XXXII

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Mis pies dolían, mi cabeza daba vueltas y el viento golpeaba mi rostro

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Mis pies dolían, mi cabeza daba vueltas y el viento golpeaba mi rostro. No tenía sentido correr lejos cuando sabía que yo misma volvería.

Escuchaba pisadas detrás de mí pero no tenía suficiente valor como para verlo.

¿Que era? ¿Que había hecho?

La sangre no le pertenecía a él, mi cabeza me daba ideas locas, ideas que no quería aceptar.

— ¡JADE!

Me detuve, esa no era su voz...

— ¿Hada?—murmure confundida.

Hada no podía estar aquí, ella estaba demasiado lejos como para venir. La persona que llamo mi nombre se calló y lo único que logre escuchar eran los aullidos de los lobos.

Deje de correr y me dispuse a caminar, estaba con la mirada abajo hasta que sentí que me observaban.

Miraba a todos lados esperando encontrar a alguien pero todo estaba oscuro como para ver.

A lo lejos escuchaba un gruñido que se me hacía familiar, ya lo había escuchado.

Me di la vuelta al mismo tiempo que escuchaba otro gruñido y sentí mi espalda ser rasgada.

Caí al suelo con un dolor en mi cuerpo.

El miedo volvió a mí al ver a la criatura que me lastimo antes, no logre ver más cuando empecé a sentir sueño.

***

Conde Drácula

— No sé dónde está...—dije mirando hacia la ventada.

— Drácula, necesito saber dónde está...—exigió saber Hada preocupada.

—no lo sé y no quiero saberlo.

Me sentía derrotado, destruido...

—Si no me dices no la podre encontrar.

— ella quiso correr...

William tomo la silla en la que me encontraba y tomo mi cuello entre sus manos.

— Lowell volvió a la mansión, juro encontrar a la hija de la bestia y matar a Jade Stone por meterse en su camino ¿dejaras que vuelva a hacerlo? ¡Dejaras que siga dañando a las personas que más qui- —un aullido lo callo.

William se detuvo y Hada salió de la habitación.

— La bestia está cerca...—dijo William al escuchar su aullido. — si no la mata Lowell, la matara él...

Me levante y corrí detrás de William.

El aroma de Jade estaba en todos lados mezclándose con la de la bestia, el lobo.

Corrí hasta lo más profundo. Un cuerpo fue lanzado hacia el mío.

Me reincorpore y ayude a Hada.

El lobo la había lanzado, sus ojos eran rojos, caminaba en dos patas y su hocico estaba manchado de sangre, a su lado estaba Jade en el suelo. 

— ¡William, saca a Jade y a Hada de aquí!—grite lanzándome hacia la bestia.

Sus garras intentaban alcanzarme y cuando lo logro rasguño mi pecho para luego lanzarme hacia los árboles, me levante de inmediato y deje salir mis garras, volví a lanzarme hacia él y rasgue su cuello clavando mis uñas.

Deje que mis garras salieran y se enterraran en lo más profundo de su cuerpo, un aullido de dolor salió de su hocico y me aparte retrocediendo.

Sus ojos se tornaron rojos y volvió a correr apartándose.

Volví a la mansión, al llegar Hada se encontraba en la entrada, camine sin preguntarle su estado y ella me siguió.

— Se golpeó la cabeza, esta inconsciente...—dijo Hada informándome.

Llegue a su habitación y observe a William arropándola con la manta.

— El lobo sigue cazando...—dijo William saliendo— cada vez se acerca más a nuestra raza sin ningún temor, cuando menos lo esperemos atacara.

— ¿Saben por qué vino hasta aquí?—preguntó Hada.

no... No sé —conteste.

Vivir mucho tiempo me hizo ver el lado bueno y malo de todo, la llegara del lobo o como Carlo prefiere llamarlo, la bestia, fue por su sucesor, era mejor para Hada si no sabía lo que pasaba y lo que pasaría.

Entre a la habitación y me senté delante de su cama esperando hasta que despertara, cuando lo hiciera volvería a huir, era fácil saber que haría. 

Años antes nuestra especie ya había sido revelada, claro que la persona que lo dijo fue llamada como loco y asesinado por las personas del pueblo, sus relatos verdaderos se convirtieron en historias para contar y que lograra asustar a los niños.

La poca luz que los árboles dejaban pasar llego hasta la habitación de Jade.

Dolería cuando se apartase de mí, dolería porque la amaba, había aprendido a amar gracias a ella, al principio lo vi como un sueño irreal, pero eso está acabando, ella sabe lo que soy.

— ¡¿crees que ella te amara como yo lo hago?!—grito Lizzy molesta— ¿!crees que aceptara a la bestia que hay en ti?!

—Cállate, has silencio...—pedí a Lizzy.

—la verdad te duele, sabes que lo que digo es verdad, ella no te amara como yo lo hago, te pedí una oportunidad, me rechazaste... No la conoces... ¡ella no te conoce!—grito.

— tú tampoco, le pido que se vaya señorita Wodlow, su presencia me molesta...

Camino hacia la puerta y se giró antes de abrirla.

— ella no te amara, no amara al monstruo que eres...

Lizzy se enteró de lo que era por mi propia boca, confié ciegamente en ella, no la veía con ojos que no fueran los de una hermana, siempre la protegí y la cuide como una.

Salí de mis pensamientos al ver a Jade moverse. 

Me levante de inmediato y camine hacia la puerta con la intención de salir pero su voz me detuvo.

— ¿Qué hacía usted aquí?—preguntó.

— Estaba a punto de irme... Lamento si la incomode.

Tome la perilla de la puerta y salí sin mirar atrás, Hada y William se habían ido desde la noche. Camine hasta la habitación de Sofía, toque la puerta y la abrí al escuchar su voz decirme que entrara.

— ¿Nos iremos ya?—preguntó ya vestida.

— ¿por qué estas despierta tan temprano?

— no logre dormir...

— regresamos a casa en una hora, podrás descansar...

Ella asintió.

Jade subió al carruaje sin decir ni una palabra, ni ella ni Sofía decían nada. Las dos mujeres que más amaba están lastimadas, ambas por mi culpa. 

 

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La Institutriz de DráculaWhere stories live. Discover now