Capítulo LXVI

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Salí del baño camino al armario para buscar algo de ropa que ponerme para salir.  Matteo me había dejado en claro el no querer ir, y aunque quisiera ayudarlo a cambiar de opinión, ya me cansaba siempre querer intentar y nunca lograr nada. Por eso estaba dispuesta a que si él no quería acompañarme a ir, iría yo sola. Porque Luna era mi amiga y sabía lo mucho que le importaba a ella que nosotros dos estuviesemos ahí, acompañandola. Estaba molesta. Con él, con aquel jodido auto que acabo con mi felicidad en aquel entonces y más nunca me devolvió, y hasta conmigo misma. Porque siento que aunque lo intentará no estaba siendo suficiente. Que no estaba dando el todo de mi para ayudarlo a librarse de todas las cargas que hoy lo agobiaban. Y es que ya todo me resultaba difícil.

El ayudarlo ya no se veía tan fácil como antes.

Él estaba totalmente negado a dejarme ayudarlo.

Y aunque yo seguía insistiendo. Él cada vez me alejaba más.

Conteste aquella llamada sabiendo cual seria la pregunta que Gastón tendría para mi desde el otro lado de la línea. Y suspire, intranquila para decirle lo que ya todos sabíamos pero negabamos a aceptar.

Que Matteo otra vez más volvía a decirnos que no.

—Nina. ¿Qué onda?—fue lo primero que pudo decir apenas conteste a su llamada—. ¿Vendrán?

—No está tan fácil como lo crees.— suspire cabizbaja porque el tema me hacía mal—. Ha vuelto a negarse a salir de aquí, Gastón. Me siento agobiada con todo esto.

—¿Te ha dicho que no?—sentí el desanimo una vez más en su voz. Como tantas veces anteriores había ocurrido—. Creí que vendría está vez.

—Lo siento. Juro haberlo intentado pero está  negado a salir de aquí. Y no sabes lo mucho que me duele eso.

Sentí un nudo en la garganta.

Sentí que todo mi mundo se revolvía.

Porque el solo saber que Matteo estaba así de entregado, me bajaba los ánimos y me hacía tener miedo de todo.

—No puedo creerlo.—suspiro, desde el otro lado—. No puedo creer que mi amigo este dejando que su vida se vaya en esa maldita silla, sin más. Sin hacer el sacrificio más mínimo por no entregarse del todo, Nina. Me molesta que todo esto este pasando.

—No más que a mi.

—Luna estaba animada porque quizá vendría.

—Lo intenté.

—Lo sé.

—Estaré allá en unos minutos.

—Puedo ir por ti, si necesitas.

—Te lo agradecería. No me apetece tener que tomar un taxi.

—Bien. Aquí allá nos vemos, Nina.

Colgué y deje mi teléfono para poder escoger algo que ponerme. No estaba de mis mejores ánimos así que solo quería cómodidad y nada más que eso. Cuando me vestí, salí de la habitación que ocupaba por estos últimos meses en aquella casa,  y fui hasta el baño para peinarme el cabello y terminar de arreglarme.

Unos toques en la puerta me hicieron fruncir.

Era obvio que solo estaba con Matteo aquí en casa.

Pero también estaba segura de que Matteo lo que menos quería era verme a la cara, ni mucho menos.

También sabía que había decidido encerrarse en su habitación a no hacer nada.

—Mande.

Alcé mi voz para no tener que abrir la puerta.

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⏰ Last updated: Apr 02, 2021 ⏰

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Amor Oculto,  Mattina SLWhere stories live. Discover now