One Shot: Jules

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*No One POV*

Jules sabía que su vida jamás le pertenecería. Vivía por sus amos, siempre había sido así. O al menos, lo fue hasta que Lucille Moon llegó al mundo en una noche de tormenta. Entonces, Jules supo que no conocería dicha mayor que vivir y morir por su ama.

Lucille Moon era una bruja extraordinaria. Jules siempre estuvo segura de ello. Fue la mejor de su clase, se graduó con altas notas, con buenas amistades, con un novio excelente. Empezó el entrenamiento de Auror para abandonarlo tres meses más tarde y, después de eso, no hubo carrera que no intentó hasta dar con su verdadera vocación. Claro que sus padres siempre pensaron que trabajaba para Gringotts, eso decían sus papeles oficiales. Jules sabía la verdad, su ama trabajaba para el Ministerio en el Departamento de Misterios. Cuando la promovieron, un año después, Eric le propuso matrimonio. Dos meses más tarde eran marido y mujer.

Luego, el Señor Tenebroso ganó poder casi absoluto y la guerra que amenazaba con estallar por fin se desató.

Jules siempre supo que acompañar a Lucille Moon a lo largo de su vida no sería fácil. Estuvo a su lado cuando la noticia de la muerte de su hermana y su padre llegó. También cuando la señora Moon falleció unos meses más tarde por un ataque cardíaco. Cuando se enteró, por un compañero de trabajo, de donde provenía realmente el apellido Classidy. Cuando Eric le dijo que apoyaría al Innombrable, cuando se enteró de que estaba embarazada, cuando decidió huir antes que apoyar a los Mortífagos. Jules se mantuvo siempre al lado de su ama, incluso cuando la Orden, escuchando las súplicas de James y Lily Potter, las escondieron en una pequeña casa con otros fugitivos. 

Jules siempre supo que viviría y moriría por Lucille Moon. Hasta que una tarde soleada, Alice Moon llegó al mundo.

-Jules, esta es mi última orden. Tienes que tomar a Ali y huir; necesito que te la lleves y la protejas.- la urgencia en la voz de su ama alarmó a la elfina.- Prométemelo, Jules.

No hubo tiempo de abrazos, no hubo tiempo de despedidas. Lucille Moon estaba débil, sin varita, sin protecciones y sin miedo a la muerte. Jules se había ido mucho antes de que la puerta de entrada estallara, mucho antes de que Eric Classidy entrara por ella. Aún así, alejada de la escena, supo el preciso instante en que su Lucille abandonó el mundo de los vivos para siempre.

La guerra terminó días después y un miembro del Ministerio las encontró. Jules deseaba que no lo hubiera hecho, tal vez así Alice habría permanecido alejada para siempre de Classidy.

Eric dejó que Jules se quedara y educara a la niña. Después de todo, así era en las grandes familias. Todo estuvo bien por un tiempo, hasta que Ali pudo comenzar a enunciar oraciones, dar unos pasos y mostrar signos de magia involuntaria.

Los entrenamientos empezaron y junto con ellos las torturas. Jules pronto descubrió que Eric esperaba la perfección de su hija, los errores no eran tolerados. Cada noche, mientras la curaba, se preguntaba si esto era a lo que se refería Lucille. La magia de Ali crecía día a día y con ella sus preguntas sobre el mundo, sobre su propósito, sobre su madre. Fue esta sed de conocimiento lo que usó Eric en su favor, para entrenarla en las artes más oscuras. Fue esta sed de conocimiento la que finalmente puso un fin a la tortura de Ali y a la vida de su padre.

Alice Moon, a su corta edad, entendía muy bien la necesidad de aquel juramento. Le dio su mano a sus abuelos y aprendió su mentira hasta que salió tan natural como respirar. Sin embargo nunca dejó de pensar en la muerte de su madre, en la muerte de su infancia, en que había entrado a una partida de ajedrez gigante sin conocer las reglas. Y cada aniversario de muerte era solo un recordatorio de que jamás obtendría todas las respuestas. 

-Tenemos que seguir entrenándola. El don de su sangre es demasiado poderoso como para desperdiciarlo, Agatha. 

-Es una niña. Tiene solo 5 años y ya hizo un Juramento Inquebrantable...

-¡Exacto! Si continuamos el entrenamiento por el que nuestro hijo dio su vida, podría ser una gran aliada para nuestro Señor Tenebroso. Creo que, incluso, podría tomar su lugar.

Jules no sabía como proteger a Ali de aquello. No tuvo que hacerlo. Cuando fue a retirar el té nocturno del señor Classidy, estaba muerto. Agatha Classidy no pudo esconder la pequeña botella de veneno vacía lo suficientemente rápido.

-Jules, si la muerte de mi hijo me enseñó algo es que mi nieta sufrió lo suficiente. Lucille no habría querido esto para su hija y no es algo que deseo tampoco. Pero para que Alice pueda seguir viviendo debemos ocultar ciertas verdades. Es la única forma de protegerla. Li no debe saber, nunca, lo que pasó esta noche.

La elfina aceptó con gusto. Y, desde entonces, tanto ella como Agatha se encargaron de que Alice se mantuviera tan lejos de la Orden y de los Mortífagos como fuera posible. Planearon como educarla y como entretenerla en la casa. Planearon cada pequeño detalle, porque los cabos sueltos eran tan peligrosos como los hechizos de la Magia Oscura. Hogwarts no estaba en esos planes hasta que Albus Dumbledore se presentó en su puerta listo para negociar.

Alice hizo amigos, conoció el mundo y descubrió pedazos sueltos de grandes verdades. Sabía que las respuestas estaban allá afuera y Ravenclaw era la casa perfecta para conseguirlas. Así se lo comunicó al Sombrero, antes de que Slytherin fuera siquiera mencionada. Alice Moon quería la verdad, Jules quería protegerla. Destruir su investigación era lo más seguro para todos. A veces hay que lastimar a las personas que queremos para mantenerlas a salvo.

Cuando Jules desapareció con Kathe hacia lo desconocido, años más tarde, se preguntó si alguna vez volvería a ver a su ama. Y si esto afectaba su promesa y su objetivo principal. También pensó en lo parecida que era Ali a su madre y en lo orgullosa que estaría Lucille de ella.

-¡No! ¡NO!- el grito de Ali llega lejano, como si estuvieran en planos diferentes.- ¡No! ¡Jules! ¡NO!

Jules siempre supo que iba a vivir y morir por su ama. Y así lo hizo, mientras una Moon la sostenía entre sus brazos y la otra la esperaba con la mano estirada.

-Mi queridísima y amada Jules, bienvenida a casa- dijo Lucille Moon, al mismo tiempo que la elfina tomaba su mano y abandonaba completamente el mundo de los mortales. Bajo la mirada de la Muerte, la ama y elfina se abrazaron una vez más- Gracias por cumplir tu promesa.

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Espero que esto conteste la pregunta de porqué Alice no revivió a su madre o a Jules. Ambas estaban listas para morir y no se arrepentían de su decisión. No estarían felices en el mundo de los vivos, ni aprobarían que Ali use Magia Oscura. Además, no es como si no se fueran a reencontrar en algún momento.

Pensé también que, si quieren, pueden dejarme preguntas sobre la fic en los comentarios o en mis mensajes y yo las respondo junto con las curiosidades de la novela que voy a subir cuando terminen los One Shot, así no interrumpen la lectura.

Espero que les guste, gracias por leer y mucha suerte con sus cuarentenas :)


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