6. Una reacción inesperada

478 53 6
                                    

CAPÍTULO 6
«UNA REACCIÓN INESPERADA»

Justo como me lo comentó el Dr. Inu, el carro de Sesshoumaru se encuentra estacionado afuera de la cochera de la casa y tal parece como si nadie estuviese adentro de la casa. Rodeo el frente intentando ver a través de los grandes ventanales a Sesshoumaru o algo que me dé una señal que existe vida adentro, pero no consigo nada.

Dudo si es correcto esto, alguien podría interpretarlo como allanamiento, bueno, técnicamente no lo es si no traspaso la puerta principal y entro a la casa, pero hay algo que me dice que tengo que seguir insistiendo hasta verlo, así que decido obviar mis advertencias internas y comienzo a tocar el timbre de la puerta principal. Una y otra vez suena, pero no recibo respuesta, ni siquiera la sombra de alguien.

Una ventana está abierta y eso logra que una de las cortinas blancas se mueva, me acerco a ella intentando ver algo, doblo la cabeza y la pego al vidrio como si con ello pudiera atravesarlo, finalmente consigo ver que Sesshoumaru está tirado en uno de los sofás blancos de la lujosa mansión.

—¡Sesshoumaru! —grito tocando el vidrio, pero no consigo que se mueva—. ¡Abre la puerta Sesshoumaru! ¡Abre por favor! —cada vez intento hacer más ruido rogando internamente porque pueda escucharme.

Finalmente veo que se mueve arrugando los ojos y creo que también maldiciendo por el ruido. Decide levantarse y aun a través del vidrio veo que lo hace de mala gana. Lo observo todo lo que la ventana y la cortina me permite y puedo distinguir que lleva en su mano un vaso vacío, aunque más bien parece que lo lleva a rastras, pero decidido a no soltarlo.

Me alejo de la ventana llegando hasta la puerta que la abre de manera tan lenta y teatral que no sé que pensar.

—¿Qué estás haciendo aquí? —me pregunta de forma brutal, está bastante enojado.

—Lo siento Sesshoumaru —me disculpo ante mi imprudencia, pero los gestos de su rostro no cambian—, pero su padre está bastante preocupado porque usted no aparece por ningún lado, además que medio hospital se está preguntando porque no ha lleg...

—¿No crees que estoy suficientemente grandecito como para cuidarme solo? —me reclama elevando su voz, pero sin gritarme, yo solo logro encogerme, nunca antes lo he visto así—. Creo que mi padre ha exagerado esta vez con mandarme una niñera —su tono me ofende.

—Tu padre no sabe que estoy aquí además...

—Vaya, vaya, vaya —repite acercándose a mí elevando una mano por el marco de la puerta cambiando sus gestos por uno que me da la impresión que es un lobo hambriento—, veo que la pena por fin se te empieza a quitar ¿No pecas?

Para el marco de la puerta hasta la pared que se encuentra al lado izquierdo, me arrincona colocando sus fuertes brazos por encima de mis hombros a la altura de mis oídos, su mirada cambia por completo de una rabiosa a una seductora, mi corazón comienza a latir tan fuerte que puedo escucharlo en mi cabeza e inclusive puedo sentir como el pulso se me acelera.

Nunca antes me he encontrado en una posición como ésta, y puedo decir con toda seguridad que me siento avergonzada por ella, sé que él no es así, así que solo lo empujo para liberarme de su presión, él cambia nuevamente su mirada al momento que se aleja de mí, por una irascible.

—¿Pero qué estás haciendo? —le reclamo. Él solo llega a gruñir.

—Entonces ¿A qué demonios has venido si mi padre no te ha enviado?

—La verdad —dudo de mis palabras porque en estos momentos no sé si siento un terrible enojo en mi interior por su comportamiento porque simplemente mi cabeza empieza a dar vueltas—, estaba algo preocupada por lo de ayer en la noche y quería ver como estaba.

Solo sé que te amoWhere stories live. Discover now