No me llamo Fea

35 Solo somos tu y yo.

Una luz intermitente golpea mi rostro, de inmediato llevo mis manos a la cara y trato de evitar que la luz me moleste, siento mi boca un poco pastosa y una sensación amarga en mi garganta, abro mis ojos y lo primeo que veo es una habitación de hotel completamente ajena a la que yo había estado con Katherine. Me levanto de un tirón y una brisa fresca comienza a recorrer mis piernas, bajo mi mirada a mi cuerpo y solo me encontraba con una camisa negra que me cubría hasta la mitad de mis muslos.

¡Maldición! ¿Dónde carajos estoy?

Escucho una puerta abrirse y al girarme para ver quien era. Derek Pierre se encontraba simplemente con una toalla alrededor de sus caderas, que mala costumbre tienen los Pierre con los baños y sus salidas dichosas del olimpo, todos con sus perfectas miradas y cuerpos tonificados, porque hasta incluso Katherine tiene músculos, pequeños, peor los tiene. Necesitaba tener la receta que utilizan para permanecer tan perfectos como siempre.

O simplemente yo no tengo tanto dinero como para darme todos aquellos lujos que los hacen ver imparable ante todos, sí, yo diría que eso.

— Vaya, te queda mejor a ti que a mí. — Derek se acerca y planta un beso sobre mis labios.

— ¿Qué hago aquí? — es lo primero que pregunto.

— Pues no encontré a Katherine y te traje a mi habitación. — se encoje de hombros mientras se dirige a su equipaje para sacar algo de ropa.

— ¿y por que tengo tu camisa puesta?

— Es una historia muy chistosa. — voltea a verme. — mientras que subíamos el elevador...

Cuando Derek comenzó a contar lo ocurrido en la madrugada a mi cabeza llegaban todos los flashbacks.

— No entiendo como todos los Pierre son malditamente perfectos. — digo mientras acaricio la barbilla de Derek.

Ambos estábamos esperando el elevador, Derek me sostenía de la cintura para que no cayera como un muñeco de año viejo de lo borracha que me encontraba en aquel momento.

— No somos perfecto y lo sabes. — las puertas del elevador se abren dándonos paso.

— Lo sé, pero es que físicamente lucen como Dioses del olimpo, este tipo de belleza no la encuentran en todos lados y además son malditamente ricos, yo digo que eso viene incluido en el paquete porque nunca he visto a alguien lindo sin dinero.

— ¿no consideras a Joey lindo?

— Joey es lindo y sus padres tienen dinero, el quiere trabajar porque quiere. – bufo. — ahora si me ves a mí, soy fea y pobre.

— No digas esas cosas Rachel, tu eres hermosa y no me interesa tu posición económica.

De repente salgo de mis recuerdos, alguien esta tocando la puerta de la habitación, Derek y yo nos vemos y nos encogemos de hombros.

— Ve a ver quien es mientras que yo me voy a cambiar. — asiento con la cabeza y me acerco a abrir.

— Oye Dere... — Joey estaba delante de mi luciendo un poco furioso, pero al verme el semblante le cambia a uno completamente serio, su mirada se pasea por todo mi cuerpo y se que miles de preguntas están recorriendo su cabeza. — ¿Qué haces aquí Rachel?

— Derek me trajo, estaba muy borracha y no encontró a Katherine por ningún lado para pedirle las llaves de nuestra habitación. — respondo. — ¿Qué pasa? ¿Por qué venias furioso?

— Pues... es que quiero hablar con mi mejor amiga, y el te tiene todo el tiempo. — pude ver en su rostro que estaba inventando todo. A él no le interesa lo que diga Derek, porque el simplemente me rapta y me lleva lejos.