XXXVII

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James Stone

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James Stone

1777

Mi piel hervía, maldecía con todo mi corazón a Carlo Collins.

— ¡Sal maldito monstruo!—grito para luego reír.

Mi cuerpo se estaba desfigurando, mi piel dolía y al gritar él encontró mi paradero. Detrás de él se encontraba su hermano y mi amigo, Peter.

Por el contrario de Carlo, este último se miraba preocupado.

— No debiste hacerlo— dijo Peter empujando a Carlo.

Mi pecho comenzó a arder, en ese mismo tiempo perdí el control que tenía sobre mí.

Presenciaba como lentamente me convertida en una bestia, y como Carlo tras la ambición asesinaba a su hermano.

1792

Miraba desde las sombras como mi hijo crecía, como Carlo se adueñaba de la familia de Peter, era triste saber los planes que tenía hacia el mayor de los Collins.

Al terminar mi vigilancia llegue a la mansión de mi hermana.

— Hermano...—mi hermana corrió hacia mí, claro que ella había descubierto la verdad— mira, hice esto...—dijo extendiéndome un dije— lo he mandado hacer, quiero que sea nuestro escudo familiar— dijo con una sonrisa.

Asentí en después, el lobo con el rubí en el pecho era hermoso.

1796

— ¡Hermano no vayas!—pidió Eliza con lágrimas en los ojos.

— es necesario...

Salí corriendo en dirección a la mansión Wodlow, al llegar lo primero que vi fue a un pequeño de cuatro años, era Owen Wodlow.

Seguí los gritos de mi esposa a mitad de la noche, ella estaba al lado de la familia Wodlow, en sus manos estaba el cuerpo de mi hijo.

— ¿Que...que ha pasado?—pregunte con miedo.

La mujer que estaba a su lado hablo:

— Carlo te busca, y al no encontrarte tomo la vida de tu hijo.... James, por favor corre y vete de este lugar, de lo contrario Carlo no se detendrá hasta encontrarte.

1798

No obedecí lo que me dijeran, no quise dejar a mi esposa sola, y eso se convirtió en un error.

— no puedes tener a ese niño— dije dando vueltas en la habitación.

— lo tendré, es mi hijo... no quiero matarlo—contesto tocando su vientre.

Con el dolor de mis palabras dije:

— o pierdes al bebe, o me pierdes a mí.

Sus ojos se ampliaron de la impresión, mi hijo y yo no podíamos estar juntos, Carlo volvería a buscarlo hasta matarlo, volver a matar a mi sangre.

— entonces vete...

1799

Tenía que desaparecer, la luna llena estaba por emerger, al escuchar la puerta abrirse gire de inmediato.

— Es una niña, tu esposa ha dado a luz a una niña—dijo mi hermana entrando

— ¿Niña?—pregunte con asco.

— sí, la traeré en dos meses y haré lo que te prometí, cuidare a esa niña hasta que cumpla la edad para estar con su madre.

— es una niña, no me sirve, mi maldición también es un linaje, si es mujer no lo podrá continuar.

— es una Stone, quieras o no es tu hija.

—haz lo quieras con ella, mi único hijo murió hace tres años en manos de Carlo y no revivirá...

1800

Corría de los vampiros, entre ellos el hijo de Peter . Me encontraba en mi forma, mientras la luna llena me daba esas fuerzas que necesitaba. El corazón del hijo de Peter aún latía y lo sabía porque era él quien me perseguía.

Al pasar por los arbustos mire a un vampiro atacar a alguien de su misma especie, estaba siendo estúpido al pensar salvar a esa vampira.

Al ver que estaba por poner sus dientes en ella me lance hacia él y con rudeza clave mis dientes en su cuello para luego rasgar su cuerpo hasta arrebatar a su corazón.

— ¡Duquesa de Hamilton!—gritaron a lo lejos, ella me observo.

— gracias...—susurro para luego correr en dirección a su nombre.

Había salvado a alguien que quería matarme.

Estaba por volver a correr pero alguien se lanzó encima de mí.

Con mis garras lo baje y lo tire hacia un árbol, me acerque a él dispuesto a matarlo pero me detuve al verlo.

Era idéntico a Peter , era su hijo...

Lo único que hice fue romper su cuello dejándolo muerto y rasgue su pecho dejando una marca, mi marca.

Sabía que el vampiro volvería a vivir, pero esta vez estaría realmente muerto.

Esa misma noche camine hasta llegar a la mansión Wodlow, mi olfato presenciaba a esa criatura, desdé lo lejos vi por el jardín a una muchacha.

— ¡Jade!—gritaron su nombre, de la mansión salió Veronica, mi esposa.

La joven se levantó asustada y tomo la rosa del jardín.

Jade... era mi hija, la niña que había dejado y me negaba a aceptar. 



La Institutriz de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora