14. Emociones no definidas

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CAPITULO 14:
«EMOCIONES NO DEFINIDAS»

El corazón me late tan aprisa, no sé si ir tomada de la mano de Sesshoumaru hace que se me acelere tanto o es por la idea equivocada que las películas de terror siempre nos provocan: nunca entres a una mansión a oscuras.

—¿Por qué no enciendes la luz Sesshoumaru? No puedo ver nada —le pido casi como un ruego ante su necedad de hacer que mis ojos se acomoden ante tanta oscuridad.

—Tienes razón. Lo mejor será ¡Encender la luz!

Al momento en que lo hacen varias personas salen saltando y gritando:

«SORPRESA KAGOME. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!»

Me quedo completamente asustada y sorprendida a la vez y me llevo ambos manos a mi boca para cubrirla, no sé si por no gritar o por no llorar ya que nunca en todo este tiempo que he estado con él se me cruzó por la mente que en la mansión de su padre me estaba una fiesta sorpresa en mi honor.

Veo a mi alrededor y encuentro a todos mis amigos allí, el Dr. Inu, Inuyasha, Ayame, el Dr. Haku, Eriol, mis demás compañeros residentes, las enfermas del hospital, en fin, hay tantas personas que me cuesta inclusive enumerarlas en mi cabeza. La casa está bastante arreglada con globos, flores, banners con felicitaciones, una mesa repleta de comida y otra llena de regalos.

—M-muchas gracias... —les digo intentando verlos a todos que me rodean en un círculo—. Estoy... sorprendida —deseo decirles algo más, pero mi reacción me permite inclusive pensar bien.

—¡Felicidades amiga! —se acerca Ayame abrazándome—. Me alegra que todo haya dado resultado, aunque déjame darte una disculpa, me sentí muy mal por no haberte podido celebrar y felicitar desde muy temprano.

—¡Felicidades Kagome! —sale Houyo uno de mis queridos amigos abrazándome también—. La verdad a todos nos ha costado muchísimo, pero Inuyasha insistió en que debíamos de guardar el secreto para que esta fiesta sorpresa resultara como tal, como una verdadera sorpresa.

—¡Chicos! —les digo secándome un par de lágrimas de felicidad—. La verdad es que estoy muy emocionada, n-no sé qué decir... Realmente pensé que todos se habían olvidado de mi cumpleaños.

—¿Cómo crees que eso fuese posible Hija? —me dice el Dr. Inu que sale de la multitud para darme un abrazo también—. Nunca podríamos olvidarnos de tu cumpleaños, pero como también era el día en que presentabas tu examen, Inuyasha, Sesshoumaru y yo, pensamos que era buen idea celebrártelo en grande.

—Así es Kagome —Inuyasha se acerca en su silla de ruedas tomándome la mano para besármela elegantemente en el dorso—. Queríamos darte una gran sorpresa, y a la vez, pedirte disculpas si te has sentido mal todo el día por culpa de nosotros.

—N-no se preocupen, les agradezco mucho esto y... De verdad... Sí me han sorprendido muchísimo, era algo que jamás me lo hubiese esperado.

Inuyasha y su padre, junto a Ayame y Houyo se apartan de mí para darles paso a mis demás compañeros y amigos que desean felicitarme, la felicidad que embarga mi corazón y mi ser es demasiado grande que es imposible describirla con palabras, hay tantas personas en esta habitación demostrándome su amistad y cariño que me parece imposible e increíble conocer a tantas.

Solo hay una persona entre tantas a quien desconozco por completo, un chico que no se aparta de Sesshoumaru y que sigue con la mirada cada paso de Ayame.

Al momento en que todos me dan un respiro, me acerco a mi amiga pelirroja para satisfacer mi curiosidad.

—Oye Ayame, me tienes intrigada, dime ¿Tienes un nuevo pretendiente? —le pregunto tomando un sorbo de mi copa de vino que un mesero me ha ofrecido gentilmente.

Solo sé que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora