VI - No hables gaélico

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Tras el escarmiento obtenido al haber sido pillada in fraganti en mi exploración anatómica bastante exhaustiva, soy una buena chica y mantengo los ojos puestos en mis manos intentando al mismo tiempo mantener la mente en blanco y el sonrojo fuera de mi rostro (sin mucho éxito debo decir).

Termino la higiene y reviso y limpio la herida, que está mejorando muy bien. Jamie es un hombre fuerte no sólo por fuera, también lo son sus fibroblastos. Cambio su cama y vuelvo al control a seguir con mi trabajo, pues Jamie no es mi único paciente, aunque no me importaría si fuese así, la verdad. Mr. Kilt se queda descansando, exhausto después de tantas emociones y tan poca energía.


A las tres, Ebony viene a cogerme el turno. Me mira suspicaz, de arriba abajo con su característica ceja alzada y expresión de tú a mí no me engañas.


-Puedo saber, querida amiga, ¿a qué ha venido tanta preocupación y cuidados (metiéndome a mí de por medio cuando tú no estabas) por ese hombre tan misterioso?- Trago saliva, no estoy preparada para la sesión de interrogatorio de Ebony Peters. Una sonrisa tirante se dibuja en mis mejillas.

-Creo que exageras un poco, Ebony. Simplemente venía bastante grave y quería saber qué encontrarme al llegar.- Entrecierra los ojos, intentando llegar a mi cerebro. Visualizo un muro de hormigón... sólo por si acaso.

-Enya Everdeen...- Empieza. La corto rápidamente diciéndole que me muero de hambre y que no intente detenerme o haré una hipoglucemia.


Me voy como alma que lleva el diablo. A pesar de que tengo el huracán Ebony tras mi espalda, me paro un momento en la habitación 362.

Asomo la cabeza por el hueco de la puerta, para ver si Jamie está dormido. Se le está pasando el efecto del calmante y me mira con ojos pesados.

Me sonríe, no sé si por mera educación o porque realmente se alegra de verme. Su expresión y su fragilidad me producen tanta ternura que tengo que evitar una sonrisa bobalicona.


-Halò. Vengo a despedirme, mi turno ya ha acabado.- Una expresión de alarma cambia su rostro de medio dormido.

-¿Q...Qué? ¿Te vas? ¿Para siempre?- Pregunta angustiado. Me acerco a él y le toco el hombro para calmarlo. Me mira como un niño desvalido.

-No, no. He terminado de trabajar por hoy pero vuelvo mañana.- Explico. Lo calmo, pero sólo un poco.- No tienes de qué preocuparte, mi amiga Ebony te atenderá hasta el turno de noche. Voy a estar pendiente de todas formas, ella me informará de todo. – Suspira y asiente, aceptando a regañadientes pues no tiene otra opción.- Jamie, ¿recuerdas lo que te dije? Nadie debe saber todo lo que me has contado. Intenta hablar lo menos posible, señálate la garganta como si te doliese (te será fácil, sé que te molesta) y no pudieses hablar; y, sobre todo, no hables gaélico. NA. BRUIDHNICH. GÀIDHLIG. – Repito, pues es algo de vital importancia.

-Tha fhios agam.- Responde, solemne.- Lo sé.- Traduce por si acaso.


Le cojo la mano, inconscientemente. Sus ojos grises tormenta bajan hacia la unión de nuestras manos, nuestras pulsaciones se aceleran y el calor de antes empieza a recorrer mi brazo.


- Sealbh math dhuit.- Le deseo suerte. Su puerta se abre, y le suelto la mano con rapidez asustada. Es Ebony, nos mira a ambos y sonríe pícara.

-Vaya, vaya, Enya. ¿No tenías tanta hambre?- Bromea.- Bueno, ya que te encuentro, puedo desearte un feliz cumpleaños atrasado en persona.- Sonrío.

-Gracias, Ebony.- Me lanza un beso a distancia.


De reojo puedo ver como Jamie me mira fijamente, queriendo decirme algo, pero se aguanta por su bien. Ebony se acerca, y mira a Jamie de arriba a abajo. Tengo ganas de taparme los ojos: a veces no era nada discreta, ni siquiera con los pacientes. Después me mira a mí, con una cara cargada de significado. Tierra trágame, quiero irme rodando.


-Hola, me llamo Ebony, soy la enfermera que te atenderá en el turno de tarde.- Parece haber recuperado su profesionalidad.- ¿Cómo te llamas?

-James.- Responde con voz grave y rasposa. La ha puesto mucho peor de lo que la tiene, bien hecho.

-Caray, ¿te duele la garganta?- Él asiente con debilidad, hace una mueca y se toca la garganta.

-Como te comenté antes, le quité el Guedel por la mañana, debe tenerla muy fastidiada.- Intercedo. Ebony asiente.

-Bueno, vamos a dejarte descansar entonces. Si necesitas algo, llama al timbre, ya sabes. Hasta luego, Enya.


Me despido de Ebony, y le enseño el mecanismo del timbre y cómo funciona a Jamie, que pone una cara como si le estuviera hablando de marcianos. Le termino explicando que es como una campanilla, y parece entenderlo mejor. Me despido de él hasta el día siguiente. Antes de salir, me llama.


- Là breith sona dhuit, Enya.- Sonrío y se lo agradezco. Me voy antes de que las lágrimas acudan a mis ojos. Mi abuela también me decía feliz cumpleaños en gaélico.

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FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Where stories live. Discover now