XXXIII

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Las días cambian, las situaciones también, ¿y los sentimientos? El carruaje se había estacionado, Sofia bajo apresurada y entro a la mansión, detrás de ella siguió el conde Drácula extendiéndome su mano para que bajara, la rechace.

Me apresure a bajar y fue directo a mis aposentos buscando papel y tinta. Tan rápido como pude escribí lo único que ella necesitaba saber.

Cuando termine la coloque en un sobre y la oculte debajo de mi almohada, el mensajero llegaba mañana, en cinco dicaz podrida salir de aquí.

El día paso hasta llegar la cena, me senté con Alice e Anne quienes me observaban con misterio.

— deja de jugar con la comida—dijo Anne molesta.

— madre...—regaño Alice.

Levante la mirada observando a Anne, mi mirada callo en su brazo, la vez que sangraba, cuando encontré la camisa del conde Drácula.

— tú lo sabias...—murmure mirando a Anne.

— ¿Saber qué?—pregunto.

—Sabes lo que él es...—dije levantándome hasta llegar a ella.

— yo... No sé nada, no sé de qué hablas, creo que por fin llegó el momento de decir que estás loca, niña estúpida...—se levantó de la silla dejando que sus palabras rondaran en mi cabeza.

No estaba loca, pero me volvería una sino salía de aquí. No había podido ni ver a Sofia a los ojos.

— ¿Que ha sucedido en la casa Collins?—pregunto Alice obligándome a sentar enfrente de ella.

— una pesadilla...

— Jade... dime que sucedió...

— No puedo—murmure levantándome y corriendo hasta mis aposentos.

La comodidad que antes tena había desaparecido, me sentía como en una prisión, me senté en mi cama observando la ventana, saque el sobre y lo tome.

¿Ella me recibiría?

No cerré los ojos en toda la noche, mire el sol esconderse y volver a salir, sentí mis lágrimas mojar mi rostro y el viento secarlas, sentí un sentimiento tan fuerte que se estaba quebrando.

Al ver el primer rayo de sol me aliste y baje.

Anne entregaba sobres aun joven que esperaba, cuando vi que se despidió de él me acerque.

— ¿Necesita algo señorita?—pregunto el joven.

— Entrega esta carta, ahí se encuentra el lugar a donde tiene que llegar—él tomo la carta y asintió.

Cuando me di la vuelta vi a Sofia quien bajaba las escaleras con el rostro triste.

Cuando me vio bajo la mirada y se alejó de mí.

¿Estaba haciendo bien? ¿Estaba siendo justa con ella?

Escuche pasos provenientes de las escaleras, él bajaba a paso lento.

No espere ni un segundo y camine detrás de Sofia.

Era la peor manera de dañarme, alejarme de una persona que comencé a querer y apreciar, ese sentimiento que abarcaba mi pecho, lo que me pedía a gritos que preguntara que era lo que pasaba, como sucedió, que es él...

Escuche un sollozo proveniente de la Cocina, me acerque y escondí detrás de la pared.

—Ella lo sabe...—dijo Sofia a la persona que la acompañaba.

— Lo supuse—dijo la voz de Alice— pero... no llores...

— creí que ella lo entendería... creí que ella lo amaba.

— Sofia, créeme cuando te digo, que nadie lo amara más que yo...

Sus palabras fueron como un golpe, ella...

—Tú no eres la indicada—murmuro Sofia.

— ¿Porque dices eso?—pregunto Alice alzando la voz.

— eres egoísta, y se por qué dices amar a mi hermano...

— no hables...

—no pensaba seguir haciéndolo.

Quería esconderme para que no me notaran pero fue tarde cuando Sofia salió.

—Señorita Jade...

Alice salió de la cocina y amplio los ojos al verme.

—Sofia, ve a tu habitación—pedí.

Ella me obedeció, mi vista fue hacia Alice quien bajaba la mirada.

— Lo amas—afirme.

— Desdé un inicio, antes de que llegaras, lo arruinaste...

—Alice...—murmure.

— no me importa que tenga que hacer, te sacare de mi camino porque solo eres una molesta piedra que se atravesó, una de tantas, no eres especial, él es mío, Jade...

Alice fue otra persona vestida de ceda, envolvió en el desperdicio de persona que era.

Subí a la habitación de Sofia, al abrí la puerta.

— ¿Te molesto lo que dijo?—pregunto Sofia sentada en la cama abrazando sus rodillas.

— ¿porque tendría que molestarme?

— no lose, pero no te enojes con ella, todas esas ideas las tiene gracias a Anne.

—me es difícil creer que Alice haya dicho eso, pero supongo que nunca terminamos de conocer a las personas, no importa lo que dijo...

—mi hermano ha querido hablar con usted.

—Lose—respondí sentándome a su lado—pero es mejor si no lo hace, me iré y será lo mejor, para mí.

Se levantó de la cama y camino hasta la puerta.

—espero sea feliz en donde quiera que vaya...—escuche como su voz se apagaba y hacia más evidente su llanto.

—Sofia... aun no puedo creerlo, espero que me entiendas que si me voy, es para poder entenderlo, para poder comprender que ha sucedido.

—Miente, se va porque es una cobarde—dijo escupiendo las palabras con odio— miente porque tiene miedo de lo que pueda sentir de mi hermano ¿Qué es mi hermano ahora? —Pregunto levantando la mirada— ¿Qué es?

No sabía cómo responder, tenía una idea en mi cabeza que merodeaba a cada instante.

—No lose...

—Lo sabe, claro que lo sabe, sé que piensa de él, pero... —Ella dejo escapar una risa — él la llego a querer... él la quiere. Lástima que una mujer como usted no lo merezca.

—Sofi- —abrió la puerta deteniendo mis palabras.

—espero le vaya bien en su viaje, hasta que llegue el momento en el que tenga que partir, no quiero verla, no me mire, no me hable, no me ayude, porque aun siendo una niña, tengo conciencia de lo que es una persona como usted, no es diferente a las demás, me equivoque... retírese, señorita Jade.

Baje la mirada dolida por sus palabras y camine hasta salir.

—Espero entre en razón...—dijo para después cerrar la puerta. 

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Este a sido uno de los capítulos que a logrado llegar a lo mas profundo de mi, espero les guste. 

 

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La Institutriz de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora