“¿Últimas palabras?” Preguntó con una risa. Su dedo índice presionaba el gatillo. Sólo tenía unos segundos mas, unas palabras mas.

Cerré los ojos y dije lo único de lo que estaba realmente segura:

“Te quiero, Justin”

Y la bala atravesó el aire.

Me desperté sobresaltada. Miré a mi alrededor intentando calmarme. Estaba en mi cama. En casa. Era domingo por la mañana, acababa de amanecer. Respiré un par de veces intentado tranquilizarme, pero no iba a quitarme esta sensación con tanta facilidad. Había sido un sueño horrible, una pesadilla. Todavía tenía en mi cabeza la imagen de Justin disparando. Dura, fría, sin sentimiento. Cerré los ojos. Nada había sido real. Nada. Todo ha sido producto de mi imaginación.

Volví a tumbarme en la cama cuando noté algo al lado de mi cabeza. Un pequeño papel sobresalía por debajo de la almohada. Lo cogí y vi que era su letra.

_____, he tenido que irme, problemas con Ryan.

Te llamaré mas tarde.

Te quiero, Justin.

Hice una bola con el papel y lo tiré lejos. Resoplé. Él no estaba aquí. Y bueno, tampoco me sorprendía. Durante estas semanas nuestros encuentros habían sido contados. Siempre tenía asuntos que resolver. Con Ryan, con el colegio, con lo que fuera. Siempre acababa sola en algún momento o me dejaba plantada. Pero a pesar de eso, no cambiaba por nada los segundos que pasábamos juntos.

Danna había sacado sus propias conclusiones de esas excusas. Lo acataba todo a drogas, alcohol, las peleas. Incluso a que me ponía los cuernos. Pero yo seguía sin poder creer o plantearme cualquiera de esas posibilidades. Confiaba en él. A pesar de que podía notar que sólo eran excusas y mentiras, confiaba en que fuera lo que fuera que realmente pasara, acabaría por decírmelo.

Quité esos pensamientos de mi mente y salí de la cama para dirigirme al baño. Necesitaba una buena ducha. Tenía que despejarme de todo, del sueño, de la nota.

Esta tarde había quedado con Danna para ir a recoger el regalo de Justin. Dentro de poco llegaría su cumpleaños y Ryan y yo habíamos planeado celebrar una fiesta en su apartamento. Iba a cumplir ya 20 años y debíamos de celebrarlo a lo grande. Por eso había decidido una serie de regalos para él y hoy tenía que ir a recogerlos. Su cumpleaños era el sábado que viene y teníamos que tener todo preparado. Y eso significaba traer a su familia sin que se enterara. Y que casi no pasara tiempo conmigo hacía que fuera mas fácil. Pero me llenaba de dudas.

Me vesti con unos pantalones negros rajados y un jersey blanco que me quedaba una talla mas grande. Me supe mis vans negras y ya estaba lista. Danna no tardaría mas de diez minutos en llegar. Tenía que llamar a Ryan. Tenía que hablar con Justin. La nota de esta mañana no me daba muy buena espina, y la pesadilla no había ayudado mucho. Ahora mismo necesitaba un abrazo suyo y él no estaba por aquí para darmelo.

Cogí mi móvil y marqué. Al tercer tono respondieron al otro lado.

“¿Eres tonto o no sabes que hora es?” Dijo Ryan con una voz somnolienta. Acababa de despertarse. Miré el reloj. Las 11 am.

“Ryan, son las once de la mañana.” Dije con una carcajada.

“Shhhhhhhh, la mañana está para dormir.” Comentó cansado.

“Lo que tu digas, ¿está Justin contigo?” Pregunté cambiando de tema.

“¿Justin? No veo a ese intento de negro desde ayer por la mañana, ¿por qué?” Bostezó.

“Por nada, me dijo que estaba contigo, no importa...”

Eso pareció despertarlo porque su voz cambió de tono. Ahora parecía mas serio y preocupado.

“_____, sabes que esté donde esté está bien, ¿no?”

“Sí, lo sé, es solo qué...” Lamí mis labios y tragué saliva. “Acabo de confirmar que de verdad me miente.”

“No creo que sea eso, _____”

“Entonces, ¿qué?” Pregunté levantando un poco la voz. “¿Sabes algo que yo no sepa, Ryan?”

“No, no sé por qué mierdas te ha dicho que estaba conmigo, pero no lo sé. Intentaré saberlo si eso te hace sentir mejor.”

“Olvidalo.” Dije sin fuerzas. No quería meter a Ryan en todo esto, era su mejor amigo. “Ya hablamos, hasta luego.”

“Hasta luego.”

La llamado dio el aviso de que había finalizado.

Ryan:

En cuanto hube terminado la llamada con _____, llamé a Justin. No podía seguir haciendo esto. Al final ella se enteraría de la peor manera posible y también me estaba obligando a mí a mentirla.

En la primera llamada saltó su contestador.

“Mierda, tío. Cógelo.”

Volví a marcar con rapidez. Pero la llamada volvió a desviarse hacia el contestador. Esto no podía estar pasando. Decidí dejarle un mensaje. Todo esto acabaría mal. Estaba haciendo las cosas mal y debía de terminar antes de que fuera aún mas peligroso.

Para: Justin

Tío, tienes que venir.

____ ha llamado preguntando por ti. Ten los huevos de decirle la verdad.

Esto no va a salir bien.

Dejé el teléfono sobre la mesilla. Me estaba empezando a poner en medio de todo esto con las escusas que le daba. _____ corría mas peligro sin saber todo esto que sabiéndolo. Pero Justin seguía enfrascado en que así la protegía. En que así Tony no le haría daño. Pero esto solo haría que Justin fuera el que le haría daño. Eso era lo que Tony quería. Que ella sufriera por él, y así tenerle bajo su control total. Que se convirtiera en uno de sus secuaces. Que fuera suyo para así destruirlo.

Bip, bip.

De: Justin

Ya nada puede salir bien.

Esclavos de la noche.Where stories live. Discover now