Capitulo 13

4.1K 184 1
                                    

"...aunque el Justin que me ponía de los nervios me atraía infinitamente."

Otra vez en ese horrible lugar. Otra vez el humo contaminaba mis pulmones. Tenía el corazón en un puño y no podían culparme. Me había ido con él. Supongo que eso estaba bien, que era lo correcto, porque había deseado irme con él desde el momento en el que le vi. Pero este sitio me daba escalofríos. Incluso con Ryan al lado no me sentía segura, y mucho menos con Justin en medio del círculo dándole puñetazos y patadas a su contrincante.

Ryan me había asegurado que todo iba a estar bien. Que era una pelea fácil y que Justin tenía todo bajo control. Según él ya se había enfrentado a este chico. Pero yo tenía miedo. Tenía miedo de que volvieran a hacerle daño como la otra vez, aunque sólo fueran unos pequeños golpes y cortes. No quería volver a tener que llevarle apoyado en mí. Ni tener que curarle las heridas, aunque después de eso llegó el be... No, no, centrate ___, mira donde estas.
Esta vez el contrincante de Justin era de su mismo tamaño. Tenían cuerpos similares aunque Justin estaba mucho más fuerte. Sus abdominales se marcaban en cada golpe acertado. Pero el chico, por lo que oí comentar a Ryan con otros hombres de alrededor, parecía poca cosa, pero podía aplastarte en 5 minutos si te descuidabas. Me mordí el labio mientras contemplaba la escena. Justin y su oponente (llamado Max, por cierto), se miraban el uno al otro. Era electricidad. Pero electricidad del tipo que asusta, de esas miradas que lo dicen todo. Vamos, que sales corriendo. Max se movió rápido pero no lo suficiente. Justin consiguió esquivar su gancho y le atacó a la espalda con el codo. Un golpe seco.

Esto hizo que Max se desestabilizara por unos segundos, lo que le permitió a Justin girar totalmente y darle una fuerte patada en las rodillas haciendo que cayera al suelo. Max no se esperaba aquello por lo que se vio atrapado cuando su oponente se agachó al suelo junto a él y comenzara a pegar unos buenos golpes.

“¡VAMOS JUSTIN, TERMINA CON ÉL!” Gritó Ryan como pudo en medio de todo el bullicio.
Yo ahora casi no podía ver. Todos los hombres comenzaron a enderezarse y ponerse de puntillas para ver como “la bestia” Justin terminaba lo que había empezado. Intenté encontrar algún hueco para verle. Pero no conseguía nada.
“Que bueno puñetazos pega...”
“Que gran entrenador ha tenido que tener, joder, que chico.”
“ES UNA BESTIA”
“Pagarían un buen pastón por él.”
Los hombres murmuraban a mi alrededor, gritándose unos a los otros desde extremos opuestos de la sala. Finalmente se hizo el silencio. Silencio que desapareció con los gritos y vítores que aparecieron una vez que Justin se puso de pie. Ahora si le podía ver bien. Suspiré aliviada al darme cuenta de que solo tenía una pequeña herida visible en la mejilla. Luego sentí una mano alrededor de mi brazo y un ligero tirón colocándome al lado de Ryan.
“Vamos, ___. Tenemos que salir de aquí antes de que empiece a pasar el dinero de mano en mano.”
Asentí. Y agarrándome a la parte de atrás de su camiseta le seguí. Poco a poco esquivamos a todo el mogollón de hombres que deseaban obtener el dinero de sus apuestas. Gritos, gritos e insultos. No oías mucho más. Me apreté mas a la espalda de Ryan que me marcaba el camino. Al final llegamos a la misma habitación oscura en la que estuve la última vez. Me separé de él y miré a través de la puerta a las personas que había en aquel horrible lugar.
“¿En todo esto solo vale el dinero?” Pregunté abrazándome a mi misma. Escalofrío.
“Si.” Asintió y miró en la misma dirección que yo. “Justin sólo está aquí para conseguir dinero para su abuelo, ¿lo sabes verdad?”
“Me dijo que estaba enfermo, pero no de qué...”
“Cáncer” carraspeó. De nuevo, escalofríos.
Eso me dolió. Me dolió que con sólo 19 años tenga que hacer esto. Me dolió que con sólo 19 años tenga que hacerse cargo de su abuelo. Cáncer... Eso explicaría la gran cantidad de dinero que tiene que reunir.
“Lo, lo siento... No sé que decir...” Respondí después de unos segundos.
“No digas nada. A él menos.” Se acercó unos pasos a mi mientras continuaba mirando a la multitud buscando a Justin. “No quiere que nadie sienta lástima. Su abuelo sigue manteniéndose fuerte y eso es lo que importa. Él le cuida bien. Sabe lo que hace.”
Asentí de nuevo, pero aquellas palabras no quitaban el nudo de mi estómago. Era un gran chico. Muy valiente además, y Ryan tenía razón. No hay que sentir lástima. Su abuelo sigue con él y no se va a ir a ninguna parte porque le van a curar. Se va a poner bien.
“Hola, chicos.” Justin acababa de aparecer por la puerta. Iba vestido de su forma habitual, como si nada hubiera pasado. Camiseta azul de cuello en V, pantalones negros caídos y sus supras. Esta vez azules y negras. Sonrió. “¿Qué tal he estado?”
“Podías haber acabado con él antes de lo que lo has hecho...” Comentó Ryan.
“Tenía que darme cancha si quería que apostaran un buen montón.” Me miró entonces a mí sonriendo aún. “¿Como estas, ___? ¿Te ha cuidado bien el capullo este?” Hizo un gesto con la cabeza en dirección a Ryan.
Las lágrimas de preocupación y orgullo empezaron a llenar mis ojos. No iba a llorar, no... Fui hasta él y lo abracé con fuerza. Dios, olía aún a él. Sus brazos me rodearon la cintura y me acercaron aún mas. No quería irme de allí. Su calor se sentía demasiado bien.
Carraspeo.
“Me parece genial que os llevéis tan bien, pero cortaros un poco.” Dijo Ryan. Solté una pequeña risa y me aparté un poco de Justin. Levanté la mirada a sus ojos. Él miraba a su amigo con el ceño fruncido.
“Te voy a dar una paliza al final por corta rollos, gilipollas.”
“Esa boquita, Bieber” sonrió con diversión. “¿O quieres que te lave la boca con jabón?”
“Que amariconado te estas quedando, bro...” Los tres nos reímos.
Hace unas horas estaba enfadada con él, dolida y ahora nos reíamos juntos. Nos abrazábamos. Sonreíamos y lo demás nos daba igual. Me apreté un poco más contra él y suspiré sonriendo. Noté una mano acariciarme el pelo con suavidad.
“Bueno, mejor vayámonos. Creo que con lo que he ganado os puedo invitar una pizza.” El pecho de Justin retumbó cuando habló. Yo me aparté entonces completamente y Ryan asintió.
Supongo que esta noche tocaba pizza.
“Disculpa, ¿señor Bieber?” Un hombre trajeado detrás de la puerta habló. Su voz era grave y hacía que mi cabello se erizara. Era más bajo que Justin y bastante mas gordo. Una abundante barba rodeaba su boca y el pelo moreno de su cabeza estaba peinado hacia atrás. Dos enormes gorilas aparecieron entonces detrás de él. Mafia.
“Soy yo.” Justin rápidamente se puso recto y totalmente serio. Esto no era bueno.
“Tony Watson.” Aquel hombre extendió su mano hacia él. Justin la apretó con la suya a modo de saludo y el hombre sonrió con malicia. “He visto como peleas. Mi enhorabuena.”
“Gra-gracias.” Podías oler su nerviosismo desde aquí.
“Querría poder hacerte una buena oferta, tal vez noso-”
“No me interesa.” Respondió cortante. Justin comenzaba a estar bastante tenso en esta situación. Miré a Ryan. Sus ojos solo mostraban terror. Oh, dios mio.
“Creo que no me has escuchado bien... Es una oferta que no puedes rechazar, niño.” Sonrió de nuevo juntando sus manos llenas de anillos bajo su pecho.
“Creo que sí le oí y no, no voy a escuchar su oferta ni a aceptarla.” Me miró después y estiró una mano hacia mi que no dudé en agarrar ni por un segundo. “Nos vemos, caballeros.” Agarrando mi mano, Justin inclinó un poco la cabeza a modo de despedida y tiró de mi para salir por la puerta entre esos dos gorilas. Nos lo permitieron. Nos dejaron salir. Ryan iba detrás de nosotros.
“¿Que cojones, bro?” Preguntó Ryan a la vez que acelerábamos el paso.
“Aquí no.” Comentó Justin entre dientes. Yo apreté su mano. Los tres salimos de allí con bastante prisa. Supongo que la Mafia no suele ser tan amable.

**


La tarde finalmente había sido divertida. Si dejamos de lado el momento “mafioso” que tuvimos y el silencio incómodo que hubo después en el coche de Ryan.
Nos fuimos a casa de ambos. Seguía tal cual la vi la última vez. Después de entrar Justin tuvo un cambio de carácter bastante repentino y de pronto todo parecía normal. Encargamos unas pizzas y estuvimos haciendo bromas entre nosotros. Ryan era un tipo muy agradable y divertido, además no dudaba en vacilar a Justin cuanto quisiera. Le había visto en mi clase de Literatura pero no habíamos hablado nunca, así que me sorprendió que fuera amigo de Justin. Se conocían desde que eran pequeños y ambos habían venido de Canadá aquí. No pregunté el motivo. Notaba que era demasiado personal. Los dos hablaron de sus partidos de hockey al salir del colegio, de todos los castigos que les habían puesto y las acampadas que hacían en verano con el abuelo de Justin. Sonreí. Sonreí viéndoles contentos y animados. De vez en cuando también contaba algo de las cosas que Danna y yo hacíamos cuando éramos niñas. Les conté como conocí a Eric y las millones de bromas que nos hacíamos mi hermano y yo (si es que bromas podían llamarse). Nos reímos mucho, y comimos otro tanto. Sobre las 8 Ryan se despidió y se fue a trabajar. Tenía un trabajo a media jornada en un bar de aquí cerca. De alguna forma tenía que pagar el alquiler.
Justin y yo nos quedamos solos y no fue raro ni incómodo. Estaba agusto. Estaba contenta. Me gustaba este Justin. Vimos una película tumbados en su sofá. Él a un lado y yo al otro. Mientras el televisor mostraba “Recuérdame”, Justin comenzó a bostezar. Lo que me hizo coger un puñado de palomitas que habíamos cocinado antes y tirárselo a la boca para ver si encestaba. Me miró con el ceño fruncido cuando le golpearon en la nariz mientras que masticaba ya que alguna si había entrado. Me tapé la cara de la risa pero no pude aguantar mucho y solté una fuerte carcajada que hizo que Justin riera conmigo. Después de eso él se tiró sobre mi y nos hicimos cosquillas, caricias, nos abrazamos y miramos juntos la película. De vez en cuando él acariciaba mi pelo y dejaba pequeños besos en mi cabeza. Me sentía bien, muy, muy bien. No quería que este momento terminara. Este era el Justin que me gustaba, aunque el Justin que me ponía de los nervios me atraía infinitamente.
Apoyada en su pecho miré la hora. Mis ojos se abrieron como platos. Las 10 de la noche. Mi madre iba a matarme. Me levanté corriendo quitando los restos de palomitas que quedaban por mi camiseta y mis pantalones y busqué rápidamente mis botas. Un pie, otro. Justin me miraba con las cejas levantadas sin saber exactamente que es lo que estaba haciendo.
“___, ¿que haces?” Su risa comenzó a sonar por toda la casa haciendo que sonriera.
“Tengo que irme, van a matarme como no llegue ya.” Fui corriendo al sillón del otro lado y agarré mi chaqueta. Me la coloqué y justo antes de darme la vuelta los brazos de Justin rodearon mi cintura.
“Quédate...” Dijo apoyando su barbilla sobre mi hombro.
Solté sus manos de mí. “No puedo...” En este momento me daba mas miedo mi madre que cualquier otra cosa. Me di la vuelta y agarré mi teléfono para después dirigirme a la puerta.
Pero él ya estaba ahí para impedirme el paso. “No voy a dejarte ir.” Dijo con su sonrisa irónica.
“Justin, me van a matar, llego como 2 horas tarde y es entre diario. Voy a morir.” Suspiré y me acerqué tocando el picaporte. Él apartó mi mano y la sujetó. Tiró de mi hacia él.
“Te iras, pero con una condición...” Sonrió con esa sonrisa que me ponía nerviosa. Mierda.
Le miré con una ceja levantada. ¿Estaba de broma? “No voy a besar-”
“Quiero una cita. De verdad. Tú y yo.”

Esclavos de la noche.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα