LV - Empiezan los problemas

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-¡Enya, ayúdame! ¡Acaba de entrar otro paciente!- Me llama uno de los médicos.


Todavía estoy poniéndole anestesia antes de que cosan al vigésimo herido por arma blanca que nos ha llegado hoy a Urgencias. Estamos todos frenéticos, completamente saturados y sin entender qué clase de reyerta ha podido haber para tal carnicería y con gente tan variopinta.


-Charles, no he terminado aquí...- Intento explicarle mientras mantengo un ojo en el monitor del hombre de mediana edad que tengo el la camilla con el brazo ensangrentado, preocupada porque a pesar del dolor atroz, se está quejando menos de lo que debería.

-¡ENYA SE ESTÁ DESANGRANDO!- Grita apurándome olvidándose completamente de que no debería hacer eso en una sala con más pacientes.

-Mierda.- Siseo entre dientes terminando de pasar la morfina.- ¿Samantha, puedes tú sola?- Le pregunto a la otra médica, ella asiente con el cejo fruncido, preocupada y concentrada.


Corro hacia el otro box con la adrenalina fluyendo a raudales por mis venas. Comienzo mirar frenética a la mujer de cabeza a pies intentando hacer un recuento de las lesiones mientras Charles me enumera rápidamente los daños y pasos a seguir.

Rauda y veloz, canalizo dos vías de ancho calibre en sus brazos y comienzo a pasar cristaloides a chorro, mientras mantengo un ojo pegado al monitor y presiono la herida sangrante en la femoral. Mi compañero intenta que le hable a la vez que le hace la escala de Glasgow para medir su estado de inconsciencia, pero sólo escuchamos algún balbuceo y gemido con voz temblorosa. Mientras llamamos a un quirófano tan saturado como el servicio de urgencias para que nos hagan hueco, un grito me estremece.


-¡Ayuda! ¡Por favor, ayudadme!- Ruega desesperado al borde del llanto un hombre de cabello canoso con una brecha sangrante en la frente.


En sus brazos, una adolescente inconsciente, con un pañuelo ensangrentado en su cuello. Contemplo con horror que es él el que está intentando hacer una presión que no funciona, pues sus manos están rojas y el pecho de la chica también.

Mi compañera Carol se encarga de la paciente con la que estoy mientras corro a hacer el triaje seguida por la jefa de servicio y un celador con una camilla.


-Por favor, mi hija, por favor, no me responde...- Balbucea en shock a punto de perder el control.

-Enya, encárgate de él. Ayudadme a poner a la chica en la camilla para hacerle el triaje.- Ordena la jefa.

-Señor, por favor, intente escucharme, vamos a ayudar a su hija, pero usted también necesita asistencia. Necesito que me acompañe a una camilla.

-¡No! ¡Mi niña! ¡No os llevéis a mi niña!- Implora frenético. Intento que me mire a los ojos.

-Señor, por favor, escúcheme, no va a poder ayudarla si no deja que lo tratemos. Ya ha hecho un gran trabajo trayéndola hasta nosotros, por favor, deje que lo ayude a usted para que pueda ir cuanto antes con ella.


Finalmente, aunque ansioso, cede. Hago una rápida exploración visual y táctil buscando más lesiones y buscando hasta dónde han llegado las que tiene. Además de la brecha en la frente, tiene un hematoma a la altura del hígado que me preocupa más que la brecha. Sabiendo que todos tienen las manos ocupadas ahora, mientras espero un hueco para que le hagan un TAC y ver la afectación del hematoma, comienzo a suturarle la brecha para que deje de sangrar.

FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Where stories live. Discover now