Capítulo IV

2.1K 99 23
                                    

Me desperté y miré la hora. Aún tengo tiempo para llegar al Blake a mi hora justa de entrada. Me coloque mi uniforme, ese que por momentos odiaba usarlo, y en otros lo amaba. Cogí el bolso y mis llaves para luego salir de mí habitación con dirección al comedor y como era de esperarse, no hay nadie en casa.

Había ocuasiones en las que prefería no faltar a clases que estar en casa solo.

Tome una manzana del cesto de la cocina para comerla en el camino a casa de Simón. Ayer quedamos en que lo buscaría en su para para irnos juntos al Blake. No soy de ir a buscar a nadie en casa, pero vamos. Es mi amigo. Al llegar toque la bocina un par de veces para hacerle saber que estaba al frente, no pasaron mucho más de cinco munitos para que mi amigo salira corriendo de su casa con la camisa del uniforme desabrochada, el cabello despeinado y uno de sus zapatos en su mano.

—Hola hermanito ¿Cómo estás?– dice mientras abre la puerta y sube al auto.

—Bien pero...¿Qué te paso? ¿Te cogió un tsunami?–digo bromeando mientras me limito a observarlo de arriba hacia abajo.

—No es gracioso Matteo.–bufó abrochando los botones de su camisa mientras respiraba agitado.

—Señor Álvarez primer día de clases y llegando tarde.– digo imitando la voz de la profesora —. Es que ya la escucho. La profesora de Matemáticas suele ser un jodido grano en el culo.

—Callate Matteo. Y apúrate no quiero llegar tarde por tu culpa.– dice  colocándose su zapato. Lo mire con indignación.

—¿Por mi culpa?–pregunté.

—Si, por tu culpa.–afirmó.

Al detenter el auto en el aparcamiento, baje con mi bolso colgando de mi hombro derecho y solte una sonrisita de esas arrogantes.

De esas que mojaban bragas a mi nombre.

Entramos y fuimos en busca de Gastón. Quién conversaba muy animadamente con una chica al final del pasillo. Y que al notar nuestra presencia se fue dejándolo solo.

—Hey bro.–saludo Gastón.

—Hola hermano.–dijo Simón acercandose conmigo a su lado.

—¿Que hacías?– pregunté pícaro por la chica  que estaba con él.

—Che boludo, lo de siempre, sabes que soy un rompecorazones.–dice en un tono canchero.

Pero conociéndole seguro la mina no acepto salir con él, siempre es lo mismo, no le bancan en nada.

—Hola.– dice Ámbar acercándose–. Simón ¿Que te paso?– pregunta aguantando las ganas de reír.

—¿Por qué lo dices?–le pregunto Simón.

—Porqué tienes el cabello hecho un asco.–rió y comenzó a peinarle con las manos–. Y la camisa mal abrochada.

—Amor es que me quede dormido.– rió y le dio un beso.

—No coman delante de los pobres.–bromeo Gastón y ambos reimos.

A pesar de que Ámbar es mi ex novia nos llevamos muy bien y somos grandes amigos, incluso puedo decir que ahora nos toleramos mucho más. No es que le vea como una mejor amiga, pero aunque la gente no lo crea, cuando estás tanto tiempo con una persona, aunque acabe lo que hubo siempre le tendrás un gran apreció.

—¿Han visto a Nina?– pregunta Simón mirando a los lados —. Se supone que ya debería estar aquí. Tendría que haber vuelto ayer.

—No le he visto amor.–dice Ámbar.

Amor Oculto,  Mattina SLWhere stories live. Discover now