Solo sé que te amo

42. Fin de semana separados

¡Dios! En realidad, ¿ha pasado tanto tiempo? Si me lo preguntaran  diría que no, pero bueno, ¡¿quién soy yo para decirlo?!

Sinceramente, sigo en mi hoyo emocional, pero estoy intentando salir, estoy segura que en algún momento lo haré! Pero mientras, finalmente traigo un par de capítulos más. 

Sé que me van a odiar, sé que me dirán, ¡Ag! Esta Kagome desespera, ¿a dónde está el sesshome? ¡Ya me tienen harta estos dos! ¿Y saben? ¡Totalmente de acuerdo! Pero si se desesperan así es porque realmente se han metido en la historia y eso me encanta! Aunque me manden a freír espárragos (por decirlo de buena manera)

Bueno, sin más (y sin ninguna imagen porque no quiero atrasarme más) les dejo un par de capítulos que espero les gusten. 

***************************

Disclaimer 1: Los personajes de Inuyasha solamente le pertenecen a la gran mangaka Rumiko Takahashi, yo solo los tomos prestados para mi diversión.

Disclaimer 2: No presto mis historias, solo las subo aquí en wattpad y en Fanfiction, si lo ven en otro lado favor de denunciarlas. Tampoco hago continuaciones de lo que ya dejé finalizado (me gustaría, pero lo cerrado, cerrado está, por lo menos por el momento)

Disclaimer 3: Las imágenes que tomo para ponerlas en los encabezados son bajadas de internet, así que, por eso, si tienen las firmas de sus debidos autores no lo elimino, crédito al que se lo merece

***************************

CAPITULO 42:
«FIN DE SEMANA SEPARADOS»

«Sesshoumaru POV»

Estoy a punto de cometer la imprudencia más grande del mundo y solamente porque la presencia de mi hermano menor me está perturbando, ¿podría asegurar que son celos? Eso es algo inconcebible es como si estuviese perdiendo frente a él, así que es imposible que pueda aceptarlo, pero tampoco eso significa que podría quedarme callado, no cuando es Kagome quien está en medio de la situación.

—¿Quieres saber porque tanto interés? Pues realmente es algo sencillo, eso es nada más porque...

—¡Sesshoumaru! —Kagome corta mis palabras al momento que al salir de la casa eleva su voz para detener mi comentario.

Hemos atraído la atención de todos, inclusive del bastardo de mi «dizque» amigo Kouga, ha cambiado su idea de detenerme, en sus ojos y por sus gestos de diversión al parecer nuestra pequeña pelea le parece más interesante.

—Bu-Buenos días —me saluda prudentemente—. Hola Kouga, fe-feliz navidad —es obvio que se muestra nerviosa, como si no supiera a donde guardar sus manos u ocultar su rostro. Kouga también se muestra algo confundido.

—Feliz... navidad... para ti también Kagome... —responde sin saber realmente cómo proceder, por lo menos sus gestos de satisfacción ante el show entre mi hermano y yo desaparecen en ese instante.

Se produce un incómodo silencio, una intensa conversación con nuestros ojos, como si con ellos quisiéramos decirnos lo que no podemos en voz alta, ambos tenemos tallado en nuestras frentes la pregunta más obvia: «¿Qué estás haciendo aquí?». Kagome sonríe de manera recatada, haciendo desaparecer cualquier vestigio de inseguridad, ya no es la misma niña que conocí antes, quizás el salir con una persona mucho más madura que el idiota de mi hermano le ha hecho madurar a ella también.