XXXV

11.8K 1.1K 42
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Drácula Collins

De sus labios salió un grito de dolor, no coloque ni la más mínima atención a lo que intentara hacer. Grito pero nunca me aparto de su lado, al terminar de beber parte de ella saque mis colmillos y bese su brazo.

Levante la mirada, sus ojos se encontraban rojos por las lágrimas que salían, su cuerpo estaba quieto y no observaba a nada más que a mí.

— Te aborrezco...—murmuro con odio.

Pegue su cuerpo al mío y metí mi rostro en el hueco de su cuello.

—Lo lamento...—susurre.

Al sentir mis labios en su cuello su cuerpo empezó a temblar del miedo.

No podía hacerlo, por más que quisiera tenerla a mi lado, por más que la amara, no podía mantenerla al lado de lo que ella odiaba, a mí.

Deje un último beso en su cuello para luego tomar su rostro y apoyar nuestras frentes.

— te dejare ir, pero quiero que me prometas una cosa—susurre.

— ¿cual...?

— el día que vuelvas a poner un pie en este lugar, será porque me amas, si ese día llega ten por seguro que no te volveré a dejar ir, no te volveré a permitir que te alejes de mí.

— no volveré...

Sus palabras dolieron, pero sabía que no era cierto.

Uní sus labios a los míos, mis manos acariciaron su rostro con delicadeza mientras lo único que escuchaba eran los latidos de su corazón, su cercanía me era agradable, pero tenía que acostumbrarme a estar sin ella.

Nos alejamos al mismo tiempo, aparte mis manos de su rostro y camine hasta la ventada.

— le diré al cochero que la lleve, infórmele cuando quiera irse, preferiría que partiera mañana en la madrugada, pero eso lo decide usted.

— partiré al amanecer.

No dije nada más, escuché la puerta abrirse y cerrarse. Cerré los ojos con pesadez.

La extrañaría....

Mire hacia la ventana todo el tiempo, deseaba verla partir, aunque me doliera era mejor asimilarlo.

La oscuridad se marchó dejándome ver los pequeños rayos de sol entraban por mi ventana. El carruaje se estaciono delante de la mansión, de la casa salió Jade con su maleta.

Antes de subir miro hacia mi ventana, nuestras miradas se encontraron, mi cuerpo se estremeció al verla, ella cerro sus ojos negando con la cabeza, al abrirlos entro de inmediato al carruaje, escuche las pisadas de los caballos empezar a andar, cerré los ojos deseando que nada de esto estuviera pasando, sin embargo cuando los abrí tuve conciencia y supe que ella se había ido.

La Institutriz de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora