XVIII

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Una sonrisa se encontraba en mi rostro mientras miraba el pueblo, habíamos llegado a Transilvania y faltaba poco para que llegáramos al castillo

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Una sonrisa se encontraba en mi rostro mientras miraba el pueblo, habíamos llegado a Transilvania y faltaba poco para que llegáramos al castillo.

Sentía la mirada de alguien observarme, no solo ahora, sino en todo el recorrido.

Sabía a quién pertenecía, mis labios se curvaron en una sonrisa. El carruaje se detuvo enfrente del enorme castillo de Transilvania.

Era la primera vez que pisaba un pie en este lugar.

— ¿nos quedaremos aquí?— preguntó la niña Sofia con sorpresa y felicidad.

— sí —respondió su hermano. 

Los tres bajamos, al entrar unos hombres tomaron nuestros abrigos, el lugar ya se encontraba lleno.

La música sonaba por doquier al igual que los aplausos.

— bienvenido — dijo un hombre caminando hacia nosotros.

Los tres hicimos una reverencia, era notable que él era el anfitrión.

— su majestad— saludo el conde Drácula con una sonrisa.

Su majestad también sonrió.

— lamento las formalidades, amigo.

Eran amigos...

— ¿quién es ella?— preguntó al notarme.

— es Jade Stone, la institutriz de Sofia, espero no te moleste que la haya invitado.

Su majestad sonrió de lado y tomo mi mano depositando un beso.

Amplíe los ojos a tal acto.

— bienvenida, espero te agrade estar en mi humilde palacio.

— la incomodas, William—dijo el conde Drácula.

— lo lamento, mi lady—dijo el caminando hacia el gran salón con nosotros detrás.

Dos hombres abrieron las puertas del gran salón al mismo tiempo que las personas detenían su baile.

Me tense al sentir el brazo del conde entrelazar el mío.

— ¡el conde Drácula Collins de Brasov! ¡acompañado de su hermana Sofia Collins y de su acompañante...!— el hombre se inclinó hacia atrás— ¿cuál es el nombre de la señorita?— preguntó al Conde.

— Jade Stone.

— ¡y su acompañante, Jade Stone!

Las persona volvieron a bailar, conversar y verse entre sí. Mi mano seguía entre lazada a la del conde.

— ¿tienes sueño?— preguntó el príncipe al ver bostezar a Sofia, no colocaba ni la más mínima atención a su conversación.

— si...— respondió ella recostando su cabeza en mí.

La Institutriz de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora