La Institutriz de Drácula

XLVII

No quería moverme... mi cuerpo estaba frió, no salía de mi habitación y cada que escuchaba que tocaban la puerta un escalofrió recorría mi cuerpo, Arthur era el que tocaba la puerta y dejaba una bandeja de comida enfrente de la puerta, pero no quería nada, nada de ellos.

Solo esperaba la llegada de Drácula para poder olvidarme de toda esta pesadilla, quería ya un final de toda la desgracia que me seguía, ya estaba cansada, lo único que tenía era a Drácula... Era lo único que me mantenía en pie, él me sacaría de aquí porque por más que yo quisiera hacerlo, no tenía el valor suficiente...

— Señorita Jade, hace dos días que no come nada, por favor ábrame la puerta y déjeme ayudarla— escuche a Arthur pero no dije nada.

Como siempre él se cansó de insistir y se fue, cerré mis ojos y me quede sumergida en el sueño.

Mire por la ventana como siempre hacia, esta vez me sorprendí al ver un carruaje, era Drácula... ¿había llegado?

Me quede viendo la ventana y reaccione cuando lo vi salir, ¿a dónde va? ¿Volverá a dejarme sola?

— ¡Drácula!—grite tan fuerte que mi garganta dolió.

Él miro hacia la ventana en la que yo veía, su rostro lucia molesto y dolido. ¿Qué ha pasado?

Salí de la habitación a paso rápido y camine hasta él, justo cuando estaba por llegar alguien me tomo del brazo.

El miedo volvió a invadir mi cuerpo.

— ¡No suélteme!—grite empujándolo.

Mire a Drácula esperando su ayuda pero solo volteo el rostro, una lágrima recorrió su mejilla pero la limpio de inmediato.

— deja de fingir querida, Drácula ya lo sabe todo...

— ¡Suélteme!—grite.

Drácula camino hasta él y lo hizo soltarme.

— no puedes meterte Drácula—advirtió Owen.

— Dejame hablar con ella, solo una vez más...

Owen lo observo y volvió a jalarme del brazo hasta tenerme cerca de él, lo empuje queriéndolo alejar pero él solo susurro "ya eres mía Jade..."

Drácula caminaba molesto hasta entrar en la oficina de Owen, en una habitación mire a Lizzy observarnos, no pasó desapercibido por Drácula.

— Baja al recibidor, ten lista todo que partiremos ahora mismo— dijo dirigiéndose a Lizzy, ella asintió y volvió a entrar a su habitación.

Drácula y yo entramos a una habitación, cuando nos encontrábamos solos me lance a sus brazos esperando sentirme protegida.

Pero sucedió todo lo contrario... Drácula me tomo de los hombros con dureza, en su mirada había dolor y no comprendía porque.