XXXVI

11.6K 1K 45
                                    

Llegue a la mansión Stone, aún sentía el miedo con el que me fue al partir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegue a la mansión Stone, aún sentía el miedo con el que me fue al partir.

Entre abriendo la reja, al llegar a la puerta toque.

Espere un tiempo para que Eliza abriera la puerta.

— Adelante, la señora Eliza la espera adentro—dijo una muchacha, me quito mi equipaje y me guió hasta donde estaba mi tía.

— Está adentro...— dijo señalándome una habitación.

Ella estaba en la oscuridad enfrente de la chimenea, arriba de la chimenea había una foto de mi padre y Eliza, a veces me era difícil reconocerlo, él no fue como los demás padres y no vivió toda mi niñez conmigo.

— ¿Jade? ¿Ya has llegado?— camine hacia la habitación al escucharla.

Me posicione a su lado y le sonreír.

— Jade... Nunca me di cuenta hasta ahora, pero eres tan idéntica a James....— mire la fotografía.

¿Era idéntica a mi padre? No recuerdo haberlo visto, nunca conviví con él ni mucho menos pude verlo tan de cerca más que en una fotografía

— ¿Te encuentras bien?—pregunte tomando su mano.

Ella parpadeo un par de veces para luego mirar mi rostro.

— te protegeré, de cualquier bestia que intente lastimarte, no estamos solas, mi niña.

Sus palabras dejaron una duda en mí, la primera semana había pasado, me era difícil salir de la habitación, lo único que observaba era la ventana y a las personas que arreglaban el jardín, mi tía me había escuchado y contrato servidumbre para que se encargada del maltratado jardín.

Ahora tenía un libro nuevo en donde escribía mis pensamientos y emociones, la habitación en la que estaba era amplia y de colores celestes y blancos.

¿Él me extrañaría? ¿Pensaría en mí?

Yo si lo hacía, pensaba en su rostro las veinte horas del día, en las otras cuatro pensaba en la sangre que manchaba su boca.

Había días en los que me arrepentía haber huido y dejarlo solo, no entender lo que era y lo que éramos.

Cuando creí estar sola él apareció llenando de luz mi oscuridad. Cuando él necesito mi ayuda lo deje caer en la oscuridad, me había convertido en una persona egoísta que solo veía por ella, me había convertido en la viva imagen de mi madre.

— Jade, hable la puerta, mis invitados han llegado y quieren conocerte— la voz de mi tía sonó del otro lado de la puerta.

Me levante y la abrí dándole una sonrisa de lado.

— ya bajare, déjame solo arreglo mi cabello.

—claro, pero apresúrate.

Asentí con la cabeza y camine hasta mi tocador, me senté en la silla delante del tocador y peine mi cabello.

La Institutriz de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora