Enya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...
Mientras nos arrodillamos en el suelo de mi cuarto, sólo iluminados por las velas de mi cómoda, se me vienen a la mente las palabras de mi seanmhair: Lo que estás buscando no vendrá de la forma en la que esperas.
Siempre la tomaba en broma, como si sus miradas cargadas de misterio, sus ojos verdosos llenos de una sabiduría mágica que sólo ella parecía conocer, fueran reminiscencias de los cuentos y leyendas que me recitaba de niña. Ahora me arrepentía de no haberle dado crédito, pues sus augurios se estaban inquietantemente cumpliendo.
- Según este rito, la pareja aumenta sus fuerzas, suma sus virtudes y suple sus defectos. Esta alianza convierte a los novios en perfectos compañeros, guías y maestros.- Explica Jamie solemne mientras enrosca su kilt formando una cuerda con él.
Mirándonos a los ojos, tomamos nuestras manos derecha e izquierda y formamos el símbolo del infinito mientras su kilt, nuestro lazo de unión de manos, es atado por él alrededor de nuestro nexo de extremidades en un nudo.
Con voz grave y ceremoniosa, sin apartar sus orbes argentas de las mías, comienza a recitar sus votos en gaélico.
- Is tusa fuil m 'fhuil agus cnàimh mo chnàimh.
Bheir mi mo bhodhaig dhut gus am bi an dithis againn gu bhith nan aon.
Bheir mi mo spiorad dhut gus am bi ar beatha coileanta.
Chan urrainn dhut seilbh a ghabhail orm, oir buinidh mi dhomh fhìn
Ach fhad 's a tha an dithis againn ag iarraidh, bheir mi dhut na tha agamsa ri thoirt seachad.
Chan urrainn dhut a chuir thugam, tha mi nam dhuine an-asgaidh
Ach nì mi seirbheis dhut ge bith dè a dh 'fheumas tu agus bidh am mil nas binne bho mo làimh.
La electricidad corre por las puntas de mis dedos, donde palpo el pulso fuerte y cálido de su muñeca. Con su ayuda de traductor, recito los míos, intentando mantener la voz solemne a pesar de los tintes de emoción.
- Eres sangre de mi sangre y hueso de mi hueso.
Te doy mi cuerpo para que los dos seamos uno solo.
Te doy mi espíritu para que nuestra vida esté completa.
No puedes poseerme, pues me pertenezco a mí mismo
Pero mientras los dos queramos, te daré lo que es mío para dar.
No puedes mandarme, pues soy una persona libre
Pero te serviré en lo que necesites y la miel será más dulce de mi mano.
-Por la autoridad investida en esta inusual tradición escocesa, - sonríe mi Highlander- yo nos declaro...
-Marido y mujer.- Recitamos a la vez antes de juntar nuestros labios.
Y aunque pareciera no haber cambiado nada, puedo jurar que ese primer beso como marido y mujer, se sintió distinto a los demás.
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N/A: ¡Por favor, sé que aunque es súper emocionante es muy corto, pero subiré dos capítulos a la vez!
¡Así que guardad vuestras antorchas y corred a leer el siguiente! (Lo siento, pero me hacía gracia que el capítulo siguiente fuera justo el capítulo XXX)
