Capítulo LII

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—¿Qué paso?—preguntó Gastón dejando su traje a un lado y me miro—. ¿Te ocurre algo, Nina?

Me solté el cabello para que el recogido desapareciera y solo quedará de aquel perfecto peinado rizos mal definidos cayendo por todas partes, me hice una coleta alta para quitarlos de mi cara y lo mire.

—Es papá.

—Me preocupas, no tienes buena cara luego de que contestaste el teléfono— hablo mientras me miraba de manera insistente—. ¿Le ha pasado algo a tu papá?—me pregunto preocupado y reí.

—¿Cómo puedes ser tan dramático?—negué riendo—. No pasa nada con él.

—¿Qué ocurre entonces?

—Quiere que vaya con él unas semanas.

—¿Te vas de Buenos Aires?—pregunto.

—Supongo que iré unos días a acompañarlo en algo que es muy importante para él—asentí mirándolo con entusiasmo—. Supongo que a él le hará feliz verme ahí.

—¿Y qué tan importante es cómo para salir del país?— insistió.

—Mi papá crea vídeo-juegos, o por así decirlo—encogí de hombros—. Tendrá su primer lanzamiento en una de las plataformas más importantes de Europa. Fue algo que siempre soñó, y sé está concretando. Será un día importante, debo estar ahí con él. 

—¿En serio?—pregunto y asentí—. No sabía que tú papá creaba juegos. Vaya, eso es genial.

—Lo es— asentí—. Para los fanáticos de eso. Para mi no tanto.

—¿No te gustan los vídeo-juegos?

—Sí los juego, aunque no suelo hacerlo siempre. Es todo.

—¿Y cuando deberás irte?—me miro y luego camino hasta una de las sillas dónde colgaba su chaqueta—. ¿Será pronto?

—No lo sé, Gastón—dije con sinceridad porque en realidad no lo sabía aun. Realmente no lo sabía con certeza. Podía ser en unos días, o quizá mamá no me firmaría el permiso y no me lo permitiría—. Aun no hablo con mamá, tendría que firmarme los permisos y estar de acuerdo.

—No te enamores de un Españolete— negó riendo—. Sé que tienes gustos Europeos, pero por España no te vayas.

—Cállate— negué riendo—. ¡Eso no es cierto!

—Tú y yo estamos claros—sonrío con altanería—. No te hagas la loca.

—Tengo que irme ya—dije tomando mis cosas. Camine hasta la puerta y me detuve cuando giré la perilla de la puerta—. Y por favor, no le digas a nadie aun sobre eso. No es seguro que me vaya.

—No lo haré— asintió.

—Gracias.


***


—Estás muy linda hija—pregunto mamá mirándome desde la cocina con una sonrisa en sus labios mientras cortaba algo para la cena—. ¿A dónde vas?

Amor Oculto,  Mattina SLWhere stories live. Discover now