La Institutriz de Drácula

XLI

Sentí mi corazón detenerse, lo observe sin decir nada pero desperté cuando escuche salir de sus labios mi nombre.

Lo observe bien y mire su camisa manchada, de inmediato me acerque a él.

— ¿Qué te ha pasado? — dije al ver rastro de una herida en su rostro.

Drácula no dijo nada, tomo mi mano y la llevo hasta sus labios depositando un beso y cerrando los ojos.

—Te extrañe tanto...—dijo pegándome a él.

Sentí esa sensación que invadía todo mi cuerpo, la alegría y la satisfacción de volver a estar en sus brazos.

Olvide toda mi pesadilla estando a su lado y aunque no escuchaba los latidos de su corazón cuando estaba cerca si escuchaba sus palabras y sus susurros al oído que me decían que todo estaría bien.

Todo estaría bien si estaba a su lado, no me importaba si el estar con él me traía la muerte porque ya la había experimentado y fue cuando me aparte de su lado, no volveré a sentirlo porque no pienso volver a dejarlo, no mientras esté viva, no mientras mi corazón siga latiendo por él.

Me aparte un poco de Drácula y sonreí.

— Jade sabe todo, tenemos que hacer algo para protegerla...—dijo Owen para después darse la vuelta e irse adentrando a la mansión.

—estaré bien... —murmure a Drácula quien sonrió con pesadez.

—lo estarás... Te prometo que lo estarás...

— ¡hermano! — me aleje de Drácula al escuchar a Sofia.

Ella corrió hasta él y se lanzó a sus brazos.

—te extrañe tanto...Creí que no volverías...

Me aparte y entre a la mansión dándoles un poco de privacidad, busque a Owen y lo encontré sentado viendo hacia la chimenea, entre a esa habitación recordando el primer día, cuando entre a ese lugar, cuando comencé a ver con los ojos de la realidad, cuando deje de soñar y aprendí a vivir con los dos pies en la tierra.

Creía en Dios, en el ser todo poderoso, pero desechaba el horror y las desgracias que vivía y que existían, tantas fueron las veces que ignore la fantasía pensando que era irreal, pero se volvió tan real que ahora puedo tocarlo, sentirlo y formar parte de ella.

Viví diciéndole a un niño que las bestias no existían cuando estaba uno a su lado, la sangre de una persona que arrebataba vidas corría por mis venas, era parte de un círculo del cual no quería formar pero no veía la forma de salir.

— ¿Cómo te sientes? —preguntó Owen.

—mejor que antes, estoy asimilando lo que sucede a mi alrededor...

—no veas lo malo, ve lo bueno.

— ¿hay algo bueno aparte de Drácula?

Owen se levantó hasta quedar delante de mí.