Enya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...
Aspiro el delicioso aroma de las palomitas recién hechas y se me hace la boca agua. Me acomodo en mi sofá con mi bol y mi manta preparada para mi momento zen: ver una buena película en mi salón y disfrutar de la historia sin tener a personas pasando por delante o tosiendo o mirando el móvil.
Decido ponerme otra vez Piratas del Caribe y fangirlear con el Capitán Jack Sparrow -Nunca he sido de chicos malos pero aquí estamos, haciéndole la ola a un pirata-.
Durante toda la película me doy cuenta de que por primera vez siento incomodidad al ver a las casacas rojas, pues el highlander que está mirando los libros que hay en mi habitación acude a mi memoria.
Un grupo numeroso de ellos aparecen el pantalla, y no me da tiempo a seguir reflexionando sobre ello porque un grito en gaélico me sobresalta.
-Tulach Ard!- Exclama Jamie furioso mirando la pantalla mientras desenfunda su espada. Comienza a correr con el arma en alto hacia la televisión.- ¡Apartaos de ella!- Comienzo a gritar horrorizada al darme cuenta que quiere hacer de mi tele un pincho moruno.
-¡Suelta eso, loco! ¡¡¡Que ahí no hay nadie!!!- Como un toro que sólo ve una prenda roja, sigue corriendo fijo hacia su objetivo. Un golpe de suerte hace que le de al botón de pausa sin querer a agitar los brazos y Fraser se congela al igual que la imagen sin entender nada.
-¿Pero qué clase de brujería es esta?- Murmura en shock. Se acerca cauteloso aún con la espada en guardia hacia la parte de atrás de la TV y mira y remira sin entender nada.
-Es una película, como lo que viste en el ordenador pero en grande...
-Yo... es que escuché voces... y me asomé y vi a unos casacas rojas... y tan cerca de ti... pensé....-Balbucea avergonzado. Suelto todo el aire que había retenido de golpe. Palmeo el sofá.
-¿Por qué no te sientas conmigo a ver como el mejor pirata de todos los tiempos les pega una patada en el culo a esos bastardos ingleses?- Bromeo. Él sonríe y me acompaña.
A pesar de el infarto que casi me provoca, me enternece la razón de su gesto. Y sus comentarios durante la película me hacen reír. Que me robara casi todo el bol de palomitas porque come como una lima ya no me hizo tanta gracia.
Vale, es broma.
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Me meto en el almacén para coger un glucosalino de 500 para mi paciente de la 320, que ya le toca cambio de suero antes del turno de noche.
Joder, cada vez los ponen más atrás. También debería coger para reponer el carro...
Ugh, ¿no podéis poner las cosas más arriba? ¿Quién tuvo la fantástica idea de reponer el almacén colocando las cosas más usadas en los estantes superiores? ¡Las bajitas también trabajamos! -Si es que consideras que medir 1'65 es ser bajo...-
