32Dalton VS Derek 2

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RACHEL

— ¿Qué sucede aquí? — ambos volteamos a ver a Derek el cual nos lanza una mirada confusa.

— Eh... Derek yo... — Maldije cuando comencé a tartamudear.

— Entonces es mi hermano quien te gusta. — Me interrumpe Dalton — esto debe ser una maldita broma. — se carcajea.

Horas antes.

Veía como Katherine empacaba toda su ropa en varias maletas, ya iban 6 en total y me impactaba la cantidad de ropa que guardaba algunas hasta incluso tenían las etiquetas de compra. Definitivamente esta chica tenía un problema con las comprar por montón, estoy casi segura que puede abastecer a toda una familia con toda esta ropa y a duras penas yo tengo las mismas de siempre.

— Eres una compradora compulsiva.

— Ya me lo han dicho muchas veces. — ríe. — pero esto pasa mucho cuando eres una diseñadora e hija de una de las mejores diseñadoras de Nueva York.

— No confundas las cosas, pero ¿sabes que puedes donar la ropa que no uses a la caridad?

— Lo sé, pero se me hace difícil despegarme de esto. — toma una de las prendas que tenía en mi mano y se la lleva al pecho haciendo un puchero.

— Todavía tiene la etiqueta Katheriene Pierre. — me cruzo de brazos. — hagamos esto, tú selecciona la ropa que te llevaras a tu nuevo departamento y el resto la donaremos, estoy segura de que le puede servir a algunas chicas, pronto viene el invierno y es mejor estar bien abrigados.

— Está bien, lo hare, pero solo porque no puedo llevarme todo esto.

Katherine comenzó a tomar la ropa que se estaría llevando, mientras que yo salgo de la habitación para ir en busca de bolsas negras de basura, e ir guardando la ropa que se donara, esta vez Rosa y Zoila no se encontraban en casa, fueron al supermercado para llenar la gran dispensa de los Pierre. Entro a la habitación donde se encuentran los elementos de limpieza y comienzo a rebuscar en busca de mi objetivo, pero desafortunadamente lo hayo muy lejos de mí y no hay ningún banquito o escalera cerca para subirme y tomarlo.

Me estiro lo más que puedo y se me hizo inútil.

Pero una mano pasa por encima de mí y baja la caja donde se guardan las bolsas, volteo a ver de quien se trata para agradecerle con todo mi corazón, pero se me hizo mejor callarme y no decir nada.

— ¿Eres Rachel? — asiento con mi cabeza. — ¿Acaso eres afónica? — niego con mi cabeza tragando grueso. — entonces háblame.

— Lo siento señor, es que nunca lo había visto y me resulta un poco intimidante. — digo incomoda.

— Y fíjate, a mí me han hablado de ti. — sonríe.

Definitivamente sus hijos habían salido igual de hermoso que él, y ni hablar de sus ojos azules, el hombre tiene un gran porte y elegancia que podía conquistar a cualquier mujer si quisiera.

— Espero que hayan sido cosas buenas. — rio nerviosa.

— No exactamente. — se cruza de brazos. — solo vengo advertirte que vuelvo a escuchar algo y te pongo de patitas en la calle.

— Eh... señor lo siento si hice algo que lo incomo...

— No me pidas disculpas de nada, no quiero escuchar tus excusas baratas, solo limítate a tu trabajo. — me mira de arriba abajo y sale del cuarto de limpieza dejándome completamente en shock.

No sabía que carajos le había hecho a aquel sujeto para que me tratara de aquella forma, siempre me he limitado a verlos de lejos y tratar a Merdith con respeto al ser mi jefa, los únicos con los que tengo confianza son con sus hijos, porque de alguna forma me han brindado una gran amistad y cariño, sobre todo, diría que, excepto Dalton, pero ha hecho el intento.

No me llamo FeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora