Capítulo XV

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-Matteo ¿qué haces tú con está?- deje de mirarla y voltee a ver quién es. No sabía si reír y llorar, porque está bien que Ludmila tenía sus buenos momentos, al menos conmigo a solas. Pero había momentos en los que me asfixiaba solamente tenerla cerca y querer reclamarme por todo.

Por con quien estaba, con quien no. Sino aparecía en todo el día, iba incluso a buscarme a mi casa.

-¿Qué quieres Ludmila?- bufé sin un poco de gracia. Ni mucho menos paciencia para ponerme a discutir con ella.

Nuestra relación era algo tóxica por así decirlo. Siempre quería controlarme y claramente eso nunca me gusto. Siempre me impulso a alejarme mucho más de ella y de su entorno. Incluso, las veces que salimos siempre fue sin compromiso, solo saliamos y ya. Nunca hubo una relación de por medio, ni mucho menos nunca le pedi que fuera mi novia. Simplemente le dije que si ella quería algo conmigo, no podía ser una relación. Porque yo no lo quería, ni en ese momento. No ahora.

Era solo pasar un buen rato.

Pero ella no lo comprendió del todo y cree que está en derecho de reclamarme la más mínima cosa.

Sí. Confunde a todos, porque en realidad no es como que salgamos ocultos sino que si nos dejamos ver, pero ambos sabemos que realmente no tenemos nada.

Y estoy a nada de mandarla a volar.

Porque sus actitudes me cansan mucho.

-Matteo no te juntes con la nerda.- dice molesta. ¿Ven? En serio, no le recomiendo a nadie meterse en una relación tóxica, ni siquiera una amistad.

-Ludmila, tú no eres quién para prohibirme algo, ni mucho menos elegir mis amistades.- lo digo con cautela. Para no formar un alboroto aquí delante de tantas personas.

-Matteo ¿Qué te pasa?- me pregunta Ludmila.

-Yo me junto y estoy con quién quiera estar, entiendelo. Y si quiero estar con ella, lo estoy. Tú no tienes derecho a decirme que hacer o que no.

-Yo mejor me voy.

Nina nos da la espalda a ambos mientras recoge lo que se ve como libros en la banca de al lado.

-Si, andate.

-Sí, ya me voy. No quiero seguir incomodando.- estaba por irse pero la detuve agarrando su brazo con fuerza pero sin lastimarla. No veía necesario que se fuera, no por uno de los berrinches de Ludmila. Quien tenía que irse era otra persona.

-¡No! Tú no vas a ningún lado.

-¿Pero qué haces Matteo?- bufó Ludmila.

-Aquí la que se tiene que ir es otra.- digo aún con mi mano sobre su brazo. Mire a Ludmila -. ¿Piensas quedarte aquí?

-¿Qué pregunta es esa, Matteo?

-Que si tú te vas a quedar aquí. Entonces Nina y yo iremos a otra parte.- digo poniendome de pie, sin apartar mi mirada de la suya que parecía que echaría chispas en cualquier momento. Su cara se había tornado roja, y no, no era ub sonrojo por un piropo, no. Era que estaba hirviendo por dentro de lo molesta que ya estaba.

Ludmila sólo hizo un gesto de desagrado y sabiendo que yo no quería tener una discusión con ella, solo se fue.

Volví a mirarla a Nina,y note que aún la seguía tomando del brazo. La solté rápidamente como si de repente su contacto solo me quemara.

Amor Oculto,  Mattina SLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora