Capitulo 23

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¿De verdad pensaste que yo podía incluso, quererte?”

La mañana siguiente no fue exactamente como me esperaba. Después de la noche que había pasado no era completamente yo misma, por así decirlo. Las palabras de Matt retumbaban por mi cabeza todavía. “Te quiero”. Eran palabras fuertes para soltar a la ligera. ¿Yo le quería? ¿Le había querido antes? Por supuesto que sí, pero no había dicho esas palabras. No había dado nombre a esos sentimientos. No eran lo suficientemente fuertes como para dotarlos de nombre. No había ningún te quiero. Pero aún así le quería. Le quería como se puede querer a un amigo. Me daba cuenta de eso ahora.

Pero el problema estaba en otra cosa. Otra persona. Otro lugar. En el corazón. ¿Qué quería yo? ¿Le quería a él? ¿Le quería para toda la vida? ¿Le quería para crear historias que no tienen final? Tal vez si. Tal vez es lo que deseaba. Pero mis sentimientos estaban fuera de sí y no había manera de entenderlos.

Toda la noche estuve dando vueltas en la cama. Lo mejor sería no pensarlo más. Hacer como si la cosa no fuera conmigo. Olvidarme de todo. Estas cosas del amor solo daban dolores de cabeza innecesarios. Pero seguía pensando en esas cosas. En los “te quieros” y en la forma en la que la gente lo suelta a la ligera. Era una palabra muy grande que significaba aún más y ellos se lo dicen a cualquiera. Y todos acaban con el corazón roto. Yo no quiero eso.

Entré en la clase de Harris como cada mañana y me senté en mi sitio. Busqué a Matt con la mirada pero fue inútil. Su madre me había dicho que no iba a aparecer por unos días. En su estado lo que necesitaba era descansar. Pero aún así mi mirada le buscó como cada mañana. La costumbre.

En cambio no le busqué a él. No había aparecido por esta clase desde que salió del hospital. Sabía que quería evitarme, de la misma manera en que lo hacía yo. Pero ayer me miró. Me miró y mantuvo su mirada. No como las otras veces. Mantuvo su mirada en mí.

Harris cerró la puerta detrás de él. Ningún alumno más iba a entrar entonces. Colocó sus libros en su escritorio y yo hice lo mismo sobre el mio, ocupando parte del espacio de mi compañero. Invisible. Harris comenzó a hablar sobre el descubrimiento de América. Este tema siempre se abordaba cada año y me lo sabía de memoria. Gracias a eso, la clase se pasaría todavía mas lenta si eso era posible.

Abrí mi cuaderno y tomé “apuntes”. O lo que en mi idioma significa: dibujar todo lo que se me pase por la cabeza. Al menos no tendría que estar atenta a la explicación y pasaría por alto mi existencia. O eso pensaba.

“Chist, chiiist. ____.” Me giré con disimulo cuando Sophie, la chica que se sentaba detrás mio me llamó. Extendió un pequeño trozo de papel en mi dirección. Lo cogí y la miré interrogante.

“De Katy” susurró. Y volvió a colocarse en su sitio. Espalda recta.

Me giré de nuevo y pensé en hacer una bola con la mierda del papel. Romperlo o tirárselo a la cabeza. Seguro que acertaría. Y además sonaría hueco cuando la golpeara. Pero la curiosidad fue mas fuerte que mi odio y abrí el papel escondiéndolo por debajo de la mesa.

-No tienes ni idea de lo bien que lo pasamos ayer Justin y yo-

La sangre me hirvió. Tuve que contar hasta diez y decirme a mi misma unas cincuenta veces que estábamos en clase. Que este no era sitio para ir y arrancarle los pelos de un solo tirón. Arrugué el papel y mantuve la bola en mi mano. Intenta sacarte de quicio. Sólo lo hace para provocar. Y lo había conseguido. Todo mi cuerpo estaba tenso y apretado. Mis manos, mis dientes, mi entrecejo. Quería barrer el suelo con cada una de sus extensiones.

Esclavos de la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora