22. ¿Te apetece cenar conmigo? M. (2/5)

Magsimula sa umpisa
                                    

Los recuerdos se agolpaban en aquella casa mientras sacaba los últimos muebles de aquel lugar, no le había costado nada vender aquella casa que fue su hogar durante tantos años, suspiró mirando cada rincón y recordando en cada uno de ellos a su mujer y a su hijo, se aproximó al baño donde la encontró por última vez, la herida todavía escocía y el vacío seguía haciendo acto de presencia, pero al menos había decidido tomar el rumbo de su vida.

Samuel: ya está todo en el camión de la mudanza, están esperando que les des la dirección de tu nuevo apartamento para llevarlos.

Flavio: en seguida voy-Samuel lo vio mirando fijamente a la bañera y palmeó su espalda con una sonrisa.

Samuel: puedes quedarte en mi casa si todavía no estás listo-Flavio suspiró.

Flavio: tengo que continuar Samuel, ya he invadido tu casa durante esta semana, es hora de que vuelva al consultorio y a seguir con mi vida aunque el dolor nunca se vaya-suspiró con los ojos aguados-todavía la sueño por las noches.

Samuel: es normal, apenas ha pasado una semana de lo ocurrido, pero amigo la vida sigue y aquí estamos para lo que necesites-él sonrió.

Flavio: Irina también se ha portado excelente conmigo, ha estado al pie del cañón todos los días.

Samuel: la verdad es que si-se quedó pensativo-ha estado muy preocupada por ti, supongo que es normal ¿no?

Flavio: le he agarrado mucha confianza la verdad, bueno les voy dar la dirección y ya me voy ¿tu qué?

Samuel: yo iré a la empresa necesito jugar con mi tormento un poco.

Flavio: ya no me has dicho como te va con ella.

Samuel: bueno apenas la vi estos días-Flavio hizo una mueca sintiéndose culpable-pero, ya se me hizo el milagro-le guiñó el ojo.

Flavio: ¿en serio?

Samuel: buf amigo, no me cabe en los pantalones cada vez que la imagino desnuda.

Flavio: ¡¡Ay ya cállate!!-frunció el ceño-¡Omite los detalles joder!

Samuel: culpa tuya el preguntar-soltó una pequeña risa-hoy voy a invitarla a mi casa, le prepararé una cena y le haré travesuras-soltó otra risa.

Flavio: me voy, me voy, porque me pones de veinte colores con tus historias.

Le dio la dirección al camión de la mudanza y se subió al coche, pero antes de irse a su nuevo departamento decidió desviarse varias calles, tenía vagos recuerdos del lugar pues solo había estado una vez, pero recordaba nítidamente la puerta y lo que englobaba el vecindario, se bajó del coche y caminó para entrar, miró a todos los rincones en busca de algún vecino que le pudiera facilitar la información que buscaba pero no le hizo falta.

Flavio: buenos días-Irina se vio sorprendida tendiendo la ropa y se puso colorada al verlo.

Irina: ¿Qué haces por aquí?-se acercó y ambos se fundieron en un abrazo.

Flavio: toma-elevó un par de flores rojas-son para ti-ella lo miró ilusionada.

Irina: ¿en serio? ¿Son para mí?-las tomó con dulzura y las olisqueó-jo... gracias, no debías molestarte.

Flavio: es solo para darte las gracias por todo-su sonrisa disminuyó un poco-te has portado increíble conmigo y has sido un gran apoyo para mi en este proceso.

Irina: sigo siendo un apoyo, no quiero que lo olvides.

Flavio: ¿ves? Por eso te las traigo, eres un encanto y bueno, también me pasaba para decirte que ya no estoy en el apartamento de Samuel y... que mañana nos incorporamos al consultorio-Irina abrió los ojos.

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