No me llamo Fea

36 ¿Qué carajos sucede?

Me encontraba en casa viendo una serie, hoy me habían dejado salir temprano y lo agradezco, porque estaba un poco estresada por el montón de tareas que habían dejado los profesores y no solo es, los segundos parciales estaban a la vuelta de la esquina y debía estudiar. Pero había algo que me estaba molestando un poco y era que Joey se había alejado un poco de mí y tampoco luego de haber llegado del viaje no le gusta que mencione el apellido Pierre, y no ha querido decirme que fue lo que sucedió estando en Nueva Orleans, dice que mejor lo olvide, que fue un mal entendido. Pero yo no estoy de acuerdo con ello y de alguna u otra forma me enterare de lo que sucedió.

La puerta del departamento se abre y entra el rey de roma con un balde de KFC, últimamente se había vuelto adicto al pollo de ese lugar, solo me lanzo una mirada y se dirigió a la cocina.

Coloque los ojos en blanco e hice a un lado la manta que cubría mis pies, el frio había sido abrazador desde el momento que pise tierras neoyorquinas. Camino hasta la cocina para hablar seriamente con mi mejor amigo de todo lo que estaba sucediendo.

— Joey. — al estar de espalda veo como todo su cuero se tensaba. — llego el momento que hablemos de lo que está sucediendo.

— No está sucediendo nada Rachel. — dice sin voltearme a ver

— Si esta pasando algo Joseph, me estas ocultando algo y eso me esta dañando, porque yo no te guardo ningún secreto.

— Siempre hay una primea vez para todo. — esta vez si voltea, pero la expresión de su rostro es completamente frio y sin sentimiento.

— ¿enserio? —mi voz se entre corta. — tantos años que llevamos siendo amigos jamás me ocultaste nada, siempre fuiste una boca floja para soltarme toda la sopa y ahora te haces el que no sucede nada.

— Ya déjalo estar Rachel. — su cara es de completo fastidio.

— Ok. — sacudo mi cabeza para evitar llorar en frente de él. — espero que no te ahogues con el secreto.

Salgo de la cocina y me dirijo a mi abrigo largo para salir a la calle.

— ¿A dónde vas? — pregunta al salir a la sala.

— Que te importa.

Al salir doy un portazo y me dirijo al elevador.

¿Qué rayos le estaba sucediendo a ese idiota? El que esta allí adentro no es mi mejor amigo para nada en lo absoluto. Afortunadamente el elevador llega al piso y presiono el botón del primer piso.

Lo primero que vi fue a la odiosa de la recepcionista, afortunadamente su acoso hacia los Pierre cuando llegaban al departamento acabo, pero seguía siendo igual de antipática y creída. Salgo a la calle y me dedico a caminar por la calle, no dejaba de pensar en la actitud de Joey, me preocupaba que nuestra amistad terminara por algún mal entendido, o que su novia le diga que no me vea más... esto ultimo no tiene sentido, porque una vez una chica lo intento y termino con el corazón roto. Ambos éramos hermanos de diferentes padres y por más que nos intentaran separar jamás lo lograrían.

Mientras que caminaba, pude ver de reojo como un auto se estacionaba al lado mío, el miedo de inmediato me invadió ya que no lo reconocía, no era de ninguno de mi circulo social.

— ¡Rachel! — una voz grave grita mi nombre.

Giro asustada y parado en medio de la calle se encontraba el enigmático y ex gigolo Michael Pierre, solo que esta vez llevaba el cabello corto. Lo veo tratar hasta los pocos pasos que di y me regala una gran sonrisa.

— Demonios Michael casi me da un infarto. —llevo mi mano al pecho.

— Lo siento. — se carcajea suavemente. — ¿A dónde vas? Ya va ser un poco tarde.