Capítulo 2: La elegida

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*Alice POV*

No fue la primera noche más relajante de mi vida. Entre los alumnos de primer año que despertaban a mitad de la noche por miedo a haber sido mal seleccionados, el estrés por el viaje, el anuncio del intercambio de casa y el viento que entraba por la ventana abierta -que Luna no dejaba cerrar a nadie, porque así la habitación no se llenaría de thorsopolos o lo que fuera- no dormí demasiado bien.

Nos vestimos a toda prisa al día siguiente, no queríamos llegar tarde.

-Aunque siempre llegamos tarde a todos lados.- mencionó Mia, mientras corría escaleras abajo. Vivir en la torre tiene sus ventajas, pero llegar a tiempo no es una de ellas. 

Entramos al Gran Salón seguidas de cientos de estudiantes y nos sentamos en nuestra mesa. El lugar se fue llenando poco a poco. En todos mis años en Hogwarts, jamás había visto el comedor tan abarrotado a la hora del desayuno. Y tan silencioso. Los horarios de cada uno estaban acomodados frente a nosotros, pero nadie había hecho el amago de agarrarlos. La comida en todas las mesas estaba intacta. Y se podía percibir el nerviosismo y el miedo en el aire. De más está mencionar que todas las miradas se encontraban clavadas en el director, quien comía plácidamente con el resto de los profesores. Cuando Dumbledore se levantó de su silla, todo se volvió más tenso.

-Supongo que no van a comer hasta que les diga los nombres de los elegidos, ¿verdad? Bien, aquí están: de la casa de Hufflepuff, Amanda White. De la casa de Gryffindor, Trace Binger. De la casa de Slytherin, Harold Frenn. Y, de la casa de Ravenclaw, Alice Moon. Al finalizar el desayuno, diríjanse a mi despacho para comentar todos los detalles. Es todo.

Dumbledore se sentó y todos comenzaron a comer. Pero, de repente, ya no tenía hambre. Había sido elegida. De entre todos los estudiantes de Ravenclaw, me habían elegido a mí. Era una especie de honor, claro está, pero ¿porqué?

-Alice, tienes que comer algo.- dijo la dulce voz de Mia. Cloe me pasó un vaso con jugo de naranja y tres tostadas con mermelada. Las comí sin ganas, sin levantar la vista y sin hablar. Tendría que pasar todo en un mes en otra casa, con personas con las que apenas me relaciono.

-Anímate, Alice, podrían ponerte en Hufflepuff y visitarías la cocina todos los días.- dijo Cloe.

-Podrías competir con los Gryffindor sobre los pasadizos del castillo que conocen, aunque dudo que exista alguno del que no sepamos.- acotó Mia.

-Hasta podrías ver nuevas criaturas del fondo del lago, si te mandan a Slytherin. Moriría por ver de cerca el calamar gigante.- dijo Luna con tono soñador.

-¿Saben? Si lo dicen así, no suena tan malo.- dije, sonriendo. Agradecí a Merlín por tenerlas a mi lado. Terminamos de desayunar y me dirigí a la oficina de Dumbledore. En la puerta encontré a Amanda y a Trace, esperando. Harold llegó con el director unos minutos después y los cuatro subimos a su despacho. Nos paramos uno al lado del otro frente a su escritorio.

-Fueron elegidos de entre los demás porque tienen cualidades que los hacen encajar en otras casas. Usen este tiempo para conocer mejor a sus compañeros y a ustedes mismos. Sus horarios de clase serán ajustados depende de la casa que les toque, pero pueden conservar las túnicas de sus casas de origen si lo desean. De no ser así, se les dará el equipo adecuado. Las prácticas de Quidditch seguirán siendo con sus casas de origen. Deberán desayunar, almorzar y cenar con sus nuevas casas, pero está permitido que en una comida vuelvan a sus mesas originales. ¿Alguna pregunta?- nadie contestó.-Bien, les asignaré la casa a la que irán y les presentaré a sus tutores. Intenten llevarse bien con ellos, recuerden que luego ustedes serán los tutores. Intenten aprender lo más que puedan el uno del otro.

Todos asentimos y Dumbledore sonrió. Amanda temblaba ligeramente a mi lado, no estoy segura si de miedo, nervios o emoción. La puerta se abrió detrás de nosotros y los jefes de las casas entraron, acompañados de cuatro alumnos. Se acomodaron según su casa, con los jefes detrás nuestro.

-Ellos serán los tutores. De la casa de Gryffindor, Danielle Rogers. De la casa de Ravenclaw, Thomas Herenn. De la casa de Hufflepuff, Serena Walkin. Y, de la casa de Slytherin, Draco Malfoy.

Escuché las asignaciones con atención. Amanda iría a Gryffindor, Trace a Ravenclaw, Harold cambiaría a Huffepuff y no necesito decir que me tocó Slytherin. Salimos del despacho de Dumbledore en silencio. Una vez en el pasillo, Snape puso una de sus manos sobre mi hombro.

-Señorita Moon. Será un, como decirlo, honor tenerla en nuestra casa. Sus cosas serán trasladadas el 1° de Noviembre. Y su tutor la buscará en la puerta de la torre para escoltarla. Es una suerte que también sea el prefecto, así que le dirá las contraseñas que necesite en ese instante.

-Gracias por la información, señor. El honor es completamente mío.

Snape hizo una mueca y se fue, con la capa ondeando detrás de él. Observé que los demás jefes de las casas hablaban con sus "nuevos" alumnos.

-Es una lástima.

Miré a Malfoy, sin entender sus palabras. Mis ojos debieron transmitir el sentimiento, porque añadió:

-Te harán pedazos en Slytherin. ¿Un águila entre serpientes? No durarás un día, cariño.

Sonreí con desdén.

-Las águilas cazan serpientes, presumido. Tu tendrás que venir a Ravenclaw después.- dije y me acerqué a él, de modo que nadie más escuchara mis palabras.- Y puedo asegurarte que no durarás ni dos minutos, cariño.

Malfoy dio un paso atrás, ofendido. Sonreí de nuevo y dí media vuelta para ir a mi primer clase. No podía esperar a contarle a mis amigas. 

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Espero que les guste, gracias por leer :) 

Intercambio de Casa {Completa}Where stories live. Discover now