La Institutriz de Drácula

XXX

Hada

— No puedo...—dije llorando.

— Sé que puedes—dijo William tomando mi rostro.

— no quiero...

— si no lo haces morirás de hambre.

William intentaba ayudarme pero no podía, tenía miedo de lo que pasara.

Muchos dicen que beber de la sangre de un ciervo no es tan malo, pero beber de la sangre de la persona equivocada era como beber veneno.

Todos los convertidos estaban dispersados cazando.

— William, ve—dije sabiendo que no bebía desde hace mucho— yo me quedare...

William negó con la cabeza y en ese momento de los arbustos apareció el conde Drácula.

— ve William, yo la cuidare...— dijo. 

William me observo y asentí con la cabeza indicándole que fuera.

— bien, pero cuídala...—dijo William besando mi mano y apartándose.

Mire a Drácula quien no estaba tan manchado de sangre como otros.

— ¿Que no tienes hambre?— pregunte.

Él asintió con la cabeza.

— estoy sediento, Hada. Pero probar de esa sangre se me hace asqueroso—dijo arrugando el rostro.

— Te entiendo...—dije bajando el rostro.

— ¿dime lo que entiendes?

— tengo miedo Drácula, miedo de lo que pueda sentir, no sé qué siento, estoy sedienta...

— ¿y por qué no tomas?

— porque me he cansado de la sangre de ciervos y de más animales, quiero probar la sangre humana pero...

— tienes miedo de que la sangre de William te sepa mal.

Asentí.

— no sé si sigo enamorada o sintiendo algo por...

— Lowell, mi hermano —completo.

— Así es...— respondí.

Me levante y mire a Drácula.

— Iré a cazar—dije y él asintió.

Mentí, corrí buscándolo, corrí hasta topar con su cuerpo.

— Lowell—murmure.

— Hada...— escuche mi corazón.

A diferencia de otros este aun latía, aun no he muerto y solo espero a que llegue el día, humana y vampiro, una mezcla que mis padres crearon.  No dije nada cuando lo vi caminar a mí y tomar mi rostro con fuerza para unir nuestros labios, la sangre de sus labios manchaba a los míos.

Deje de besar mis labios y empezó a depositar besos en mi cuello.

Sabía lo que haría, antes de que él lo hiciera yo clave mis colmillos en su cuello. Él se quejó del dolor y yo sentí su sangre llenar mi boca.

Al alejarme él sonreía. Beber de alguien era valioso, como una muestra de amor. 

— Hada... Aún te amo...—susurro observándome.

Su sangre seguía en mi boca sin ser tomada, al tragarla cubrí mi boca, amargo...

— ¿Estás bien?— preguntó Lowell preocupado.

Me aleje de él y mire al rededor, caí de rodillas al mismo tiempo que escupía cualquier resto de su sangre.

Mire a Lowell el cual se arrodilló frente de mí.

— quede dormida por años después de que te fueras... Me abandonaste y me dejaste al lado de alguien que no amaba...

— pero he vuelto, y no pienso irme sin ti...—murmuro.

Me levante y limpie mi boca.

— cambiaste... Nunca debiste traer a Carló, no solo me traicionaste a mí sino también a tu hermano. Me dejaste sabiendo que te amaba.

Camine para atrás y negué con la cabeza.

— te amé Lowell Collins, pero ahora te odio...

— no lo haces, bebiste de mí porque sabes que aún me amas...

— bebí de ti sin saber que me darías asco..

Lowell amplio los ojos y justo cuando me di la vuelta quede sorprendida.

Drácula y William estaban ahí.

— William...—susurre con miedo.

Sus ojos me miraron con decepción.

Se apartó de nosotros, volví a quedarme con los hermanos Collins.

Mire a Lowell.

— gracias por venir y dejarme en claro que ya no te amo... Que ahora me enamore del infierno, que ahora amo a William, mi rey— mire a Drácula, él estaba cometiendo el mismo error que yo, enamorarse — cuídala, porque ambos sabemos quién es ella, y...— toque su camisa manchada de sangre— límpiate porque la noche aún no acaba...