Patricia: me pondré lo que tú quieras-se mordió el labio y miró a Andrea quien escuchaba-¡Atiende a lo tuyo idiota!

Andrea gruñó y bajó la mirada, lo mejor era hacer algún boceto a escuchar a ese par de cretinos, ¿Cómo se atrevía a hacer eso frente a sus narices? Y ella como una tonta creyendo que le iba insistir ante la invitación de ir a cenar cuando la invitación había sido hacia Patricia.

Beatriz: buenos días-se sentó-esta reunión va ser rápida ¿vale?

Samuel: queremos empezar con el evento lo más pronto posible para adelantarnos a la competencia-continuó-así que el límite que vamos a poner será de 35 diseños.

Patricia: ¡Eso es demasiado!-arqueó las cejas-apenas tenemos 15 entre esta y yo-señaló.

Beatriz: tenemos colecciones de hasta 50 o 60 diseños, cuanto más produzcamos más ganancia obtendremos y más éxito, ya bastante la delimitamos en 35 por el poco tiempo que tenemos-miró a Andrea-quiero que os pongáis fuertemente con ello ¿crees que podrás con la presión? Recién acabas de llegar.

Andrea: claro, no se preocupe.

Samuel: producción ya casi está terminando de producir los que tenemos así que era bueno darse prisa para que producción tenga trabajo, mientras nos encargaremos del evento de la colección.

Beatriz: queremos que el evento esté listo en una semana.

Patricia: creo que os habéis vuelto locos... ¿Cómo vamos a tener 20 modelos en una semana?

Samuel: empezando a dibujar querida.

Beatriz: eso es todo.

En cuanto dieron por terminada la reunión Andrea se levantó, no sabía que era lo que la tenía enfurecida si el hecho de tener casi 20 diseños listos en una semana o el hecho de observar como Samuel usaba los mismos trucos  con Patricia, entró en su estudio y tiró su bolsa.

Andrea: ¿serán celos esto que siento?

Como cada mañana Flavio admiraba a Noemí, ¿sería hoy un buen día? Todas las mañanas se hacía la misma pregunta cuando la veía dormir, deseaba que su mujer se curase, que volviese por todos los medios volver a ser esa joven que lo enamoró cuando eran jóvenes... ansiaba con todas sus fuerzas recuperar a su mujer.

Flavio: ya tengo que irme al trabajo-suspiró-ya sabes.

Rosario: si... no se preocupes señor, la vigilaré como siempre y evitaré que cometa alguna locura.

Flavio: cualquier cosa por cualquier motivo no dudes en llamarme, por si te volviese agredir ¿vale?

Rosario: si, váyase tranquilo

Dio una última visual a su casa con tristeza antes de marchar a la clínica, recordaba los momentos de felicidad que siempre lo rodearon desde que conoció a su mujer, recordaba sus citas, la primera vez que la beso, que la hizo suya, recordaba nítidamente el día de su boda y los únicos momentos que tuvo con su hijo.

Desvió su camino y acabó en el cementerio, caminó hacia el panteón familiar delineando las letras que componían el nombre de su hijo con la punta de los dedos, "Héctor Alvenis" suspiró con los ojos llenos de lágrimas, cargaba con el dolor de aquella muerte de forma incansable, quien iba pensar que su hijo de apenas 2 años había desarrollado una cardiopatía que lo fulminó de un infarto.

Quería sentir el apoyo de su mujer, quería desahogarse y gritar que lo echaba de menos, pero tenía que luchar solo contra ese sentimiento, su mujer no se encontraba en condiciones de luchar a su lado, más bien se encontraba luchando en su contra, su teléfono sonó.

ADORABLE TORMENTOWhere stories live. Discover now