Capitulo 12

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  “Tú eres mi problema.”

El pecho dolió todo el fin de semana. Las horas se pasaron lentas y yo no tenía ganas de hacer nada. Danna me llamó para quedar pero ni siquiera respondí. Mis planes de finde eran quedarme en la cama el máximo tiempo posible, escuchando música y olvidando el viernes. Él me llamó también, me envió mensajes incluso pero tampoco respondí. No tenía fuerzas. Todo lo que dijimos, aquellas cosas... Sabía que la había cagado, sabía que era una estúpida por no darme cuenta de que Justin realmente me gustaba, por que lo hacía. Me gustaba mucho. Y eso no era posible en tan poco tiempo.

Matt también llamó y respondí. Hablamos de todo lo que había sucedido. De que llevaba una semana entera sin hablar con él y estaba acostumbrada ha hacerlo a cada minuto. Me pidió vernos el lunes a la hora del almuerzo. Pero que le perdonara si se acercaba antes de esa hora a hablar conmigo. No tengo ni idea de por qué le di una oportunidad. No tengo ni idea de por qué hablé con él, pero creo que le echaba de menos. Pero aún le veía con las manos en la rubia, así que no iba a ver nada de reconciliación, como mucho amistad. Porque supongo que un amigo no hace nada malo.

Pero a Justin no le di esa oportunidad, no le dejé ser mi amigo. Porque quería ser algo más para él. Y él también quería o eso dijo antes de volver a su verdadero yo y sacar sus verdaderas intenciones. Yo solo tenía miedo. Tenía miedo a que volvieran a romperme el corazón, a que me fallaran de nuevo después de tantas veces. Tal vez sea una exagerada pero para mi es importante. No quiero una relación basa en mentiras. No quiero volver a sentirme sola, no quiero volver a tener que llorar por nadie. Esa no soy yo. Esa es la que me hace ser mi corazón y no me gusta porque duele, realmente duele. Y por eso no muestro mis sentimientos. Es signo de debilidad. De que puedes romperte. Y Justin me hace eso. Me hace débil.

El lunes no empezó con buen pie. Tuve que salir de casa corriendo ya que mi hermano me había parado el despertador. Es así de majo. Mi madre como siempre, defendiéndolo: “Son cosas de niños, ___”. Espero que cuando él se encuentre sin su mando de la Xbox también diga que “solo son cosas de niños”. Llegué a clase antes de que la directora me cerrara la puerta en las narices. Entré dando grandes bocanadas de aire y me disculpé por mi retraso. La primera clase al menos fue entretenida. Adoraba a mi profesor de filosofía. De verdad. Era el único que podía hacer que Patlón me gustara. Y eso ya es decir.

La segunda clase por el contrario... Cuando crucé la puerta Katy estaba sentada sobre las piernas de Justin. Volviendo a tu yo habitual. Yo pasé por su lado sin darles demasiada importancia y dejé caer mi mochila sobre mi mesa. Me giré intentando encontrar a esa persona. Allí estaba. Tal vez sería divertido. Vas a meterte en un lío. No, sólo vamos a jugar a su mismo juego. Matt no lo sabrá... Esa es la cosa. Me acerqué a Matt que hablaba animadamente con Jake, su mejor amigo, y con mi mejor sonrisa me senté sobre sus piernas y le di un beso en la mejilla. Tampoco íbamos a excedernos.

“Buenos días.” Sonreí.

“Bueno días, princesa. ¿Qué ha pasado hoy?” Rió.

Me encogí de hombros y rodeé su cuello con mis manos. “Nada, ¿no puedo venir a abrazarte ahora o qué?” Él soltó una fuerte risota y asintió sin dejar de sonreír.

“Claro, las veces que quieras” dijo sonriendo y devolviéndome el beso en la mejilla que yo antes le había dado.

Jake carraspeó. “Creo que no me habéis contado algo...” Yo reí junto con Matt.

Me levanté no sin antes volver a darle un beso, esta vez en la barbilla. “Mejor me voy, que el señor Harris ya está aquí, hablamos a la hora de comer.” Me giré hacia Jake y le dí un puñetazo juguetón en el hombro.

Esclavos de la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora