chico era guapo. - ¿le sucede algo? - salgo de aquella ensoñación y le sonrió como disculpa.

- Lo siento, mi nombre es Rachel.

El chico asiente y yo me dirijo a unos de los asientos que dan hacia el ventanal en el cual puedo ver la calle y las personas caminar. Todos los que pasaban por allí iban vestidos de forma extravagante, todo lucía como en las pasarelas de la semana de la moda. Diría que mi estilo es parecido al de ellos, me coloque una falda que llegaba hasta mis talones y una camisa abotonada hasta el cuello, encima llevaba mi abrigo que al igual que mi falda llegaba hasta los talones, lo único desarreglado era la maraña que tengo por cabello.

- ¡Rachel! - me levanto emocionada por tener mi primer desayuno en esta hermosa ciudad.

Lo tomó y le agradezco por su servicio, vuelvo a mi lugar a disfrutar del manjar mientras sigo viendo a todos pasar, vuelvo a colocarme los audífonos para alejarme del bullicio matutino. El desayuno estaba para chuparse los dedos, quería pedir otro, pero ya era momento de partir hasta el subterráneo, hago todo el trámite para obtener mi tarjeta para los pasajes y lo recargo para todo el mes.

La estación estaba tan llena que no le cabía ni un alma, siempre he detestado la hora pico, en la cual todos salen a trabajar, todos querían subirse al metro para llegar a tiempo, pero algunos casi quedaban sin nariz cuando les cerraban las puertas en la cara, para mi fortunio el que yo debía tomar no había llegado, cada metro que llegaba más personas subían dejando la estación un poco más vacía.

Me emocioné cuando vi llegar el metro que me correspondía Don't Stop Believin de Journey comenzó a reproducirse, el día de hoy nadie me iba a parar y créanme, lo tengo por seguro. Me siento en el primer asiento que veo desocupado y espero a que se ponga en marcha el gran gusano de hierro. Cuando comenzó a moverse fue inevitable sonreír, iba rumbo a mi nueva aventura y aquello me emocionaba. Desde muy pequeña mi sueño era mudarme a esta gran ciudad y vivir todas aquellas escenas de Gossip Girl, sintiéndome como toda una Blair Waldorf, o encontrarme con un hombre rico como en mujer bonita, claro, sin dejar de lado mis estudios, aquello era completamente importante para mi vida.

No me llamo FeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora