“Siéntate donde quieras. No hables. Haz deberes. Es muy simple” dijo mientras sus ojos seguían en el libro.

Asentí y me di la vuelta buscando un sitio. Y allí estaba, mirándome con una ceja levantada en tono vacilante. Ag, ¿es que no me iba a librar de él nunca? Me senté en la otra punta de clase, lo más lejos posible. Sólo había 5 personas mas a parte de mí, cada una sentada lo más alejada posible de las demás. Dejé la mochila junto a mí y saqué el libro de química dispuesta hacer mis ejercicios, por difíciles que fueran me ayudarían a pasar del imbécil y olvidarme de su presencia.

Comencé haciendo la formulación. Maldita sea, ¿cómo era el sulfito de amonio? Intenté concentrarme mas, pero entonces la mesa de mi lado se movió, junto a la silla. Levanté la mirada y ahí le tenia, con esos ojos miel que me encantaban y sus sonrisa de niño bueno que lo escondía todo. Parece que te gusta, ___. Ni loca. Pero, mirale ¿a quién no le gustaría? A mi. Iba con una camiseta de cuello en V roja, con unos vaqueros negros caídos y Supras negras. Dios, ¿por qué tiene que saber vestir tan bien? Ag.

Se acercó a mi cuando le miré. “Hola, gatita.” Su estúpido mote de nuevo. “Aún espero tu disculpa por el numerito de ayer.”

“¿Qué numerito? ¿El de los espaguetis en tu cabeza? Eso era porque te lo merecías.” susurré enfadada lo bastante bajo para que solo me escuchara él volviendo mi vista a mi libro de química.

Él negó con la cabeza divertido. “Sabes, me gusta cuando sacas las garras, pero no fue divertido.”

“Lástima que no tengas un buen sentido del humor” Soltó una carcajada cuando hablé.

“He oído que vas a venir a verme pelear, que bonito.” Sonrió de nuevo apoyando sus brazos en su mesa mirándome. Nunca apartaba la mirada de mi.

“Sí, solo para ver como te dan una paliza” me encogí de hombros y le miré. “Por nada más, no te emociones.”

“Auch, eso ha dolido.” Dijo poniendo una mano sobre su pecho, en su corazón con una cara de dolor a la vez. “Admite de una vez que te tengo loca.”

“Mira Justin, tu-”

“¡Shhh! Señorita Sanders, si vuelvo a escucharla, su castigo se alargará una semana, ¿ha entendido?” Grace levantó la mirada hacia mí. Seguía igual de seria que antes y sus brazos no se apartaban del libro.

Asentí temblorosa. “Si, si, señora...” Agaché mi cabeza ruborizada y cuando vi que no me miraba le solté un manotazo en el hombro a Justin.

“Vas hacer que me castiguen de nuevo.” Susurré con el ceño fruncido. Él solo sonreía igual de divertido que antes.

“Al menos estaremos castigados juntos.” Me guiñó un ojo y rió bajito cuando puse cara de asco ante su gesto. “¿Por qué estas castigada de todos modos?”

“Llegué tarde, ¿y tú?” comenté mientras escribía las soluciones que iba sabiendo, no quería volver a mirarle.

“Me tiré a Katy en el baño.” Pegué un bote en la silla de la sorpresa. Me esperaba cualquier cosa, fumar, pegar o vacilar a algún chaval. Incluso a un profesor. Pero eso... Le miré y vi como echaba su cabeza hacia un lado mirando a una rubia. Una de sus rubias plásticas y la saludaba con un gesto con los dos dedos. La chica nos miraba un tanto seria, pero cuando Justin la saludó ella ser ruborizó totalmente y su expresión cambió, devolviendole el saludo.

“Eres repulsivo” solté sin querer.

Se giró y se encogió de hombros. “Ella quería, yo quería, ¿donde está el problema?”

“Estamos en un colegio” gruñí. “Ya sabes, alumnos, libros, profesores. Esas cosas.”

“Tiene un culazo que flipas, nena.” Luego me miró de arriba a bajo. “Bueno, el tuyo está muchisimo mejor, he de admitirlo.”

“Agh...” Sacudí la cabeza lo que le provocó otra carcajada.

La sirena sonó en ese instante. Por fin. Guardé mis cosas a la máxima velocidad posible. No quería estar mas a su lado. Me puse de pie y colgué mi mochila en mi hombro dispuesta a salir cuando una mano rodeó mi muñeca dandome una descarga electrica que no había sentido nunca. ¿Qué diablos...?

“Espero verte el Viernes, gatita.” Sonrió de lado y me adelantó saliendo por la puerta como si nada.

Me quedé en el sitio. ¿Qué había sido esa maldita sensación? ¿Había sido solo yo? Miré el punto donde me había tocado. Esa electricidad... A parte mis pensamientos y salí de la clase, detrás de Katy la barbie que se paró en seco cuando salí con ella.

“Pero, ¿que...? No te pares así”

Se giró quedando delante de mi. No fui capaz de detectar su expresión pero contenta no estaba.

“No te acerques a Justin, ¿queda claro? Es mio.”

Como si yo lo quisiera para algo. “Todo tuyo, muñeca” la miré encogiéndome de hombros. ¿De que iba esta? “No me interesa.”

“Creo que es al contrario, cariño.” Se acercó más, mi espacio vital estaba siendo invadido. Demasiado.

“¿Perdona?” Fruncí mi ceño.

“¿Quién se fijaría en alguien como tú?” Agarró mi pelo rizando la punta sobre sus dedos. “Eres una simple niña estúpida, y además, mirate. No vales nada.” Me eché hacia atrás haciendo que soltara mi pelo y esto hizo que soltara una carcajada. “No te acerques, espero no tener que repetírtelo.” Dijo en tono cortante y se fue con sus aires de diva sin dejarme tiempo a responder. Como odiaba que me dejaran así. ¿Por qué no respondí antes? Y lo peor de todo, ¿qué se cree que quiero con Justin?

La miré alejarse. Esta situación no me gustaba.

“Puta” susurré.

Esclavos de la noche.Where stories live. Discover now