XXII

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Drácula Collins

— lo han herido...—dijo la duquesa Hamilton tocando su cabeza—Ayuden a levantarlo—dijo mientras los guardias lo levantaban.

¿En donde estaba ella?

— está herido y la lluvia no te ayudará a encontrarla, regresemos.

— no, lo siento pero yo la buscare. 

—tú mismo la estás guiando a la perdición, la conduces a un infierno del cual será imposible salir—dijo acompañándome con la linterna.

—si Owen está herido ella también puede estarlo.

— ¿y si ella lo hirió?

— ¿que intentas decir?—pregunte molesto—¡JADE!—grite a todo pulmón.

— sabes lo que quiero decir, nuestro deber es acabar con ella—sus palabras eran frías, aún no entendía porque cada vez le decía querer acabar con ella parecía mentir, se mentía a si misma sin darse cuenta.

— ¡Jade!—grito ella.

La noche entera pase buscándola y sin éxito alguno nos toco volver al castillo. 

— ¿ya a despertado?—pregunte a William mientras entraba.

Él asintió con la cabeza,  sin importarme abrí la puerta de su habitación y lo observe, Lizzy al verme se levanto asustada de la silla. 

— Conde Drácula.— me llamo. 

— necesito hablar con tu padre, espera afuera Lizzy—dije entre dientes.

— per-

— ahora Lizzy.

Ella asintió cabizbaja y salio.

—¿ya... Ya la encontraron?—preguntó con dificultad.

— no ¿Que a pasado? ¿Por qué la sacaste del palacio sin mi autorización?

Él río amargamente y se sentó.

—¿cuando te has vuelto su padre? La tratas como un perro y ella vale más.

— ¿en donde está ella? Owen.

—no lo sé y si lo supiera la seguiría manteniendo alejada de ti.

Salí de la habitación molesto y cerrando la puerta con fuerza, era un maldito bastardo, estaba demente.

— hermano...—Sofia caminaba con un niño al lado.

—¿donde esta Jade?—preguntó el niño preocupado.

—Arthur ¿verdad?

Él asintió con la cabeza.

—no sé donde está, pero la encontrare.

Él asintió y entro a la habitación de su padre.

— hermano... Encuéntrala, y pronto.

Asentí dejando un beso en su frente.

Busque a William yal encontrarlo lo vi hablando con un guardia.

Al verme el guardia se retiro y dejo que ambos habláramos.

— una mujer del pueblo dice haberlos visto discutir, no lo creo posible, después de todo, se aman—apreté ligeramente los puños al escucharlo.

— ella no lo ama.— asegure. 

— eso es algo difícil de creer.

Sus ojos miraron las rosas que crecían en el jardín, era claro que él ya no hablaba de Jade.

La Institutriz de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora