Capítulo XXXVI

1.3K 73 8
                                    


—Bien, comencemos por recoger lo que tenemos que lavar— comento tomando unos platos y llevándolos al fregadero —. Que vergüenza todo esto.

—¿Qué?

—Es muy penoso todo el reguero que hicimos, Matteo.

—Es mi casa, ¿lo olvidas? Nadie puede decirme que hacer y que no hacer— chasqueo la lengua con indiferencia —. Sin embargo no niego que se nos ha ido la mano con todo este desorden.

—¡Dios mío! Parecíamos unos niños actuando de esa manera— Matteo me miro con disgusto y negué —. No me mires así– tome unos vasos y camine hacia el fregadero –. Yo no suelo comportarme tan infantilmente.

—¿Infantil?—burló —. Bastante que te gusto lo que paso.

Abrí mis ojos con desmesura detrás de los cristales de mis lentes, avergonzada por lo que antes había pasado.

—Cambiemos de tema— digo rápido.

—¿Por qué? ¿tan mal estuvo?— pregunto, sentado en el taburete que estaba junto al mesón de desayuno.

—Si. Digo,no— hable rápido—. No me preguntes esas cosas. Más bien, ayúdame a limpiar.

—Sabes que yo nunca he tocado un plato y menos sucio– dijo haciendo actitudes que solo las niñas presumidas hacían —. Que asco eso.

—Las cosas cambian Matteo— hable con fastidio  —. No seas nena, esto no es algo de otro mundo– abrí la llave y comencé a colocarle jabón a los platos.

—Aghs esta bien ¿En qué te ayudo?– dijo a mi lado.

—¿Qué te parece si limpias el piso?

—¿Con esa cosa?– lo señalo. Asentí –. Eso debe tener miles de bacterias, no lo voy a tomar con mis manos.– negó rotundamente. Rodé mis ojos notando lo exagerado y meticuloso que podía ser Matteo.

—No te quejes tanto, hombre— solté con fastidio —. Eso lo colocas en la cubeta y lo exprimes jalando está palanquita– le mostré –No te vas a infectar por hacer eso. Y menos te vas a morir por ello.

—¿Segura qué no hay peligros?

—Mientras tú te decides, yo voy a terminar haciéndolo todo.

—Aquí voy– tomo el cepillo en sus manos y lo paso por la suciedad en la que se había convertido el piso –. Aghs ¡Qué asco!

—Bueno pero no te quejes tanto.– rodé los ojos.

Termine de lavar los trastes y me dispuse a limpiar todos los mesones, tome un trozo de tela y comencé a limpiar todos los restos de comida. A mi a diferencia de Matteo no me molestaba tanto limpiar, incluso me gustaba.

Al terminar voltee a mirarlo a Matteo y era más lo que pensaba que lo que hacia.

—¿Terminaste?– lo miré. Él sólo volteo y me fulmino con la mirada.

—¿Para que preguntas si me estás viendo?

—Te falta limpiar las paredes, por eso pregunto– él me miró y abrió sus ojos como platos.

—¿Qué? No yo no, estoy muy cansado ya– se sentó en una silla a su lado.

—Está bien, yo lo hago– tome el trozo de tela y me arrodille en el piso. Comencé a limpiar todo hasta que sentí cuando alguien puso su mano en mi hombro. Es Matteo.

—¿Estás molesta?– se coloco a mi lado.

—No.

—¿Segura?

Amor Oculto,  Mattina SLWhere stories live. Discover now