Capítulo LIII

876 60 30
                                    


La palabra shock se quedaba pequeña con lo que acababa de ver al cruzar la puerta de mi casa. Ya no sabía si estaba sumergida en un sueño o esa era la realidad que tanto había esperado vivir. Pestañeé tratando de ver si estaba equivocada o todo esto en realidad estaba pasando, y no, seguí ahí. Observando a todos con extrañeza y quizá queriendo salir corriendo de aquí, porque ya todo le parece extraño para ella.

Un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo cuando sus ojos me escanearon de pies a cabeza y mis piernas flaquearon al sentir lo despreciable de ellos, mis manos comenzaron a  sudar y mi corazón golpeaba con fuerza mi pecho.

Mi mamá la tenia en sus brazos y ella, parecía indiferente ante su tacto.

No podía moverme, no podía articular ninguna palabra. Solo estaba ahí, olvidándome de todo el mundo sin pensar en más nada, solo lo que veían mis ojos.

Mis mejillas estaban humedecidas por el momento y lleve mis manos hasta mi boca para evitar soltar un sollozo.

Camila.

Tengo diecisiete años esperando este momento. Creí que no pasaría nunca, que nunca podría tenerla al frente y decirle cuanto la extrañamos y deseamos este momento. Que nunca nos cansamos de buscarla ni mucho menos desistimos de la idea de volver a tenerla con nosotros.

Sentí un suave apretón  en mi hombro queriendo darme fuerzas en este momento. Sabía que detrás de mi, estaba un Jorge confundido por todo lo que estaban viendo sus ojos, sin entender que era lo que en realidad pasaba. Después le explicaría cuando mi conmoción no fuera tan fuerte como en este momento.

Me acerque a ellas a pasos lentos obligando a mis piernas a moverse. Aun sin poder creer, y sintiendo que mis pasos eran en el aire, porque tenia la sensación de estar flotando, las mire.

—No puedo creerlo.

—Camila ella es Nina— sonrió mamá limpiando sus lágrimas—. Tú hermana.

—Señora, le repito que ese no es mi nombre—dijo con indiferencia—. Me llamo Carolina, no Camila.

Cuando la mire con más atención que antes. Observe cada parte de ella, de lo similar que nos veíamos. De que compartíamos el mismo cabello, el mismo color de ojos e incluso, la misma estatura. Lo único que nos diferenciaba eran nuestras ropas, ella vestía oscuro, su maquillaje también lo era.

—¿Te puedo abrazar?—pregunte con melancolía, sin dejar de mirarla.

—¿Qué? No, ¡por supuesto que no!...—negó pero me acerque a ella sin pretender hacerle caso. Me había abalanzado sobre ella,  dándole ese abrazo que espere por tantos años.

Su cuerpo se tenso al sentirme, y aunque por mucho que lo espere, el abrazo nunca fue correspondido.

—No sabes lo mucho que te extrañe— sollocé aun sin poder soltarla.

—Discúlpame, no sé quien eres—tajó cortante—. Por favor, aléjate. Esto es algo extraño.

—No importa—limpie mi nariz, alejándome—. Se que con el tiempo aprenderás a querernos y a convivir con nosotras.

—¿Donde está mi cuarto?—dijo indiferente—. Necesito descansar.

—Entiendo cariño, supongo que estarás confundida por todo esto que esta pasando. Será difícil de comprender y adaptarse, pero prometo que te ayudaremos con esto—dijo mamá con suma cautela, mientras no dejaba de mirarla con suspicacia —. Será un largo proceso en el que nosotras estaremos contigo.

—Okey—dijo sin mostrar ningún interés en lo que había dicho mamá.

—Ven, te muestro tú nueva habitación— mamá la tomo de la mano y la condujo hasta la escalera. Ya solos, mire a Jorge quién me miraba confundido.

—¿Se supone que era igual a ti?—pregunto tratando de recapitular tal vez todo en su cabeza—. O me estoy volviendo loco o en realidad era idéntica a ti.

—Lo es.

—¿Puedo saber de quién se trata?—preguntó—. ¿Tienes una gemela?

—Morocha—  respondí.

—Pero... son idénticas—dijo con sorpresa—. No sé que fue todo eso, pero en serio no lograba entenderlo. Incluso creí que estaba viendo doble.

—Somos hermanas, tenemos que parecernos ¿no?

—Tienes razón, soy un tonto—dice riendo —. No sabia que tenias una hermana. Pensé que eras hija única — se sentó en uno de los sillones.

—No nos terminamos de conocer aun—me senté a su derecha—. Supongo que aun habrán muchas cosas que yo no se de ti, ni tú de mi.

—Y si te soy sincero yo estaría muy dispuesto a conocer mucho más de ti—sonrío de medio lado—. No sé que tan dispuesto estés tú en conocerme un poco más.

—Si sabes hay alguien, ¿no?

—Lo sé— me miró—, pero también se que puedo intentarlo, todo está en ti.

—Cariño tu padre llamo— mamá apareció de la nada—. ¡Está muy feliz con que Camila este de vuelta!

—¿Ah si? ¿Qué te dijo?— la miré.

—Me hablo de tú viaje—sonrío—. Aunque dijo que saldría mañana a primera hora para acá, porque hoy no consiguió ningún vuelo hasta Buenos Aires.

—¿Por?— fruncí el ceño.

—Viene a ver a tú hermana—se encogió de hombros.

—Está bien, comprendo.

—Bueno, supongo que yo ya debería irme— dijo Jorge poniéndose de pie.

—¿Por qué no te quedas a cenar?—pregunto mamá de repente.

—¿Qué?— pregunto.

—Te estoy invitando a comer con nosotras—sonrío.

—¡Oh! Muchas gracias, pero no quiero incomodar.

—¡No incomodas!—sonreí—. Quédate.

----

Jorge está en todos lados xd


Amor Oculto,  Mattina SLWhere stories live. Discover now