Enya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...
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Hemos hecho una excursión de dos días a Edimburgo para que Jamie conozca cómo es ahora la capital de Escocia. Lo encuentra todo tan extraño e irreconocible que por un momento temo que vuelva a colapsar como en el hospital, pero a pesar de todo, lo disfruta.
Con la noche caída y las calles principales llenas de gente, decido darme un capricho y de paso enseñar a Jamie un poco de gastronomía española. Ya sentados en una pequeña mesa, esperamos a que vengan a tomarnos nota mientras suena flamenco de fondo.
-Seguramente no sea tan bueno como lo que comía en casa de mi amiga de joven, pero es mejor que nada. ¿Has estado alguna vez en España, Jamie?- Pregunto cerrando la carta.
-Acampamos unos meses mientras estaba en la milicia. Como al resto de mercenarios franceses, fuimos enviados a luchar con los españoles algunas batallas puesto que ambos países estaban aliados en la guerra de sucesión del reino de Polonia. No pude conocer mucho el reino.
-Buenas noches, mi nombre es María y voy a ser su camarera esta noche. ¿Ya saben qué van a pedir?
-Hola, María.- Respondo en mi oxidado español. La camarera sonríe alegre porque intento hablar en su idioma.- Mi novio aún no lo sabe, pero si quieres traernos las bebidas mientras... Para mí algo típico sin alcohol y para él algo que nos recomiendes.
-Tenemos una sidra muy buena, aunque no es asturiana, sino gallega. Tiene muy poco alcohol, por si la quieres probar.- Me responde en español, hablando más lento. Se para un momento y me mira avergonzada.- Perdona, ¿me entiendes?- Sonrío.
-¡Claro! Pasé varios veranos en A Coruña.- María abre los ojos con sorpresa y sonríe.
-¡Yo soy de Vigo!- Exclama entusiasmada.
-Ya noté un acento familiar...- Sonrío. Se dirige a Jamie.
-Perdón por no preguntar antes, ¿entiendes el español?- Él sonríe y asiente.- Puedo recomendarte la sangría, está recién hecha y la piden mucho.
-Tomaré sangría, pues.- Responde en el mismo idioma y siento que me tiemblan las piernas.
Qué sexy se escucha hablando en otros idiomas... Y eso que cuando me susurra en gaélico me lo comería...
La camarera vuelve diligente con nuestras bebidas y nos pregunta si nos gustan y si ya sabemos lo que vamos a pedir. Jamie se arranca a hablar, confiado.
-Dada su excelente elección con el brebaje, me fío de vuestra merced para que nos recomiende viandas típicas de su reino. ¿Qué le recomendaría a un amigo o familiar de encontrarse en mi situación? -Pregunta el highlander dejándonos boquiabiertas. Claramente usa el español que recuerda y no es otro que el del siglo XVIII. María me mira de reojo y yo no sé dónde meterme. Sonrío nerviosa.
