"Déjame probarte, ____. Seguro que estas deliciosa." Susurró con la voz rota.

Joder, como me tenía. No era normal.

Asentí y volví a abrir las piernas. Él se inclinó sin apartar los ojos de mí. Cuando su lengua tocó mi feminidad, fue el paraíso. Cerré los ojos y me dejé llevar. Su lengua estaba haciendo maravillas. Lamía, chupaba. Y cuando sus dientes actuaban yo no podía mas. Mis manos se agarraron de su pelo mientras gemía. Esto era otro nivel, otra sensación de placer completamente distinta. Noté su lengua adentrándose en mí y arqueé mi cuerpo queriendo mas. Mas de él. Mas de nosotros.

"Que bien sabes, ____..." Pronunció llevándome con él a otro lugar. Lejos, muy lejos.

Dio otro fuerte lametón que hizo que mi cuerpo temblara. Joder, joder.

"Justin, voy a..." Murmuré mientras mis manos agarraban las sábanas con fuerza.

"No, no, aún no..."

Noté como dos de sus dedos se colaban ahora donde hace un momento estaba su lengua. Siguiendo el juego, haciendo que me mareara, sus dedos siguieron el movimiento de vaivén. Hacia delante, hacia atrás. Yo no podía mas. Iba a llegar en cualquier momento. 

Me incliné hacia delante y rodeé su cuello con mis manos para atraerle hacia mí y besarle. Besarle con unas ganas infinitas, respirando su aire, probando mi sabor. Justin me respondió con la misma voracidad, sin dejar de hacerme sentir aquella explosividad. Le quería dentro. A él. Ahora.

"Por favor, Justin..." Supliqué contra sus labios antes de volver a unirlos.

"Por favor, ¿qué...?" Apoyó su frente contra la mía. Nuestras narices se rozaban y yo solo dejaba escapar gemido de placer.

"Te quiero a ti..."

"Me tienes a mi." Dijo deslizando sus labios sobre los míos.

"Te quiero dentro de mi."

"¡Pues vamos a follar como locos!" Gritó una voz distinta a la de Justin.

Y entonces abrí los ojos.

Justin:

"¿Estamos todos?" Preguntó Tony.

Asentimos. No había salido últimamente de allí. De aquel edificio. Su base secreta. No aquel en el que me habían encerrado desde un principio. Su edificio general. Su terreno.

Desde que había llegado (sí, ahora lo digo así), había estado metido en aquel edificio perdido, sucio y apestoso. Esta era la segunda vez que venía a la empresa de Tony. La primera para llevarme una buena paliza... Todavía recordaba los golpes... por ella.

Negué con la cabeza y me obligué a estar atento. Esto era importante. Íbamos a coger el envío de uno de los grupos mas importantes de todo Estados Unidos, y no era un juego de niños. Iba a ser peligroso, muy peligroso, y debía poner mis cinco sentidos en la misión que me toca ejercer.

Había muchas caras que había conocido desde que estaba aquí. Algunas mucho mas agradables que otras. Derek, Shaw, Travis, Lucas... Habían hecho que fuera uno de ellos, un monstruo. Y había empezado a acostumbrarme a la sensación de ser temido, de ser odiado, de ser poderoso. Y empezaba a gustarme, a gustarme mucho.

Estábamos en la Sala B, una de las últimas salas, en el sótano, rodeando la mesa central que iluminaba la única luz que había en el techo. Preparando lo que sería el mejor contrabando de la historia. Y yo quería participar. Yo quería estar en el juego, en la acción.

"Bien, empecemos." Anunció Tony, que se encontraba a mi derecha observando todos y cada uno de los mapas y papeles que se encontraban en la mesa. "Esto es lo mas importante que hemos hecho, chicos. No permitiré ni un puto fallo. Ni uno solo. Todos tendréis que representar vuestro papel a la perfección, si veo que alguno se desvía, será sustituido. Y seguro que nadie quiere ser sustituido." Su voz ronca por el tabaco entraba de lleno.

"El barco llegará en dos días. En dos días todos estaréis en vuestros puesto esperando ordenes y acatándolas. Scot, tu recibirás la mercancía junto con cuatro hombres: David, Shaw, Dylan y Oliver."

"Entendido." Confirmó Scot.

Scot agarró uno de los papeles que Tony le ofrecía. Supuse que ponía la hora, el barco y el código del envío junto con el número de embarque y de cajas.

"Travis, te quiero en la retaguardia junto con tus chicos. No quiero que nadie estropee el plan. Nadie puede acercarse a menos de 10 metros del barco sin mi consentimiento, ¿queda claro?" Ordenó señalando el perímetro en el mapa que había justo en el centro de la mesa.

"Captado jefe." Anunció Travis con una sonrisa de orgullo.

"Derek, Lucas y Greg iréis en los camiones a esperar la mercancía. Los chicos os la llevaran hasta este bunker y vosotros la recogeréis una vez la hayan colocado todo dentro." Marcó la cruz en el lugar indicado.

Los tres asintieron sin decir una sola palabra. Todavía no había dicho que sería lo que me tocaría hacer a mí, pero lo intuía. ¿Estaba preparado? No lo sabía. Pero lo haría. Como siempre. Porque no soy un cobarde.

"Justin, tú conmigo." Asentí sin mirarlo.

"¿Qué haremos?" Sí, me atreví a hacer la pregunta después de todo.

"Vamos a matar a todos y cada uno de los tripulantes de ese barco."

Tragué saliva. 

"A todos." Murmuré.

_____:

"¡RYAN VETE A LA MIERDA!" Grité lanzando la almohada hacia su cara.

Mala suerte la mia que la cogió al aire antes de que impactara mientras se volvía a reír con mucha mas fuerza.

"Eso te pasa por soñar cosas que no debes y encimas comentarlas en alto." Comentó riéndose como si en cualquier momento le fuera a faltar el aire.

"Que te jodan." Comenté mientras me cruzaba de brazos sentada sobre la cama de Justin.

Esa noche nos habíamos quedado hasta muy tarde trabajando sobre los posibles lugares en lo que podría estar Justin, y como íbamos a lograr reunirnos con él. Yo acabé tan cansada que tuve que quedarme a dormir en su casa. Al menos había una cama vacía. Asi que esa noche me dormí en la habitación de Justin, que tantas otras veces había compartido con él y cuando todo estuvo sumido en un completo silencio y Ryan estaba completamente k.o, lloré. Lloré cuando su olor me invadió y me hizo echarle mucho de menos. Me recordó donde podría estar, que estaría haciendo y como sería. ¿Habría cambiado mucho? ¿Pensaría en mi de la misma forma que yo en él? ¿Habría intentado escapar? La chica que vino a verme, dijo que nunca saldría de allí. Pero, ella escapó, ¿no? Tiene que haber una salida y si la hay, tiene que haber un modo de entrar.

Ryan y yo vamos a conseguirlo. Voy a conseguirlo.

"No, gatita, te joderé yo a ti, grrr" Dijo imitando la voz de su amigo desde la puerta de la habitación.

Me levanté de la cama y fui directa hacia él. Pareció tardar en ver a donde iba y su risa se paró cuando se fijó en mi cara, completamente serie salvo por una sonrisa perversa.

"Te vas a cagar, Butsy."

Y los dos echamos a correr por toda la casa, riendo, por primera vez después de muchas semanas. Y nos sentíamos bien, nos sentíamos libres.

Porque íbamos a conseguir traer a Justin.

Esclavos de la noche.Where stories live. Discover now