XLIII - La llamada de los clanes

1.2K 132 31
                                    

Cuando llegamos al claro, el festival estaba en pleno apogeo: risas y charloteo y violines y gaitas inundaban el ambiente.

Había bebida y comida tradicional. En un pequeño escenario, cuatro concursantes bailaban la danza de las espadas, en otro extremo, entre vítores, varios forzudos competían en el lanzamiento de cáber, el juego tradicional escocés de levantar y lanzar un tronco más alto que ellos.

La gente vestía con el atuendo tradicional histórico como nosotros, otros, más recatados y los turistas, con prendas de tartán.


-¿Alguna vez te he dicho lo sexy que me pareces con kilt?- Le confieso a Jamie con sonrisa traviesa mientras paseamos de la mano. Con mirada ardiente, se reverencia y besa mi mano.

-Tú estás hermosa, despampanante, diría yo. He tenido que pellizcarme para asegurarme de que no estabas saliendo de mis sueños.- Como siempre, Jamie me gana en retórica, y el sonrojo se extiende por toda mi cara y escote.


La tanda de mensajes empezó a escucharse por megafonía.


Clases de baile desde las 10 hasta el mediodía.

Inscripción para la llamada de los clanes en el pabellón cinco.

No olviden que la quema del venado será esta noche.


Nos metemos bajo una carpa, donde varios grupos se sientan sobre cubos de heno y charlotean y beben alegremente.


-Espero que no te ponga triste estar aquí.- Me aventuro con Jamie, dándole un apretón de mano.

-No...- Esboza una sonrisa melancólica- Solo pienso en mi familia... si al final fueron felices.

-Estoy segura de que sí. Habrán vivido tiempos duros, pero seguro que encontraron la felicidad a pesar de la adversidad.- Me sonríe y me besa tiernamente tras susurrarme un gracias.


El concurso de comer haggis comenzará en la tienda 3 en 10 minutos.


Había ganado ese concurso hacía unos 5 años, pero hecho una vez hechas todas, y no quería volver a pasar una noche entera de ardores. Además, me negaba a que Jamie me viera comer como una bestia sin ningún tipo de vergüenza, así que me guardé la anécdota para contársela más adelante, cuando no hubiese peligro de que quisiese que se lo mostrase o que quisiese batirse en duelo.

Tras recorrernos todo el festival, decidimos parar y comer y beber algo, con el sol de mediodía viéndose milagrosamente entre las nubes.

Los violines se elevan cada vez más fuerte y la gente comienza a vitorear y aplaudir reuniéndose en un círculo. Comienzo a sonreír y a aplaudir pues ha llegado mi momento favorito. Miro a Jamie emocionada.



-¿Vamos?

-Ya me has visto bailar y no es un espectáculo digno de ver. Asumo que la falta de ritmo es consecuencia del hachazo que me dieron en la parte baja del cráneo en una batalla en Francia.- Comenta con ligereza como cada vez que casi muere. Yo hago una mueca de disgusto. Me mira sonriente cuando me levanto decidida, colocándome bien el escote del corsé para no dar un espectáculo pornográfico.- ¿Así que vas a bailar el divertido pero complicado baile Céilidh? ¿Pondrás a prueba tus manos y pies para una larga y feliz vida?

FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Where stories live. Discover now