Capítulo XXVI

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Nosotros.

Nosotros.

Nosotros.

Definitivamente tenia que estar jugando porque nunca antes hubo un nosotros. Por mucho que lo hubiese querido no lo hubo y me parecía sumamente extraño que ahora viniera  a buscarme con la estúpida excusa de que eso era así.  Además, me era imposible obviar u olvidar lo que ya había visto en el parque. Y aunque por claras razones no podía reclamarle nada, porque no somos nada, eso no me quitaba las ganas de no verlo en lo que me resta de semana.

-Pero yo si Nina.-continuó con seguridad, haciendo que retoceda un paso ante su cercanía -. ¿Por qué no quieres hablarme? ¿Acaso te hice algo?

Sí. Si hiciste bastante.

Rompiste mi corazón el otro día. ¿Acaso te parece poco eso?

¿Cómo es posible que no note mis verdaderos sentimientos hacía él? Que no lo veo como alguien más, sino como ese alguien.

Él es ese chico con el que me gustaría salir a la calle, compartir juntos y comer viendo películas. Caminar tomados de la mano por las calles y saber que puedo confiar.

Está tan cerca, que quizá, por un milesimo segundo podría pensar que va a besarme. Sus ojos bajaron hasta mis labios y una sonrisa landina apareció en los suyos. Lo mire a los ojos, esos ojos color avellana que siempre me habían gustado. Aquellos en los que fácilmente me perdía con solo mirarlos. Y estoy segura de que podía durar largos minutos mirandolos, perdida totalmente en ellos.

Claro, si no es porque escucho a alguien toser estruendosamente de la manera más falsa posible que pueda existir. Mire a un costado, sintiendo como el color carmecí comenzaba a aparecer en mis mejillas. Era Luna.

Nos miro con coquetería para luego soltar una sonrisa  divertida.

-Chavos ¿qué tal si mejor nos vamos a ver si el pajarito puso?- miro a los demás, y luego a mí.

-Pero Nina no quiere hablar con él.- habló Jorge de manera acusatoria, recordando lo que yo dije antes. Matteo lo miro mal -. Tú misma la escuchaste.

-Tú no decides por ella- respondió Matteo tajante.

-Neta chicos, dejemoslos solos para que puedan hablar- enfatizo Luna, empujando a los demás chicos -. Esto no nos incumbe a nosotros.

-Nina, si no quieres. Solo dilo- hablo Jorge, nuevamente -. No te veas forzada a hacer algo con lo que no estás de acuerdo.

-Me estás cayendo del orto, déjame confesarte- bramo Matteo, ya con molestía.

-Me vale madre como te caiga- zanjó Jorge, una vez más. Y es que esto más bien parecía un tira y afloja que cualquier otra cosa -. Así que me suena a cumplido lo que opines- hablo con suficiencia.

-Pelotudo- giro los ojos, en señal de  molestía.

Jorge profundizo aun más su molestía, destellando furia en sus ojos y queriendo brincarle encima.

-Pelotudas tus nalgas- bramo, -. No entiendo con que clase de personas compartes Nina.

Matteo iba a acercarse a él con una furia que lo había tomado por completo. Su cara estaba roja, totalmente, y su aspecto tenso. Estaba segura de que iba a brincar sobre él y romperle la cara, como ya era conocido que terminaba haciendo cuando le colmaban su paciencia.

-¡Cállate! ¡Te voy a..!- quiso atestarle un golpe pero lo agarre desde atrás de su espalda en un intento de detenerlo.

-¡Por favor, Matteo, no hagas esto!- lo abracé, aun estando detrás de su espalda, buscando la manera para detener el destello de furia que ahora traía con él.

Amor Oculto,  Mattina SLUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum