24. Los celos de Kagome

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Y como lo prometido es deuda, vengo a dejar otro capítulo más. Espero traerles otro más antes de terminar la noche, sino, será hasta mañana. 

Gracias por sus comentarios y por seguirme. 

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CAPITULO 24:
«LOS CELOS DE KAGOME»

Ella se desprende de mi cuello parándose con soltura y elegancia frente a mí a punto de lágrimas.

—No puede ser, dime que si me recuerdas nii-san —suplica de manera infantil.

—Pues no, lamento decirte que no te recuerdo en lo absoluto —le replico seriamente y sentándome en una de las cómodas sillas de visita de la oficina de mi padre.

—¿Siempre de pesado no es así hijo? —me regaña con delicadeza y fastidiado por mi actitud—. Ella es, la pequeña Rin.

—¿Rin? No lo puedo creer —acepto alegre al momento en que realmente la reconozco, han pasado tantos años que sería imposible para mí hacerlo instantáneamente.

Rin es ahijada de mi padre, la madre de ella fue una de las mejores amigas del colegio de mi padre y de pequeños ella y yo estudiamos en el mismo colegio hasta cumplir los 16 años, aunque ella era una chica rebelde, llorona, escuálida, sin embargo ahora es diferente, aquella chica que está frente a mí es toda una belleza con cabello negro azabache como el de Kagome, sus ojos son de un color negro muy expresivos y su cuerpo, no se puede decir otra cosa más que exquisito, se nota que se cuida mucho.

—No dejas de ser la niña llorona de siempre ¿No? —le digo rascándome la cabeza ante mi falta de tacto con alguien tan especial como Rin.

—Sesshoumaru nii-san, eres malo —me abraza nuevamente, solamente que en esta ocasión le cuesta un poco más ya que todavía sigo sentado, no puedo evitar reírme con su actitud.

—¿Y a qué se debe la sorpresa?

—Antes que se haga oficial —interviene mi padre—, deseaba comentártelo a ti primero hijo, Rin será la nueva jefe de ginecología.

¡Sí! —responde en mandarín—. Desde hace mucho deseaba trabajar y trasladarme a Tokio, pero por muchos motivos no lo había podido conseguir, ahora siento que ya estoy más preparada, además cubrir la plaza que deja Lee-san será un poco difícil, porque es muy buen ginecólogo y conoce todo referente al área, además ya tenía más de 3 años de estar en este puesto, pero vengo con todo mi empeño y dedicación de hacer quedar bien a Inu-sama por confiar en mí, no es así ¿Otto-sama? —le dice llamándolo con confianza.

—A-así es —responde mi padre un poco apenado por la forma en que llama—, pero bueno —aclara su garganta intentando obviarlo—, tengo que ir a terminar el papeleo para que puedas empezar mañana Rin.

—¿Empiezas mañana? ¿Tan rápido?

¡Sí! —vuelve a responder en su idioma—. Acuérdate que Lee-san se retira del hospital dentro de 5 días, así que tengo que ponerme al día con todo el trabajo, el personal y además como estaré a cargo de los residentes será doble trabajo, así que mejor me pongo de inmediato.

—Los dejo. Sesshoumaru, te encargo a Rin, dale una vuelta por el hospital para que se vaya familiarizando con él aunque sea un poco. Nos vemos hija —se despide muy contento por su presencia.

—Gracias Otto-sama, nos vemos —se despide utilizando nuevamente el mandarín agitando sus brazos como si mi padre estuviese a punto de embarque a un viaje de 1 mes—. Y ahora que Inu-sama se ha retirado te secuestro ¡Onii-sama! —grita alegremente imponiéndome sus caprichos, así que me levanto sin tener otro remedio y ella se me prende de mi antebrazo—. Vamos a tomar un café o algo.

Solo sé que te amoWhere stories live. Discover now