VIII - Aparatos del demonio

2.3K 243 59
                                    

Vuelvo al hospital al día siguiente, todavía recordando el whatsapp que me mandó Ebony ayer por la noche: "Me debes un café. Tenemos que hablar, ¡¡no te vas a librar de mi tan fácilmente!!" Thomas me mandó unos minutos después su apoyo a Ebony y su autoinvitación a la tertulia.

Empiezo mi rutina de cuidados, dejando a Mr. Kilt para el final, sabiendo que me entretendré mucho con él y que mi cabeza quedará hecha un lío.

Queda hecha un lío porque quieres, te estoy diciendo la respuesta todo el rato, ¡sólo que no quieres creerte!

¡No empieces otra vez! Parece mentira que seas mi mente, somos científicas, C-I-E-N-T-I-F-I-C-A-S.


Entro en la habitación con el corazón latiéndome desaforado. No quiero admitirlo, pero estaba deseando verlo, jamás he querido tanto venir al hospital...


Empiezo con la rutina de cuidados y observo, gratamente, que Jamie progresa muy favorablemente: cada vez tiene más energía, su hematocrito y niveles de electrolitos han mejorado considerablemente, incluso su función cardíaca y renal, como puedo comprobar un tiempo más tarde...


Jamie llama al timbre, acudo a la habitación sonriendo internamente porque ha entendido el mecanismo.


¡Jesus H. Roosevelt Christ, Enya! ¡Es un escocés del s. XVIII no un burro!

O es simplemente un psicótico.

¡ARG! Avísame cuando consigas creerte tus propias falacias.

Te enterarás al mismo tiempo que yo, eres mi mente.

Buen punto.

¿Y si os calláis las dos? A lo mejor se está muriendo y vosotras aquí de cháchara.

Eh, eh, eh, dinna fash. Pero tienes razón, allá voy.



-¿Tha, Jamie?- Pregunto asomándome por la puerta. Se le ve muy incómodo.

-Disculpa las molestias pero, ¿podrías acercarme el orinal?- Pregunta sonrojado.

La boca se me cae casi hasta el suelo. Él frunce el ceño, sin entender mi estupor. Le entendí a la primera, pero no me puedo creer que me lo haya pedido. Obviamente no existían inodoros con cisternas automáticas en su época.

Atrévete a decirle ahora que utilice uno jajajaja.

Eres cruel, Enya.


- Tal vez... Consideres que... ¿Sea mejor que vaya a hacerlo fuera al campo?- Titubea, intentando entenderme.


Casi se me desencaja la mandíbula. Sí hombre! En el caso de haber campo por aquí cerca, para que venga una oveja autóctona y le arranque el pene de un bocado! Tras la horrible imagen mental de la lanuda patriota consigo retomar el control de mi mente.


-Eh... No, Jamie, claro que no. Aún no puedes levantarte, así que puedes utilizar esto. Aquí ya no tenemos orinales...- Le tiendo el conejo. Jamie lo mira como si fuera un instrumento de tortura.

-¿Qué se supone que debo hacer con esto?

-Metes el pene en el agujero y orinas. Es más cómodo que el orinal, mucho más anatómico.- Jesus H. Roosevelt Christ, ¿de verdad le estoy explicando esto? Me mira horrorizado.

FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Where stories live. Discover now