14 FASE 2

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Dalton.

Su corazón latía con fervor cada vez que sus miradas se conectaban, el clic y los sentimientos no tardaron en surgir, él sabía que la amaba, pero sabía que no podía dañar un alma tan pura y bondadosa como la de ella, se preguntaba constantemente ¿valdrá la pena dejar todo por ella? Ya había sufrido mucho por una mujer, la mujer que lo volvió frio y distante. El Rey se devasto cuando su mujer asesina a su hijo no nacido, sus rugidos se escucharon por todo el pueblo, pero sin temor empuño su espada y la enterró en su corazón. No quería que la misma historia se volviera a repetir, lo iba a evitar a toda costa y engañaría el oráculo por primera vez en siglos.

Mis dedos se movían con rapidez en el teclado, anoche tuvo una revelación divina que le permito escribir por primera vez esta novela ambientada en tiempos medievales y la idea era fantástica y le podría sacar todo el provecho. Estaba tan exhorto que al mirar la hora se le había olvidado por completo ir a la clase del profesor Smith, 2 horas de retraso, ¿ya que me servía ir? De nada, pero de igual manera solo entregarlo y listo. Sin preocuparme sigo con lo mío.

Tomo un receso de treinta minutos para tomar una ducha y comer algo, en casa solamente se encontraban las cocineras Rosa y Zoila, las he visto aquí desde que comencé a tener memoria y debo decir que estas dos mujeres cocinan como los mismos dioses, vuelvo a subir y seguir con mi trabajo.

Mi imaginación volaba cada vez más, con cada palabra que escribía y creo que mi cabeza pronto árdea en llamas si no me detengo un momento, alguien toca a mi puerta y simplemente digo.

- Pase. – Rachel entro a mi habitación luciendo enojada, me preparo mentalmente para soportar lo que me va a decir. Debo decir que me tomo por sorpresa lo que me dijo ya que el profesor Smith nunca había hecho eso, simplemente se le entregaba y listo. – él nunca había hecho eso.

- ¡Pero ahora sí lo hizo! Tuve que darle la excusa más barata y antigua del mundo. - ahora si me encuentro interesado por saber que le dijo. – le dije que estabas enfermos, que tenías clamidia por haberte acostado con una prostituta.

- No dijiste eso. – nadie creería eso de mí, saben que tengo novia.

- Puedes preguntarle a cualquiera y te responderán eso, estoy muy segura que dejaste de ser el más amado por las chicas a ser repulsivo clamidioso, no estoy segura de que esa palabra exista, pero ahora lo eres.

- Está bien, entonces seremos dos. – no se en que estaba pensando en aquel momento, solo tuve el impulso y lo hice y debo admitir que sus labios se sintieron tersos, tan suaves que podía quedarme ahí un buen tiempo. Pero no fue así, un dolor agudo subía por toda mi entrepierna, me separo de golpe y me hinco en el suelo.

Rachel dice algo, pero a duras penas la alcanzaba a escuchar, el dolor era tanto que todos mis sentidos se habían juntado para apoyar al otro, pegaba muy fuerte la condenada y es que en parte me lo tenía merecido, por haber reaccionado de aquella manera tan infantil y por haber tenido esos pensamientos estúpidos, aparte, debía recordar que tenía una novia, una muy linda como para serle infiel con alguien como ella. Ofuscado me deshago de la ropa de casa y me coloca una para salir, quería hablar con alguien en estos momentos, tomo las llaves de mi auto y salgo de casa directamente a la de Justin. Al llegar anuncia mi llegada rápido, apenas las puertas se abren entro y m estaciono detrás del auto de alguien, la verdad me tiene sin cuidado de quien sea, subo casi que corriendo hasta la habitación de mi amigo.

- ¡Wow! – esto tenía que ser una maldita broma.

- ¿enserio hacen reuniones sin mí? - dentro de la habitación se encontraba Justin, Josh y Ross.

No me llamo FeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora