XXVII

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Había querido sacar a un Collins de su propia casa, había hecho mal

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Había querido sacar a un Collins de su propia casa, había hecho mal.

— lo... Lo lamento— dije sin saber que más decir.

Él me miro confundido.

— lamento haberlo querido sacarlo de su propia casa.

— Yo lamento mucho por lo que tendrás que pasar...— sus ojos se tornaron rojos y una de sus manos poso en mi rostro—lo lamento tanto.

Su cabeza se metió en el hueco de mi cuello y grite al sentir como sus dientes se clavaban en mi piel.

Como mi sangre manchaba su ropa y su boca y como el conde Drácula nos observaba con vergüenza.

Desperté...

Lowell era el segundo Collins, uno de los tres hermanos, la razón por la que Sofia estaba impactada, ella mismo me dijo que su hermano había decidido irse sin siquiera despedirse, el odio que el conde Drácula le tenía aumento cuando sus ofensas llegaron a mí. Al escuchar que era Lowell salí apresurada de ahí y decidí descansar.

Quien lo diría, yo creyéndome poderosa al intentar sacarlo de la mansión Collins.

Cada vez me volvía más patética.

Me levante con cuidado y salí de mi habitación, la luz aún no salía, quería descansar pero no lograba dormir. Llegue a la biblioteca y me encerré en ella.

Solo sería por un tiempo, después de todo no importa en donde este porque siempre me encontraran.

Me senté en una silla y mire a todos lados, la poca luz que entraba no me dejaba ver con claridad.

Lowell Collins, por un momento llegue a pensar que estaba muerto o que vivía lejos, sin embargo ahora estaba descansando en la misma casa.

La mañana llegó y mis ojos seguían sin poder cerrarse. ¿Debía una disculpa?. Fue absurda la manera en la que me comporte.

— Señorita Jade— me gire al escuchar a alguien llamarme.

Sofia corría hacia mí con una sonrisa.

— la he encontrado, fui a su habitación y no se encontraba ¿Puede ayudarme?

— claro, Sofia. ¿En que necesitas mi ayuda?

— mi hermano nos llevara a un lugar ¿Puede ayudarme a cepillar cabello? En verdad quiero lucir bien.

Sonreí y tome su mano guiándola a su habitación. Aún seguía con mi vestimenta de dormir y mis pies estaban descalzos pero no sentía nada.

Al llegar a la habitación de Sofia hice que se sentara frente al espejo y cepille su cabello con delicadeza.

— ¿Por qué sigue despeinada y sin zapatos?— preguntó Sofia.

— porque no me he alistado, leí toda la noche.

— si la señora Anne la ve de esa manera se molestara mucho, cuando estaba pequeña solía jalar mi cabello cuando no estaba atado y odiaba que caminara en camisón.

— entonces no hay que decir nada, solo te ayudare para luego ir a vestirme.

— de acuerdo. ¿Usted nos acompañara?

El conde Drácula nunca iría al pueblo al menos que Sofia llorase por ir. Lowell seria quien llevará a Sofia y lo que menos deseaba era estar frente a él por segunda vez.

— no, lo lamento pero preferiría quedarme para poder ayudar a Alice y a la señora Anne.

— Que mal... Esperaba que pudiera acompañarnos—dijo una voz detrás de nosotras.

Trague fuerte antes de girar.

— buenos días, señorita Jade—saludo el joven Lowell. Hice una reverencia y él solamente asintió con la cabeza sin despegar su mirada de mí. 

— no puedo, tengo que ayudar a la señora Anne—volví a decir agachando la cabeza.

— no tiene por qué ayudar a Anne si mi hermano no se lo ha pedido, acompáñenos señorita Jade, estoy seguro de que a mi hermana le encantaría estar acompañada de su presencia.

Mire a Sofia la cual me pedía con la mirada que los acompañara, no quería ir a un lugar en donde ambos estuvieran.

— por favor, señorita Jade—pidió Sofia juntando las palmas de su mano.

—Está bien—dije con una sonrisa.

— baje cuando esté lista, señorita Jade—dijo Lowell saliendo de la habitación de su hermana.

— me alegra saber que me acompañara, desde hace mucho tiempo que no salíamos, además no me gusta cuando mis hermanos me dejan sola. — dijo Sofia. 

—¿dejarte sola?

—sí, me dejan sola y ellos van a otro lugar, bajare para poder comer antes de partir.

Fui a mis aposentos y me vestí, por último me coloque el sombrero sin dejar ningún cabello suelto. Salí de la mansión buscando el carruaje.

— señorita Jade, creí que se arrepentiría—dijo Lowell con una sonrisa al verme salir. 

— no, dije que iría y aquí estoy ¿Nos iremos ahora?—pregunte lista para subirme.

—no, de hecho aún no...

—¿que esper-

Mi voz se detuvo al escuchar sus pasos, debí suponer que el conde Drácula vendría.

—¿Que hace ella aquí?—preguntó el conde Drácula con temor.

— dijiste que la harías tu esposa, ahora ella será parte de la familia. ¿O me equivoco?

— ella no ira—insistió el conde Drácula.

— lo hará, lo hará si no quieres que le pase algo.

—¿Qué puede pasarme?—pregunte ante su comentario.

—absolutamente nada, señorita Jade, pero como sabrá hoy es luna llena y esperamos que pueda estar con nosotros, para nuestra familia es muy importante esa fecha ya que mi madre murió hace diez años atrás el mismo día. Quiero...—tomo mi brazo y me llevo hasta la puerta del carruaje—incluirla en nuestra familia, quiero que sea parte de la familia Collins ¿Qué tiene de malo eso?. Hermano.

El conde Drácula no dijo nada y entro al carruaje molesto, creí que esto era solo una salida al pueblo, ahora veo que no.

El comportamiento de ambos me confundía, creí que era Lowell al que no le gustaría que los acompañara, pero fue todo lo contrario.

—¿Iremos a casa?—preguntó Sofia viendo el camino.

— sí mi niña. Será solo por hoy, descansaremos ahí y mañana volveremos a la mansión.— contesto Lowell. 

—¿A qué se refiere con casa?—pregunte.

— La mansión Collins no es del todo nuestra...—dijo Lowell incomodo— a las afueras del pueblo se encuentra nuestro verdadero hogar, el pueblo de Brasov es solo la creación de mi padre, Andreu Collins.

— ¿la mansión de Brasov es de los Collins?

— no—contesto el Conde Drácula mirando a su hermano— no lo es.

Lowell miro a la venta y sonrió.

— apenas ayer decías que era tuyo ¿Por qué cambiaste de decisión tan fácil?

— eso no te incumbe, el pueblo de Brasov no es nuestro, y lo sabes.

— tú mismo lo dijiste, todo lo de ellos es nuestro.

— Ya n-

— Silencio—dijo Sofia haciendo que todos callaran.

Ella se encontraba escribiendo pero mientras sus hermanos discutían su paciencia se fue acabando y llego al punto en donde lo único que hizo fueron rayones.

Nadie volví a hablar, no hasta que llagamos al lugar que Sofia llamo casa.

La Institutriz de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora