La Institutriz de Drácula

Epilogo Inicial

Había durado cinco días aquí y creía que todo mejoraría, que todo cambiaria y que volvería con él, que equivocada estaba.

Mi rostro estaba más pálido de lo usual, no había salido de esta habitación y solo almorzaba, Arthur era el único que entraba.

— Mañana saldremos.

Levante la mirada esperando que continuará, Arthur se quedaba hasta el anochecer, no importaba que yo no le respondiera a lo que decía, él continuaba hablando recordando nuestros días felices.

Entre llorando a la habitación, me senté recostando mi espalda a la cama, abrase mis piernas y continúe llorando, no note cuando me quede dormida.

Al abrir los ojos vi una silueta cerca de mi ventana.

— su madre y yo veníamos aquí cada noche desde que se fue — reconocí la voz de Arthur— siempre creí que Veronica no la quería, pero estaba muy equivocado, lloro una semana entera cuando se fue, luego su sonrisa desapareció, Lizzy se molestó mucho, mi hermana ha cambiado ¿Sabe?

Él me observo y se acercó hasta mí.

— espero no la odie, ella no es mala, simplemente esta lastimada, es una lástima ver como las personas lastimadas lastiman a otras pensando que así se sentirán mejor con ellos mismo.

— iremos a Transilvania.

¿A que irían ahí? ¿Traerían a Lizzy de vuelta?

Quería hablar y preguntar de porque el viaje, pero era cierto eso "la boca habla de lo que está lleno el corazón" y mi corazón estaba vacío.

— sé que quiere saber a qué iremos pero... no quiero lastimarla. Acaricie con la yema de mis dedos su mejilla para llamar su atención, luego asentí con la cabeza dándole a entender que no importara que me dijera, no había nada más que pudiera lastimarme.

— la quiero, y la conozco lo suficiente como para saber que destrozaría su corazón y alma.

Tome la fuerza suficiente para hablar.

— no puedes destrozar algo que ya está destrozado...

— Ha llegado una invitación, iremos a la mansión del Conde para....— Arthur se mordió el labio inferior y miro hacia la ventana — mañana es la boda de Lizzy y el Conde...

Que equivocada estaba... si podía lastimarme aún más.

— creí que no hablaba enserio...— dije con pesadez.

— estoy seguro de que no querrá acompañarnos... pero si usted lo desea puedo quedarme,  que mi padre no se opondri-

— Es tu hermana— dije forzando a mi rostro a sonreír— tienes que estar presente, a ella no le gustaría saber que su hermanito no llego a un día tan importante para ella.