“¿Quién?”

“Creo que debes saberlo. Ahora sal antes de que entren. Porque te juro por Dios que si tocan a ___...”

“Si la tocan, ¿qué, eh? ¿Qué vas hacerme?” Se acercó dos pasos hacia mí. Quedando justo delante. Amenazante. Eso sólo hizo que se formara una sonrisa burlona en mi rostro. Gilipollas.

“Te romperé cada uno de tus malditos huesos, y hazme caso, querrás estar muerto.” Amenacé lo bastante bajo y peligroso para que solo él pudiera oírme. “Ahora sal. ¡YA!”

Tragó saliva y asintió, pasando por mi lado golpeando mi hombro con el suyo con dureza. Le seguí por detrás a paso ligero. Sin dejar mucho espacio entre nosotros.

Vi de reojo que ____ y Danna nos miraban con expresión interrogante. Forme una pequeña sonrisa en su dirección para que no se preocuparan y le hice un gesto diciendo que pronto volvería, que solo saldría un segundo. Ella asintió y le susurró algo a Danna que captó su atención.

Volví la vista hacia delante, hacia Matt y cogí aire. Esto iba a ser intenso. Saqué mi móvil y le mandé un mensaje con rapidez a Ryan. Pasara lo que pasara nadie tenía que salir en este momento. Y mas exactamente ____.

Matt abrió la puerta con cuidado de que no se viera nada por detrás de él. Se quedó pálido ante la sorpresa que le aguardaba. Empujé su espalda con mi hombro saliendo detrás de él. Esperaba que en la sala no se hubiera visto nada de esto. Matt seguí totalmente quieto pegado a la puerta. Buscando cualquier salida posible con la mirada. Tony en cambio parecía divertido, y eso era exactamente cuando mas peligroso era. El otro hombre, a la izquierda de Tony, se crujió los nudillos echándole una ojeada de arriba a bajo a Matt. A pesar de su musculatura iba a poder acabar con él en menos de lo que cantaba un gallo y eso parecía emocionarle. Me coloqué a su lado, intentando… Intentando, ¿qué? No iba a poder con los tres yo solo. Y no creo que Matt hiciera mucho, tenía en este momento los huevos en la garganta. ¿Y tú eres un hombre? Por favor…

“La gallinita ha decidido salir a jugar” sonrió abriendo sus brazos como gesto de bienvenida. “Encantado de volver a verte, Johnson. Tendrás mi dinero por supuesto.” Al pronunciar esa última frase la expresión de su rostro se volvió completamente enfurecida.

“No-no, no he tenido… tiempo de… conseguirlo…” Tartamudeó.

Tony negó con la cabeza. “Ts, ts. Verás, chico, aquí las cosas se tienen cuando yo lo decido. ¿No te entregué yo la mercancía a tiempo?”

“Si-si…” Tartamudeó. Matt dio un paso hacia atrás chocando con la pared.

“Entonces espero lo mismo de mis clientes.”

“Matt, ¿Cuánto…?” Pregunté sin apartar la vista de los dos matones que nos miraban como cachos de carne.

Tragó saliva. “Cinco mil…”

“¡¿Cinco mil?! ¿Cómo…?”

“Sí, tú amigo nos lleva comprando coca durante bastante tiempo. Al principio era un buen cliente y nos pagaba, pero ahora…” Dijo Tony con una pena falsa.

“Te lo pagaré, lo juro, sólo… sólo necesito algo mas de tiempo. ¡Dame algo más de tiempo, por favor!” Suplicó Matt desesperado.

Esto iba a acabar mal, lo presentía. Maldito cabrón.

“Parece que no lo entiendes, o pagas ahora o te mato. Es muy fácil de entender creo yo, ¿no, chicos?” Les preguntó con una sonrisa a sus dos matones. Estos asintieron y murmuraron un: “si, señor.” “Tiene usted toda la razón.” Tony pareció complacido.

Esclavos de la noche.Where stories live. Discover now