Capítulo LXI

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Accidente.

Un frío me recorrió todo el cuerpo y sentí temor mientras miles de cosas me daban vueltas en la cabeza; ¿Qué haría si Matteo me dejaba? ¿Cómo siquiera podría lidiar con el dolor de perderlo para siempre? Aunque, me molestará que todo lo que había pasado entre nosotros, aun lo quería. Y me negaba a verlo morir.

Ni siquiera lograba comprender  cómo me sentía. Estaba en shock. No podía creer que mientras Matteo estaba en un hospital yo estaba en una fiesta, divirtiéndome. Ajena a todo lo que le estaba pasando a él, a su sufrimiento y a sus problemas.

Cuando Jorge me dejo en el hospital no pude hacer nada más que salir corriendo sin escucharlo. Solo supe que me dijo que no quería estar en aquel momento ahí porque era algo más familiar, que luego me llamaría. Y entonces entendí que tenía razón, e incluso cuando corría a las escaleras después de que aquella mujer detrás del escritorio me dijera dónde estaba, comprendía que incluso yo no tenía derecho de estar ahí.

Mientras buscaba por los pasillos alguien conocido, me detuve a ver a mis amigos sentados en una de las esquinas al final del pasillo. Sus miradas estaban perdidas, quizá preguntándose que pasaba con Matteo y porque tenía que haber pasado esto. Esas mismas preguntas me las hacía yo. Sentí dolor cuando los vi mal, estaban decaídos, mirando con fijeza aquella puerta al frente en la que imagine que tendrían a Matteo. Y me sentí mal. Sentí que todo daba vueltas a mi alrededor y el mundo se detenía.

Fingiendo fortaleza, me acerque a ellos en silencio, esperando que las respuestas a mis preguntas fueran buenas.

Cuando Luna me miro el mundo se me vino abajo.

Sus ojos estaban rojos, supongo que de tanto llorar. Y su mirada estaba tan perdida como nunca la vi jamás.

—Llegaste.

—¿Dónde está? ¿Está bien?

—Está en quirófano—dijo Gastón de repente, aun sin mirarme—. Entro hace poco, apenas. Estamos esperando que alguien nos diga algo.

—Tuvo algunas fracturas y unas cuantas contusiones—dijo Luna antes de que preguntará—. Ha perdido mucha sangre y lo han tenido que ingresar de emergencia.

Emergencia.

Escuchar que aquellas palabras salían de su boca me causaba una fuerte punzada en el pecho y me hacía temer de tantas cosas que el solo hecho de imaginarlas me dañaba.

—¿Estará bien? 

—Por suerte sí—contesto ella—. La sangre de Matteo es común con muchas personas, y aunque nosotros no podíamos donar. Hubo personas que sí lo hicieron. Por eso ya lo están interviniendo ahora mismo. Y con suerte estará todo bien—intento ser positiva. Y al sentir que nos quedamos en silencio, añadió—, Te avise en cuanto me enteré. Supuse que querrías estar aquí.

—¿Y Camila?—pregunte, mirando a todos lados—. ¿A ella le avisaron?

—A Camila le importa mierda mi amigo—escupió Gastón apenas pudo tomándome por sorpresa el odio repentino que le tomo, creí que se llevaban bien—. Le avise en cuanto pude, y me dijo que estaba ocupada. ¡Que no la molestará! ¿Sabes qué es eso? Tú jodido novio se está muriendo y vienes y me dices; no, no puedo ir, estoy arreglándome en el salón—soltó con fastidio—. Tú hermana es una zorra.

—Gastón, basta—  se puso de pie en cuanto pudo y se acercó a su novio para intentar calmarlo—. No es momento de tener discusiones sin sentido, no ahora. Tenemos que mantenernos juntos, que estar juntos. Lo que sea que piense Camila quedará en su conciencia, pero no lograremos nada discutiendo. Mucho menos llegaremos a otro sitio con eso. Solo debemos mantener la calma, Matteo va a necesitarnos para lo que viene después de todo esto.

Amor Oculto,  Mattina SLTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon