Capitulo 37

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 “No llevas sujetador.” 

No suelo llevarlo cuando duermo”

Era algo ya normal que Justin viniera a las tantas de la noche hasta mi casa, subiera por el lado derecho de la casa y se colara en mi habitación. Yo tampoco tenía mucho que objetar. Dormía mucho mejor a su lado. No había pesadillas, malos sueños, monstruos o cualquier otra criatura. Sus brazos me rodeaban y yo me sentía protegida.

A veces era él el que tenía malos sueños. Se despertaba sobre saltado y sudoroso. Pero luego se giraba, me acariciaba el pelo y susurraba: 'estas aquí...' y volvía a caer en brazos de Morfeo. La primera vez que ocurrió me levanté asustada. Nunca le había visto así. Su cara estaba completamente pálida y temblaba. Le temblaban sobre todo las manos. Yo sólo pude abrazarle y decirle que sólo era una pesadilla, que fuera lo que fuera no era real. Él me miró, con la misma expresión pálida y asustada, y me besó. Después susurró esas palabras. 'Estas aquí'. Noche tras noche las oía. Y yo le respondía que aquí es donde estaría, para él, por siempre. Entonces su cuerpo se relajaba, su corazón empezaba a latir con normalidad y volvía a abrazarme. Con fuerza. Como si pensara escaparme.

Por las mañanas nunca quería hablar sobre sus pesadillas. Yo tampoco quería atosigarle con el tema. Siempre que lo sacaba, ya fuera a colación o no, él se tensaba y cambiaba de tema desesperadamente. Me preocupaban que aquellos sueños pudieran afectarle.

Pero esta noche cuando entró por la ventana yo sólo podía mirarle y pensar dónde había estado. Eran las 3:00 am del sábado. Y no había sabido nada de él en todo el día.

Justin empezó a quitarse la ropa. Primero la camiseta, luego los pantalones seguidos por los calcetines. Estábamos en pleno Febrero y él dormía en calzoncillos. No tenía ni idea de cómo almacenaba el calor. Rodeó la cama sin hacer el menor ruido. Abrió el lado de la cama. Se metió dentro y sus brazos cogieron su postura habitual. Sobre mis caderas. Apretándome contra su pecho.

Me di la vuelta pudiendo así admirar su precioso rostro iluminado por la tenue luz que se colaba por la ventana. Sonreí porque ya tenía los ojos cerrados.

“Hola” susurré acariciando su mejilla con la yema de los dedos. Podía notar la poca barba que empezaba a crecerle.

“Hola” respondió antes de abrir sus ojos marrones. “¿Cómo ha ido tu día?”

“Aburrido” comenté sin importancia mas concentrada en dibujar el contorno de su cara. “¿Y el tuyo?”

“Cansado” cerró los ojos disfrutando de las caricias que le proporcionaba.

“Te he echado de menos” dije sin darme cuenta.

Justin apretó sus manos en torno a mi. Abrió los ojos encontrándose con los míos y acercó su cuerpo al mio.

“Yo también a ti, mucho. Mucho, mucho.” Pronunció antes de inclinarse y besarme.

Sus labios supieron mejor que cualquier otra vez o incluso mejor. Nos besamos lentamente, sin prisa. El beso sólo hizo que me despertara mas. Sus labios chuparon mi labio inferior, jugando, saboreando. Su lengua pronto pidió el acceso a mi boca que dejé sin protestar. Un beso podía demostrar mucho mas que palabras. Y este me empezaba a llevar a las nubes.

Sus manos se apretaron en mi cadera mientras se giraba para colocarse sobre mi. Mis manos volaron con rapidez hasta su cuello. Mis dedos acariciaban su pelo. Nuestras bocas seguían sin separarse deseosas la una de la otra. Las manos de Justin subían lentamente por mi costado, llevándose la camiseta a su paso. Cuando subió hasta la parte alta de mi pecho notó la ausencia del sujetador. Gruñó contra mis labios cuando sacó la camiseta y la dejó sobre su ropa de un tirón.

Esclavos de la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora