39EPILOGO

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Nuestros mejores amigos comenzaron a llegar a eso de las 9 de la noche con regalos de casa y una que otra botella de tequila, nos hicimos en el gran balcón que teníamos y para nuestra sorpresa, cosa que no nos habíamos dado cuenta, tenía un Jacuzzi.

Katherine llego junto con su hermano Michael y el trajo a su futura esposa, porque claramente se van a casar, aun no lo han hecho público, pero solo un grupo reducido de personas lo saben, darán la gran noticia cuando inauguren el nuevo edificio de The universo Daly, empresa dirigida con la mítica Amber Weys, mejor amiga de Michael Pierre.

El timbre del departamento vuelve a sonar, al estar cerca de la puerta la abro, en la entrada se encontraba Noah y Evan, cada uno con una botella de Vodka. Me extraño ver a esos dos aquí, ya que son amigos de Derek.

— Oye sabemos lo que sucedió con Derek, pero yo si te sigo considerando una amiga, me entere por Alex que habías cambiado de residencia y quería felicitarte por este nuevo comienzo y Evan solo viene para ver a Katherine. — se encoje de hombros.

Me carcajeo ligeramente.

— Gracias Noah, realmente aprecio que estés aquí y que me consideres una amiga.

— Chica, siempre puedes confiar en mí, créeme que repudio lo que hizo aquel idiota.

— Ya déjalo estar, no quiero saber nada de él donde quiera que este en estos momentos.

— Eres muy fuerte Rachel, si fuera una de las chicas del grupo hubieras jalado de las greñas la a estirada de Emily. — comenta Evan con su voz varonil.

— ¿la conocían? — enarco una ceja.

— Claro que sí, esa perra siempre estuvo detrás de nuestro chico y estuvo con varios de nuestro grupo. — responde Noah.

— Es inquita con el hombre de goma. — comento para sacarle carcajadas a los dos hombres en frente de mí. — pasen y pónganse como dos. — Me hago aun lado para dejarlos pasar. Pero me detengo cuando veo al mismo chico de la mañana aparecerse en mi campo de visión.

— Ustedes son los peores vecinos que he podido tener. ­

— No tenemos música alta.

— Pero me perturban con sus risas y griterio, tengo un maldito trabajo que entregar y no me dejan concentrar.

— ¿Qué tal si pasa y te relajas un poco? Así nos podemos conocer y darte cuenta de que no somos unos simios y que solo estamos celebrando un gran triunfo.

— No puedo, tu no me ayudaras a resolver un maldito problema de matemáticas.

— O tal vez sí. — cierro la puerta del departamento para quedar a unos escasos centímetros del chico. Ambos de inmediato sostenemos nuestras respiraciones.

Me dedico a ver el chico y analizar cada una de sus facciones. Tenia los ojos color miel, y la tez de su piel era un poco amarilla, sus labios eran gruesos y las facciones de su rostro parecían de un dios griego.

— Yo... yo soy... buena en matemáticas. — estaba tan nerviosa que me trababa al hablar.

— Yo... no...

— ¿Rachel? — una voz ajena a nosotros se escucho y al reconocerla mi cuerpo se tensó por completo.

Al mirar en su dirección ahí se encontraba Derek bastante demacrado y tenía barba.

— ¿Qué haces aquí Derek? — pregunto con seriedad.

— Yo venia para felicitarte por tu nuevo departamento.

No me llamo FeaOnde histórias criam vida. Descubra agora